Publicado el viernes 29 de diciembre de 2006 - Edici�n No. 876 | Inicio | | Foros | Favoritos | Buzón | ? |
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EL PERSONAJE
GILBERTO GUARDIA
Como un libro de historia

Desde la ventana de su apartamento, Gilberto Guardia observa el tránsito de los barcos. El Canal con sus aristas no ha dejado de ser asunto de interés para el que fue el primer administrador panameño del Canal. Asimismo, le preocupa la corrupción y dicotomía que corroe el país.

VANNIE ARROCHA

El referéndum sobre la ampliación del Canal estuvo entre los principales asuntos de la agenda pública del país en 2006, por eso, a principios del año, Ellas les llevó una entrevista con Alberto Alemán Zubieta, actual administrador de la Autoridad del Canal de Panamá (ACP). Por el mismo motivo, no podíamos terminar el año sin escuchar al hombre que precedió a Alemán, la primera voz panameña al mando de la antigua Comisión del Canal de Panamá: la de Gilberto Guardia Fábrega.

> Detalles

Con esa voz grave y algo ronca, Guardia Fábrega nos dio la bienvenida y guió hacia la sala de su penthouse. Vestía una camisilla blanca con sus iniciales -GGF- bordadas en el bolsillo, pantalones negros y zapatos negros Salvatore Ferragamo.

La entrevista se hizo al pie de un ventanal, desde donde se puede otear el agua impura de la bahía de Panamá, la hilera de edificios de la Avenida Balboa y, a la distancia, el cerro Ancón que ondea orgulloso la bandera tricolor; pero lo más importante para su inquilino es que desde allí puede ver el transitar de los barcos que cruzan el Canal.

La conversación se mantuvo por dos horas y 40 minutos; las historias de Guardia Fábrega donde recuenta su vida de muchacho, luego de hombre empresario, hasta de cómo le llegó la oportunidad de ser el primer administrador panameño del Canal, y la visión de cómo quiere ver a su país, no se podían lograr en menos tiempo.

> El muchacho enamorado

Para intentar conocer a Gilberto Guardia hay que escuchar sus cuentos de joven. Nació el 13 de febrero de 1930; sus padres lo enviaron a Nicaragua a hacer su segundo ciclo en un colegio jesuita, pues, ‘en ese tiempo, no existía el Colegio Javier aquí en Panamá’, de allí lo enviaron a Estados Unidos a hacer sus estudios superiores. A pesar de sus cortas estancias vacacionales en el país, durante su época de estudiante, conoció a Teresita García de Paredes y se dio cuenta de que esa joven ‘era algo especial, más que una amistad’.

Guardia confiesa que fue un noviazgo que empezó a muy temprana edad, especifica que se hicieron novios tres años antes de su graduación, pero ‘la relación marchaba un poco lenta por cuenta de los padres de Teresita’, expresa con serenidad.

Se casó en 1950, es decir, a los 20 años, al principio de su último semestre en la carrera de ingeniería, por lo que la pareja de recién casados se fue a Estados Unidos. Al obtener su diploma como Ingeniero Civil con una especialidad en Diseño Estructural de Obras de la Universidad de Santa Clara, California, Estados Unidos, la pareja regresó a Panamá.

‘Mi esposa y yo somos novios desde hace muchos años’, dice cariñosamente. Este mes, Teresita García de Paredes de Guardia y Gilberto Guardia Fábrega cumplieron 56 años de matrimonio; los frutos son tres hijos (Teresita Guardia de Fábrega, Gilberto José Guardia y Juan Ignacio Guardia), nueve nietos y seis bisnietos. Para Guardia, la familia es un tema importante. La sala está repleta de cuadros y álbumes con fotos de los integrantes de la familia. Los jueves tiende a salir de la ciudad e irse junto a su esposa a descansar. Pero cada lunes en su apartamento hay una cena a las 7:30 p. m. , donde se reúne toda la familia o gran parte de ella.

> Carreras de empresario

Cuando Guardia Fábrega recuenta cómo inició su vida de empresario suelta una risotada que suena a ‘¡Cielos, qué locura!’.

