Publicado el viernes 10 de noviembre de 2006 - Edici�n No. 871 | Inicio | | Foros | Favoritos | Buzón | ? |
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EL PERSONAJE
El panameño. . .

Tres profesionales del entretenimiento, que se han dedicado a satirizar al panameño, describen las virtudes, defectos, gustos y mañas de quienes habitan esta tierra istmeña.

REDACCIÓN DE ELLAS

>El humor del panameño
Por Ubaldo Davis
Productor de televisión

Para describir el humor del panameño tenemos que estudiar primero la región, ya que los humores no son los mismos y dependen del lugar donde uno vive.

Como este es un tema de mucha reflexión, veamos algunos ejemplos, un africano tiene un humor fuertísimo por el calor castigador que hace en África, pero un europeo no necesariamente huele a rosas, porque en Europa hace frío; sin embargo, estos muchas veces están más prendíos que los africanos y de ahí el origen de su nombre ‘euro’ que viene siendo la región y ‘peo’ el humor, a diferencia de los africanos los europeos no sudan ya que de no bañarse sus poros están totalmente obstruidos, bueno, pero me acaban de recordar que tenía que escribir del humor humorístico del panameño, o sea que métanle delete a todo lo anterior y comenzamos nuevamente: ¿Qué cómo es el humor del panameño?. . .

Bueno, de todas maneras tendríamos que estudiar primero la región, parece mentira pero nuestro hábitat es la formación de todo nuestro comportamiento futuro, y digo esto porque al ser centroamericanos no tenemos el humor de nuestros vecinos del área, tal vez nos pareceríamos más a nuestros hermanos del sur -léase Colombia-, pero aun así los colombianos no tienen nuestro humor. . . ‘PANAMEÑO’.

Si tuviera que calificar nuestro humor diría que es más bien caribeño, un humor negro, salsoso, con toque picante y atrevido, así sería nuestro humor y aunque estemos ligados a Centroamérica, créanme que para nada compartimos el humor blanco de ellos, pues somos un país totalmente rumbero como República Dominicana, Puerto Rico, Cuba, Jamaica, lo que nos hace más salsosos, desprendidos y con una picardía única del Caribe.

Al panameño le fascina burlarse de los demás, pero no así que se burlen de él. El panameño quiere tirársela de juega vivo, pero cuando se la hacen a él se cabrea; el panameño es súper puntual llegando tarde, le encanta comer bien aunque solo lo hace los 15 y los 30 debido a las deudas acumuladas, los otros 28 días se atraganta de galleta de sal y ponche de frutas.

El panameño para nada es celoso, siempre y cuando la mujer esté en la casa bajo llave. Al panameño le encanta andar en carro de paquete, tener celular de última generación y vestirse a la moda, pero nadie sabe que el carro se lo están por quitar, el celular no tiene minutos, y en sus bolsillos sólo tiene dos palos. Habla de todos sus levantes como si fuera de un juego de béisbol: que si le tiró los perros en la discoteca, que si le metió un par de toques, para después terminar con un home run que le recorrió todas las bases y la ponchó, aunque la verdad haya sido que sólo abanicó y de a vaina bateó de foul. No es que el panameño sea mentiroso, sino que adorna un poco las anécdotas.

El panameño es capaz de brindar su corazón, siempre y cuando se lo cambien por una mejor presa como pechuga, muslo o encuentro. Su vida siempre está llena de grandes aspiraciones y, aunque se esté comiendo un cable, prefiere seguir desempleado, pero nunca jamás aceptar ningún trabajo que no sea de jefe.

El panameño siempre apuesta al ganador, ¿por qué crees que el suéter de Brasil lo lavó con añil después del Mundial? Algo que se debe tener bien presente es que el panameño no hace nada gratis: ¡Nunca!, así que mañana le mando una factura a La Prensa por escribir esta vaina.

>El gusto del panameño
Por Pedro Altamiranda
Autor, compositor e intérprete

Pretender que el panameño se caracteriza por su buen gusto, es lo mismo que tratar de hacerle cantar a mi perro 'Phantom' un tema de Jacques Brel. La base del mismo la componen un estilo ‘abuchisado’ con algo de aburguesamiento ‘yeyesiano’. Y es que fácilmente pone en la batidora un BMW al lado de una mala canción de Juanes y se queda tan tranquilo como mosca en espejo.

Y es que el pana ha hecho de la plantilla consuetudinaria su modus vivendi, y lo peor es que termina por creerse un man refinado.

