Cuando el trabajo hace mal tercio
Una relación de pareja, de meses o años, puede verse afectada por el trabajo, cuando demanda mucho tiempo o por el estrés que éste puede causar en los cónyuges. Para redimir la relación, ambos deben reconocer el problema y desear la solución. VANNIE ARROCHA
Nate (Adrian Grenier) está de cumpleaños y Andrea (Anne Hathaway) no llega a la fiesta que le organizaron sus amigos, porque su jefa le informa de que debe acompañarla a una reunión social. Esa noche la relación de Nate y Andrea sufre otra fractura (las que han sido continuas desde que ella consiguió trabajo como asistente de la editora de una revista de moda muy famosa) en El diablo viste a la moda. Parte del argumento de esta película se basa en reflejar cómo un rol de trabajo puede hacer flaquear o incluso acabar con una relación sentimental.
Aunque se dice que los filmes no son más que un esfuerzo por convertir la mentira en algo que parezca real, en algunas ocasiones logran retratar bastante bien la realidad y el momento que atraviesa una sociedad.
Panamá no escapó a la globalización, por lo que los panameños han tenido que esforzarse en mantenerse vigentes y competitivos en un plano internacional, pero para lograrlo han tenido que compartir en las mismas 24 horas del día: trabajo, estudio y las responsabilidades del hogar.
Realidad panameña
Arlene y Emigdio viven en el área de Panamá Oeste. Arlene es inspectora de proyectos de construcción y opina que su profesión y, por ende, rol de trabajo, está afectando su relación en algunos aspectos.
‘Cuando llego a casa, trato de poner mi mente en blanco para dedicarle ese tiempo a mi esposo. Antes me llevaba el trabajo a casa para adelantar y mi esposo se molestaba, ahora lo que hago es que cuando debo llevar algo para terminarlo en casa, sólo lo trabajo hasta que él llegue’.
La intimidad de la pareja también se ha visto afectada, porque Arlene está constantemente agotada, ya que trabaja de lunes a sábado: se despierta a las 4:00 a. m. para estar antes de las 7:00 en sus labores y su jornada acaba, por lo general, a las 5:00 p. m. y su regreso a casa es entre las 7:00 y 7:30 p. m. ‘Ahora mismo él piensa que no me gusta y no es eso, sino que estoy cansada. Se lo he aclarado, lo hemos hablado, pero está pasando tantas veces que piensa que le estoy mintiendo’, dice.
Los trabajos de esta pareja son diferentes; mientras ella está en el campo, él trabaja en oficina y tiene un horario de 10:00 a. m. a 7:00 p. m.
Con respecto a las responsabilidades en el hogar, Arlene señala que le molesta sentir que tiene que llevar las riendas de todo. ‘Yo sé que el hombre, por lo general, es bastante olvidadizo, pero tengo que estar como su mamá anotándole papelitos para que haga las cosas, a lo que él reacciona molesto, porque lo estoy mandando’.
Casos más comunes
La psicóloga clínica María Claudia Uribe Noli, con una subespecialización en terapia de pareja, dice que lo más común es que se den ‘desacuerdos sobre la percepción que se tiene del rol del trabajo en la relación de pareja y del rol de cada uno dentro de la relación de pareja en conjunto’. Porque el matrimonio o una unión estable es una empresa en conjunto, que ambas partes deben echar a andar, asevera Uribe.
Según esta psicóloga, debe hacerse como un acuerdo pre matrimonial (ella aclara que no es necesario un papel per se, pero sí tratar de conocer cada uno qué espera del otro), y decidir con antelación la repartición de las responsabilidades del hogar y acordar el fin que persigue la pareja y cómo entran las metas personales en esta empresa, sin obstaculizarla.
Mas las parejas casi siempre se unen o llegan al matrimonio y la decisión de la función de cada cónyuge la van hablando sobre la marcha, expresa Uribe. Y agrega que es en ese proceso donde pueden surgir los problemas, pues al no tener claro el papel que va a desempeñar cada uno de sus miembros, comienzan las diferencias.
¿Cuáles son los problemas más frecuentes? La falta de tiempo. Por ejemplo, el caso de Arlene es una muestra de cuando el trabajo absorbe tanto a uno de los cónyuges que le resta tiempo a su vida matrimonial. ‘Vivimos en una sociedad en que cada vez las empresas exigen más de sus empleados y esperan que sus colaboradores le den alma, vida y corazón a la empresa’, expresa la psicóloga.
El llevarse el trabajo a casa, recibir constantemente llamadas de la oficina, viajar con frecuencia por trabajo, son situaciones que definitivamente le roban tiempo y calidad de vida familiar a la pareja, observa la especialista. Si es una mujer la que está en esta situación, entonces se sentirá recargada, porque ‘tiene que trabajar fuera y dentro de la casa’, apunta Uribe.
