Vida de edificio
Por supuesto soy una ‘Bruja del Edificio’ (Por la sombrita, 20 de abril) y serlo me ha traído inconvenientes como tener que asistir mensualmente a la reunión de la Junta Directiva, involucrarme en problemas de ingeniería como corrección de humedades, tratamiento de agua en la piscina, cobranzas, contabilidad, etc. Pero también me ha traído la satisfacción de que el edificio esté sano y funcione.
Justamente esta mañana, la ministra Balbina Herrera en una entrevista en KW Continente anotaba ciertos puntos: Se hace necesario un cambio de actitud para vivir en comunidad, eliminar la conducta de ‘no me importa’, eliminar malos hábitos e irrespeto a los vecinos y a los adultos mayores.
Ojalá el Ministerio de Vivienda haga una campaña de educación (así lo hizo el Gobierno mexicano) a nivel nacional para que todos tomemos conciencia de que vivir en un edificio representa una serie de obligaciones y privilegios.
Muchas gracias por este artículo.
María de Díaz
Querida Roxana:
Estuvo a medias su PS sobre el artículo ‘La Bruja del Edificio’ cuando dice que se solidariza a medias porque no se puede estar cien por ciento de acuerdo con los demás. Sin embargo, creo que los que deben irse a vivir a una finca de 10 hectáreas y poner la casa en el centro son los cochinos, irresponsables, borrachines, morosos, etc. Así seríamos todos felices. Por este tipo de personas tan irresponsables es que este Panamá tan bello jamás echara pa'lante. Yo sí me solidarizo 100% con la bruja.
De otra semi-bruja (porque quisiera ser bruja total, pero no me atrevo por las represalias que vendrían).
VMéndez
Estimada periodista Muñoz:
¡Felicito a La Bruja del Edificio! Gracias a ella, señora periodista, es que el valor de su propiedad no se ha ido aún por al caño. Como corredor de bienes y raíces le puedo garantizar que nadie quiere ocupar, alquilar o comprar una propiedad donde los vecinos se comportan como en una barraca. Precisamente es gracias a ‘la bruja’, que muchos otros no han caído en el completo estado de anarquía en el que usted pareciera (a medias) sentirse tan cómoda.
A diferencia de usted, tengo la bendición de vivir en los P. H. Carrasquilla, dos complejos de cuatro torres con 20 unidades cada una, donde tenemos ocho años con la misma junta directiva y 10 con el mismo administrador, quien hace cumplir un documento que garantiza la convivencia armónica. A la primera falta, el administrador hace un llamado de atención, a la segunda te la manda por escrito, y a la tercera te conduce ante la autoridad, cosa que con un poquito de sentido común, se evita.
Obviamente, nosotros no necesitamos una ‘bruja’, porque todos somos responsables de nuestra conducta y la de nuestras visitas. Los ‘roces’ son muy pocos.
Educar y orientar, estimada periodista, debe ser su norte; es una lástima que se pierda la gloriosa oportunidad de hacer docencia en un medio tan respetable convalidando esas conductas impropias.
Aceptar (a medias) que el respeto al derecho ajeno y que las normas de convivencia sean ‘algo opcional’ en un falso sentido de la tolerancia, la hace una conformista e igual a ellos.
P. D. Por el bien del vecindario, usted y a quienes les incomoda que se defiendan las reglas deberían mudarse a uno de los varios multifamiliares que el Estado pone a su disposición. Allá empezaron como en su edificio, con cositas como libar licor en áreas comunes y hacer escándalos hasta el amanecer. Ahora ya no son prioridades de las cuales hay que preocuparse.
Ezequiel García
Sobre educación sexual
Mis sinceros respetos, excelente el artículo de ‘Lo que no se habla’ (Mujer al día, 20 de abril). Por este tipo de artículo cumplen con la función educativa que tienen como medio de comunicación.
Gracias,
D. Nieto
Me parece una muy buena decisión y no sólo lo referente a la sexualidad, sino también urbanidad, que los niños aprendan a no botar basura en las calles, inculcarles el beneficio de no talar árboles, sino sembrar, y también a saber tratar al turista que viene al país con buenos propósitos.
N. Lee
A Julieta
No sé si alegrarme o romper a llorar. Su artículo ‘A pesar del ruido’ (20 de abril) me ha hecho despertar de lo ruidosa que es Panamá y todos sus sitios de esparcimiento. Nadie en esta ciudad se detiene a ver los árboles y menos a oír el precioso cantar de un chuio o de las calandrias o los sangre de toro, tan vistosos como alegres. Por suerte todavía en San Francisco existen anormales que disfrutamos con el cantar en la ventana del cuarto de cuanto alado se aparezca.
Tengo la dicha además de tener mi patio lleno de árboles y arbustos de cuanta fruta hay para que lleguen en bandadas. Tengo mucho tiempo que no oigo pasar, a golpe de 7:00 u 8:00 de la noche, a guichichis con su característico canto, ¿será que les están tumbando todos los benditos árboles en la ciudad, o será que ya han sido eliminados por cuanto cazador improvisado posee la ciudad? Sin embargo, usted hace muy bien en destacar ese ruido mil veces deseado por los amantes de la vida, en contraposición a los que nos está dejando el bendito ‘progreso’ Se debe rescatar todos los árboles que han derribado todos los proyectos de vivienda que se construyen y se construirán en esta ciudad.
Tono
Mamás en apuros
Genial el artículo del viernes 20 de abril (‘A la moda con disfraces’). Me causó tanta gracia, excelente lectura para el tranque de la mañana, muchas gracias, de verdad me hicieron pasar un momento muy agradable. Saludos,
Simón Salamina Cisneros
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