Luego de trabajar en períodos cortos para el Ministerio de Obras Públicas y para el Departamento de Ingeniería y Construcción de la Comisión del Canal de Panamá (1951-1952), Guardia quedó desempleado, al igual que cinco de sus compañeros de nacionalidad panameña. Guardia era un muchacho de 23 años, de poca experiencia laboral y ya tenía la responsabilidad de un hogar.

Sus principales amistades siempre han sido de mayor o de menor edad que él y siempre han estado vinculadas a trabajo y negocios. El primer ejemplo lo da con Rogelio Díaz, hombre que le aventaja en edad y con quien se aventuró a entrar en el mundo empresarial. ‘Él era profesor en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Panamá, estaba interesado en lo que estaba haciendo, pero quería tener más tiempo para abrirse camino; también, sabía que me había quedado sin trabajo y que sólo hacia diseños estructurales para dos firmas de arquitectos y para él. Así que me propuso que nos uniéramos’. A Guardia se le escapa una pequeña carcajada de felicidad y dice ‘fundamos la Compañía Rogelio Díaz y Gilberto Guardia, S. A. , Arquitectos e Ingenieros, la que luego se convirtió en Díaz y Guardia S. A. ’. De 1952 a 1975 (el año cumbre de la compañía) habían transcurrido 22 años de duro trabajo, que demandaban ‘por lo menos 10 horas diarias’ de Guardia. Según él, aquella empresa que fundaron de cero, entre los años 1975 y 1980, fue la empresa de construcciones más grande de Panamá, información que dice mientras cierra los ojos momentáneamente.

En octubre de este año, la Asociación Panameña de Ejecutivos de Empresa (Apede) le otorgó a Gilberto Guardia la primera entrega de la medalla Vicente Pascal Barquero. Pascal antes de morir había empezado a gestionar un reconocimiento para Gilberto Guardia, pero jamás se lo mencionó. ‘La verdad me pegó de sorpresa, ese muchacho fue muy activo en la Cruzada Civilista y coincidimos en muchas actividades después’, recuerda Guardia la forma en que conoció a Pascal, un hombre que era bastante menor que él y con el que compartía una admiración recíproca. ‘La medalla ha sido como un recordatorio de nuestra amistad’, expresó.

Otra persona que ha compartido muchos años de amistad con Guardia ha sido Roberto Eisenmann. ‘Nosotros comenzamos a tener una relación hace muchos años, cuando me llamó para realizarle unos trabajos en Coronado. Después unimos nuestras compañías para otros proyectos, cuenta Guardia. Hemos hecho tantas cosas juntos que nos hemos convertido casi como en familia. En lo último que me pidió que lo acompañara fue en el proyecto Mi Banco, ahí estoy con él en la junta directiva’.

> Años difíciles

Dentro de las páginas que forman parte de la historia que le tocó vivir a Gilberto Guardia está el período de la dictadura. ‘Los bancos se cerraron, no había cómo pagarle a la gente. Nuestra empresa tuvo que reducir personal’. Sin embargo, con gran habilidad de comerciantes lograron que la empresa siguiera operando y pagando la planilla de sus empleados en efectivo, mediante una cadena de pagos que establecieron con otras empresas.

Según Guardia el clima se había vuelto intolerable, allí fue donde se vinculó a la Cruzada Civilista. ‘Ya no iba ni a trabajar por estar metido en la cruzada tratando de buscarle solución a este caos’. El empresario cree que han sido muy pocos los países que han enfrentado una situación como la que vivió Panamá, donde los bancos cierren y congelen el dinero. Señala que su empresa se vio afectada por la dictadura, pero que a él nunca le pasó nada.

Por pertenecer a esta cruzada fue que le llegó la oportunidad de ejercer como primer administrador ‘panameño’ de la entonces llamada Comisión del Canal de Panamá.

>El primero en el Canal

Si usted quiere hablar largo y tendido con Gilberto Guardia, saque a colación cualquier tema del Canal. Él llevó las riendas de esta obra de ingeniería por cinco años (septiembre de 1990 a septiembre de 1996) y, a pesar de los años transcurridos, no se ha podido desvincular de este tema ni tampoco se lo han permitido; su opinión acerca del megaproyecto de la ampliación del Canal fue continuamente buscada por los medios de comunicación locales durante los meses anteriores al referéndum del pasado 22 de octubre.