La ‘guial’, su ‘guial’ o su woman o simplemente la man como también la lla-man no le va a la zaga. La moda para ella no tiene misterios y se la engancha así como quien dice sin preguntarle al espejo, como la bruja de Blancanieves, si le queda bien o mal. Ella va por fuera. De paso, como de costumbre anda en ‘bonchao’, pues hay que seguir a la que por una razón u otra se la denomina la ‘trend setter’ (dícese de la que te ‘setea’ el tren, es decir la ‘súper dúper’ del buen gusto y la ‘inn-soportable decididora’ oficial), y así la man pues cuelga en su sala un mal cuadro de un mal pintor local y cambia la sala por la nueva moda rattanesca con aires ‘indonésicos’, porque no se puede quedar atrás en la carrera por gastar lo que no tiene o pagar lo que no puede.

Ya para el pana y su consorte o su ‘mancita’ se acabaron los días felices del alquiler, ahora si no tiene el piso 26 de 300 y buff metros cuadrados del último condo, el Black Sea View (con un diseño que de paso arruina el poco o mal paisaje urbano que nos queda, pero que es un ‘postmodernocontemporáneo’ de acuerdo con el arquitecto), está viviendo los últimos días de Pompeya.

Los compromisos sociales (léase soporíferos almuerzos ejecutivos, ‘matrimonos’, showers con empelotamiento adanesco, inauguraciones tafilescas, etc. ) les impiden conocer si los productos de sus juegos en el lecho están o no fracasados, son brutos o el Playstation los ha embrutecido, no saben si la dueña de la casa (léase la empleada doméstica) les prepara el ‘chafle’ o se hace la chiva loca.

Pero allí está ese pana que lee a Isabel Allende porque allende de esa, no conoce más, mientras del otro lado del súper king size ring que tienen por cama, su olvidada consorte ojea por décima vez su Hola, para terminar de memorizar cómo fue que la perra de la Duquesa de Triana (no estoy diciendo que la Duquesa sea una perra) mordió al cartero. Y no me extrañaría que la susodicha ya tenga en su flamante y encamionetado ‘cuatroporcuatresco’ Lexus un cd de un ‘reggaetonero’, pa' poder decir que ella en música sí sabe darse su baño de lama.

Tratar de mejorarles el gusto, más que un disgusto, es por gusto.

>¡Jo! Mirá. . .
Por Andrés Poveda
Humorista

El panameño es muy jovial, muy dado a la broma, al sarcasmo. . . al choteo, lo digo basado en los monagrilleros.

Recuerdo un señor que llegó a un rancho donde se tomó cerveza y andaba con puras chiquillas, era un señor como de 51 años, y el de la barra, que no estaba ni en la conversación, pero estaba oyendo, dijo ‘preguntále si maneja bus colegial’ (ríe). Así es el panameño.

Al panameño lo hace reír lo ridículo, lo fantoche y cosas fuera de lo común.

Siempre el choteo. Tenía un amigo que en el extranjero se compró una camisita y esa camisa se la ponía para todas las festividades públicas, y yo una vez lo llamo a la casa porque íbamos para un 19 de octubre en Chitré. ‘Ey, mueve’. Me dice ‘espérate que estoy vistiéndome’. ‘Qué, ¿te vas a poner la camisita de bolitas negra?’. ‘Me la iba a poner pero ahora no me pongo un carajo’.

El panameño común, el panameño sencillo, el panameño sincero, sin complejos, es dado a contar él mismo sus vicisitudes, sus tropiezos, antes de que otro lo cuente, para que ya más nadie lo ‘chotee’.

Por ejemplo, conozco muchos que cuando van a hacerse el examen de la próstata llegan al billar y se lo cuentan a todo el mundo. Describen las manos del doctor y cómo lo pusieron, y cuando se untó la crema. . . Si descubre que la mujer lo está quemando, él mismo va y lo cuenta, ‘agarré a la mujer mía’.

Si uno mismo lo cuenta ya no hay chiste posterior, ya el chiste no ofende al afectado, ‘a mí no me da pena, yo lo dije’.

Pero tenemos un problema. El panameño pierde su identidad muy rápido, a diferencia de otras nacionalidades que tienen 500 años de estar en Panamá y siguen siendo los mismos. El panameño se va dos semanas a Costa Rica, una semana a México o tres días a Estados Unidos, y ya viene diferente. . . Eso es para reflexionar un poquito.

¿La mujer panameña? Es posesiva, ¡ajó! (ríe), lo de ella es para ella, para más nadie. En muchas ocasiones tiene más carácter que el panameño, son más tenaces para conseguir sus metas. Algunas son más serias en sus relaciones que los panameños. Y es buena amiga.


 
 
ESTA SEMANA
El panameño. . .
Impulsando líderes
Inspirados en la patria
 
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