‘Las labores profesionales como las responsabilidades del hogar te pueden generar estrés y como la persona no puede reventar contra el sistema ni contra la sociedad, lo que hace es explotar con su pareja y visualizar todo lo que esta hace mal o no hace para ayudarle con su carga’, explica.
El dinero también ocasiona conflictos, porque significa ‘poder’. Uribe señala que esta situación se percibe más en la clase media hacia arriba, incluso más si es la mujer quien devenga mayor salario, porque se altera la tradición de que sea el hombre el proveedor.
Los turnos rotativos e incluso las distancias, sumados a los tranques vehiculares, también los cita la psicóloga clínica como hechos que pueden influir negativamente, pues ‘las personas deben salir hasta dos horas antes de su casa para llegar a tiempo a su lugar de trabajo e igual tiempo les toma retornar. Tiempo que dejan de compartir con su pareja y familia’.
Qué hacer
Durante dos semanas, en Ellasvirtual aparecía un sondeo que preguntaba: ¿Considera que su trabajo afecta su relación de pareja? De los 185 lectores que emitieron su opinión, 127 contestaron sí; 52, no; y seis contestaron ‘no sabe’. Dándole seguimiento a la primera pregunta, la segunda decía: ‘Si la respuesta es afirmativa, ¿qué le afecta más? Estrés, sobretiempo, cansancio u otros’. 50 lectores indicaron el estrés; 55 lectores, el cansancio; 39 lectores, sobretiempo; y 41 contestaron que eran otros motivos.
¿Qué deben hacer las personas que saben que están teniendo una afección en su vida marital? ‘En Panamá no hay una cultura de buscar ayuda a nivel psicológico, generalmente la gente viene a buscar ayuda para el problema que sea, cuando ya hay una crisis’, informa María Claudia Uribe.
Ella aclara que el momento indicado para reforzar la relación, mediante la terapia de pareja, es cuando ‘les está costando manejar las tareas dentro de una etapa del matrimonio -como la llegada de los hijos- o cuando los recursos utilizados -como el diálogo- ahora no funcionan, y aunque se converse sobre ello, los resentimientos vuelven y salen repetitivamente’.
Señala Uribe que para que haya una solución depende de la capacidad de la pareja en aceptar qué dan y qué no ofrecen a su relación, y no quedarse siempre en señalar con el dedo los errores del cónyuge. Es decir, debe haber una disponibilidad de ambos por querer mejorar la relación y aceptar cada uno lo que debe cambiar. La psicóloga reconoce que el proceso no es fácil.
Ayuda espiritual
Entre las personas que se reúnen para escuchar la misa cada jueves en el Templo de la Divina Misericordia, se encuentran varias parejas que luego se juntan a rezar el rosario, a compartir lecturas y a buscar apoyo espiritual en las otras parejas con más experiencia en sobrellevar y superar los conflictos que pueden darse en una relación. George Brower, coordinador del grupo Ejército de Matrimonios Moisés y Séfora, cuenta que allí llegan parejas con serios problemas, como fue su caso. ‘Cuando vine aquí ya tenía la maleta lista, porque pensaba divorciarme’, dice. Sin embargo, la ayuda que no encontró en terapias de pareja, dicen tanto él como su esposa, Gloria, la encontraron en Jesús. Ahora ellos dirigen este grupo al que pertenecen también Richard y Elizabeth Kent.
Elizabeth ahora es psicóloga y se ríe mientras cuenta que sufrió de celotipia, porque el trabajo de su esposo demanda que pase fuera de casa entre una y dos semanas, porque es piloto de aviones transportadores de courier. ‘Yo lo llamaba a cada rato y si por algún motivo no me contestaba, yo me enojaba y lo insultaba en la primera oportunidad’, cuenta. Pero dice que rectificó, porque se dio cuenta de que su actitud estaba marchitando el amor que existía entre ella y su cónyuge.
Richard recibió una invitación para el primer congreso de este grupo de parejas hace cuatro años y llevó a Elizabeth consigo; en ese tiempo transcurrido ellos afirman que su historia ha cambiado notablemente. No estaban casados, ahora sí, y cuentan que han aprendido a afrontar los problemas, a tolerarse más. Por ejemplo, ‘cuando Richard se exalta por algún motivo fuera del hogar, me pongo a rezar y le doy espacio. Además, ya no lo llamo cuando está de viaje, a menos que sea por algo necesario’, dice Elizabeth. Mientras que Richard opina que quien les iluminó su matrimonio fue ‘Cristo, la sangre de Cristo tiene poder’.
Según la psicóloga clínica Uribe, también es válido que las parejas se aferren a su creencia y que ésta las vuelva a unir y se evite la separación.
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