15 razones para no ser jefe
Una posición de autoridad siempre suena atractiva, pero ese aumento de responsabilidad también trae sus sinsabores.
01. Como eres jefe, tienes más jefes que te exigen más y más.
02. Te conviertes en psicoanalista para poder manejar los divorcios, enfermedades, pérdidas y despechos del equipo, sin que se afecte el trabajo.
03. Siempre habrá algún cepillón empalagoso cerca.
04. Se espera que tengas una respuesta inmediata y correcta para todo.
05. Un mito urbano dice que el jefe manda, pero lo que es hacer, no hace nada. O sea que para muchos eres un vago.
06. Eres responsable de las metidas de pata de otros.
07. ¿Equivocarte? Ese lujo no te lo puedes dar.
08. Aún cuando tu equipo esté reventado, tienes que obligarlo a llegar a las metas.
09. Te conviertes en el receptor de las querellas, hasta de las más tontas, como que la secretaria olvidó poner el café.
10. Sufres de ‘reuninitis’ aguda.
11. Se espera que des la contribución más grande para ‘la vaca’ de los regalos y las fiestas.
12. Cualquier conversación o salida con alguna persona del equipo genera rumores, no siempre bien intencionados.
13. Eres el portador de malas noticias: despedidos, traslados, cambios de cargo. . .
14. Y ¿cómo le dices a alguien que hace mal su trabajo? No hay forma buena de dar malas noticias, así que siempre sonarás mal en estos asuntos.
15. Te toca aguantar diplomáticamente las reacciones de las personas a las llamadas de atención (alias ‘regaños’).
|