�DEBER CONYUGAL O DELITO?
Intelectuales isl�micos se oponen a definir la violaci�n en el matrimonio como un delito, el tema tambi�n es tab� en Occidente
El fin de semana pasado la primera p�gina de un diario de Malasia reflejaba el disgusto de los intelectuales y letrados isl�micos. Su contrariedad se deb�a a la propuesta de la Comisi�n de Derechos Humanos de Malasia de incluir la violaci�n en el matrimonio como un delito del c�digo penal.
Seg�n los opositores isl�micos, los maridos que fuerzan sexualmente a sus esposas no pueden ser acusados de violencia sexual y abuso marital, pues dicha calificaci�n atentar�a contra la instituci�n del matrimonio y contra el Islam.
El presidente de la Comisi�n de Derechos Humanos de Malasia, Abu Talib Othman, que sostiene que el sexo sin el consentimiento de la esposa es contrario a los derechos humanos b�sicos, hizo la recomendaci�n el viernes 22 de agosto, en un documento remitido al Comit� Parlamentario de Enmiendas al C�digo de Procedimiento Criminal y C�digo Penal.
Para quienes se oponen a la medida, �sta solo es el resultado de la influencia que Occidente est� ejerciendo.
Por su parte, la profesora de Ley de la Familia y la Mujer, de la Universidad Kebangsaan de Malasia, Azizah Mohamed Awal, dijo que al dar su consentimiento al matrimonio, la mujer estaba tambi�n obligada a ser complaciente con su esposo en materia sexual.
Y el mufti (jurisconsultos) del Estado de Perak, Harussani Zakaria, coment� a otro diario que la sociedad occidental se sent�a culpable por la manera como sus hombres hab�an tratado a las mujeres en el pasado, raz�n por la que ahora Occidente concede derechos adicionales a las mujeres.
�Es en Occidente mejor?
Si bien es en este lado del mundo donde se ha tomado la iniciativa de definir mejor los derechos de la mujer, lo cierto es que a�n el avance es lento.
Solo 27 pa�ses en todo el mundo reconocen la violaci�n dentro del matrimonio como un delito.
Aunque no se diga, parece algo sobreentendido el hecho de que la cohabitaci�n o vida en com�n de una pareja implica una obligaci�n por parte de la mujer de acceder sexualmente cuando as� lo solicite el esposo.
Dentro de las culturas donde los matrimonios son arreglados y las mujeres se casan muy j�venes (entre 13 y 16 a�os) sin suficientes conocimientos de sexualidad, la primera experiencia suele ser traum�tica y no es raro que el hombre ejerza presi�n para que la mujer �cumpla� con su �deber� de esposa.
En esta situaci�n la mujer se convierte en una cosa, una propiedad del hombre sin derecho a pensar, sentir o decidir.
La cultura patriarcal e incluso las religiones instan a la mujer a soportar para salvar su matrimonio. As�, en la uni�n de pareja se acepta una relaci�n de dominaci�n, donde es el var�n quien est� facultado para imponer su voluntad y modelar a su antojo la convivencia. El decide cu�ndo y c�mo tienen vida sexual.
Est� comprobado que la mayor�a de las violaciones y agresiones sexuales se dan entre parejas o personas conocidas.
El matrimonio no obliga
Es un hecho que las parejas que se unen lo hacen con la aspiraci�n de compartir, eso incluye la manifestaci�n sexual.
Sin embargo, esta es una experiencia consensuada en que ambos deben estar de acuerdo. Y cada uno respetar la voluntad del otro. En todo caso, buscar ayuda profesional cuando la disfunci�n sexual se prolongue.
Seg�n la fiscal decimoquinta Maruquel Castroverde, las leyes paname�as s� permiten que la mujer acuse a su esposo si es forzada sexualmente por �l. Esto incluye parejas de hecho, que tienen a�os viviendo juntos, a�n sin estar casadas formalmente.
La fiscal ha trabajado en casos como �stos y ha logrado probar la culpabilidad; sin embargo, dice que no es f�cil establecer las pruebas.
Para la mujer no es sencillo presentarse a una autoridad y decir que su esposo la forz�, pues en ocasiones no se hace uso de un arma para amenazar y la mujer tampoco es golpeada.
A veces hace falta un examen psicol�gico donde se compruebe que la mujer ha sido v�ctima de varios abusos que la han dejado afectada.
Agrega que muchas mujeres no denuncian por verg�enza y temor a las consecuencias. Este tipo de actos se da tambi�n cuando hay problemas de violencia intrafamiliar. La agresi�n sexual est� tipificada como una forma de violencia contra la mujer, independientemente de donde provenga.
La mujer cede porque teme ser castigada f�sicamente, porque su pareja la amenaza con abandonarla o la acusa de infiel si no acepta sus requerimientos. Es lo que se llama un consentimiento defensivo.
Tambi�n se incluye como agresi�n sexual el que la mujer sea obligada a practicar actos aberrantes o en los que no se sienta c�moda.
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