Volviendo a la época de la Cruzada Civilista, en 1989, antes de celebradas las elecciones, señala Gilberto Guardia que EU le envió a cada partido político que estaba corriendo para dichas elecciones una carta preguntándoles que si de ganar a quién sugerirían para ocupar el puesto de primer administrador. Allí fue donde los dirigentes de la alianza opositora, Guillermo Endara, Billy Ford y Ricardo Arias Calderón, le propusieron a él este encargo, el cual aceptó, con mucha duda de que llegara a hacerse realidad porque el tiempo que coloreaba al país se mantenía en penumbra.

Pero ya todos sabemos el capítulo de la invasión; al año siguiente Guardia Fábrega fue aceptado por el Presidente y Senado estadounidenses como el nuevo administrador del Canal.

Algo que le preocupó a Guardia, en ese entonces, es que la vía acuática se convirtiera en otra institución del Gobierno. Mediante una interacción que ideó con los legisladores, se cercioró de poder lograr que el Canal siguiera trabajando independiente y a manera de dar ejemplo ‘cuando me incorporé al Canal, vendí mis acciones de mi compañía para que no se dijera que el administrador le daba las licitaciones a su propia compañía. Mis compañeros me compraron todas mis acciones y decidieron no licitar en el Canal’.

Por lo que cuenta Guardia, sus acciones siempre tenían en cuenta qué era lo mejor para esta gran obra de ingeniería. Cuando asumió el cargo de administrador tenía 60 años, cinco años después meditó que su edad era un punto en contra, entonces, interpuso su renuncia para que lo reemplazase un panameño más joven y, de esta manera, asegurarse de que este sería recibido por un panameño con experiencia en el mando del Canal bajo la administración estadounidense y juventud para dirigir los retos que llegarían.

A Guardia se le pidió dar referencias, ‘yo propuse a dos ingenieros y de allí me desligué’. Uno de los dos nombres que dio Guardia al gobierno de Estados Unidos fue el de Alberto Alemán, ‘era un ingeniero a quien conocía, porque estaba en un ramo diferente al mío, entonces, nos hacíamos servicios profesionales entre nuestras empresas’.

> La dicotomía de Panamá

Para el primer administrador panameño del Canal fue una sorpresa que tanta gente se abstuviera de votar en el referéndum, pero comprende este hecho observando varias perspectivas: ‘fue triste ver cómo a medida que se acercaba el referéndum la polémica iba tomando otro rumbo, abarcando otros temas que no tenían nada que ver con el proyecto de la ampliación del Canal; por otra lado, hay una parte de la población muy frustrada, que piensa que el Gobierno todo lo mal administra o todo se lo roba y no pensaba en el beneficio de la ampliación para el país, porque hay un tema subyacente en estos panameños que es una interrogante ¿van a tratar este megaproyecto como me tratan a mí?’.

Él considera que hay una gran parte de la población que no tiene confianza en su sistema político y gubernamental. ‘En Panamá, cada vez que llega una nueva administración tiene en mente 'cuántos puestos de estos les puede tocar a mi gente'. Y el sector marginado no tiene cómo saltarse esta incertidumbre que no le permite hacer una carrera ni pensar que con base a sus mejoras como trabajador que haya hecho en cinco o 10 años es que puede seguir contando con su puesto. ¡No es así, su trabajo depende del partido en que esté inscrito y aquí todo el mundo ve eso normal!’, señala Guardia. ‘Estamos asesinando a nuestro país con la corrupción que hay en la clase política’, enfatiza.

‘Panamá son dos países –a unos le brinda oportunidades y a otros no- y tenemos que hacer algo rápido para que eso se solucione’, expresa Guardia, quien describe a este país como una ‘bendición’. ‘Somos un país chiquito’, el ingeniero cuenta esta característica como beneficiosa para hacer cambios a favor de Panamá y de una mejor distribución de las riquezas.

A pesar de todo y rumbo a sus 77 años, ‘nunca imaginaría vivir en otro lugar que no sea Panamá’, dice Gilberto Guardia Fábrega.


 
 
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