Publicado el viernes 9 de marzo de 2007 - Edici�n No. 886 | Inicio | | Foros | Favoritos | Buzón | ? |
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Más educadas, pero les falta poder

El último Informe del Estado Mundial de la Infancia de Unicef se enfocó en cómo el avance de la mujer afecta el bienestar de la niñez. Esta investigación descubrió que la mujer latina ha logrado educarse más, pero aún le es difícil acceder a cargos políticos.

ILEANA PÉREZ BURGOS

Ayer, 8 de marzo, coincidiendo con la celebración del día internacional de la mujer, Unicef Panamá presentó el informe 2007 de este fondo de las Naciones Unidas, que se titula ‘La mujer y la infancia, el doble dividendo de la igualdad de género’.

Unicef atiende a la niñez pero este informe habla ante todo de la mujer. La ecuación es sencilla: para asegurar una mejor calidad de vida a los niños y niñas (lo que abarca salud, educación, afecto, etc. ) hay que darle más poder de decisión a sus madres, y ese derecho a decidir sobre la vida de sus hijos debe darse en el hogar, en el mercado laboral y en puestos políticos. El informe lo dice así ‘las mujeres sanas, instruidas y con poder tienen hijas e hijos sanos, instruidos y seguros de sí mismos’.

No sucede lo mismo cuando el hombre es quien toma todas o la mayoría de las decisiones. Pero hay que aclarar que con esta afirmación no se busca que al hombre se le exima de toda participación, por el contrario, si la comparte, según los investigadores, incluso él será más feliz.

Para este documento, Unicef se lanzó en busca de estudios y estadísticas que dieran una visión de cómo anda la igualdad de género, y pese a que mucho ha logrado la mujer en materia de educación y acceso a puestos de trabajo, la disparidad entre hombres y mujeres es una cotidianidad.

Solamente en 10 de los 30 países analizados (entre los cuales se encuentra Panamá) por el informe, la mitad o más de las mujeres participan en todas las decisiones domésticas. En cuanto al trabajo, el estudio encontró que el salario mínimo de las mujeres es inferior en 20% al del hombre, y además las mujeres poseen menos bienes y muchas trabajan en condiciones precarias.

La igualdad en la política y la gestión pública es una de las más lejanas. Por ejemplo, la participación de la mujer en los parlamentos aumentó, pero aún está en menos del 17%.

No obstante, en Latinoamérica hay un claro avance en materia de educación y salud. La tasa neta de asistencia a la escuela primaria de niñas es del 89% (igual a la de los niños) contra el promedio mundial de 75%. Mientras la asistencia a la escuela secundaria de niñas es del 51% (mayor que la de los niños con 43%), superior también al promedio mundial de 43%. En el porcentaje de niños de un año vacunados, las cifras latinoamericanas son casi iguales a las de los países industrializados, y en el caso de la vacuna de hepatitis B, incluso se supera a los más desarrollados en 21%.

El representante de Unicef en Panamá, el economista guatemalteco Fernando Carrera, revela la realidad detrás de los números del informe.

> Equidad ¿alcanzada?

En Panamá, se podría decir que se ha alcanzado la paridad a nivel de educación, incluso las mujeres se educan más que los hombres a nivel universitario. ¿De qué manera esto ha mejorado la vida de los niños?

Dos cosas muy importantes han mejorado. En primer lugar, mayor educación ha significado mujeres más conocedoras de sus derechos y con mayor autoestima para superar los obstáculos que les impone la sociedad patriarcal (la sociedad dominada por los hombres y que percibe a la mujer como un ser humano inferior en capacidades y derechos). Y en segundo lugar, es importante reconocer que la educación de las mujeres es el principal factor que explica el surgimiento de una nueva generación de niños y niñas panameños: más sanos, mejor nutridos, mejor preparados para aprender y más seguros de sí mismos.

Panamá puede ver el siglo XXI con esperanza gracias a esta labor cotidiana, silenciosa, hecha por las mujeres sin recibir mayor retribución por parte de la sociedad.

¿Qué fórmulas han resultado exitosas en lograr que las mujeres ganen igual salario que los hombres?

En primer lugar, fortalecer las instituciones para hacer cumplir las leyes que prohíben la discriminación de género en la fijación de salarios. Segundo, fortalecer a los movimientos de mujeres y sindicales para que demanden de manera activa el cumplimiento de la equidad de género en el ámbito económico. Y en tercer lugar, dialogar con los empleadores que discriminan salarialmente en contra de las mujeres, para que se den cuenta de que su actitud ilegal es un factor que perjudica no solo a las mujeres, sino a toda la sociedad.

El informe indica que no necesariamente porque una mujer trabaje se garantiza el bienestar de sus hijos. ¿Qué situaciones obstaculizan esto?

La calidad del empleo y de la remuneración. Muchas mujeres están empleadas en actividades informales con bajas remuneraciones, y esto las condena a una vida de eterna pobreza que perjudica a sus hijos e hijas directamente.

Además, las mujeres trabajadoras necesitan otros servicios sociales de apoyo para el cuidado de los hijos. Si la escuela solo da clases 4 ó 5 horas al día, los niños en edad escolar de una mujer trabajadora pueden quedar desatendidos durante largas jornadas (de 7 a 8 horas al día). Lo mismo sucede con los niños menores de 5 años, y el problema es aún más grave en el caso de los adolescentes que han abandonado la vida escolar. Como dice el proverbio africano, ‘para criar a los niños no basta una familia; se necesita una comunidad’.

> Sentadas en cargos públicos

En Panamá tuvimos una presidenta mujer, Mireya Moscoso, y su gobierno fue acusado de varios casos de corrupción. Pese a esto, ¿considera que ayudó su elección a la condición de las panameñas?

Es importante que los panameños y panameñas del siglo XXI tengan la certeza de que las mujeres tienen la capacidad para acceder a cualquier cargo público, incluyendo, por supuesto, la máxima autoridad política del país.

La elección de la señora Moscoso, justo en el inicio del nuevo siglo, contribuirá a cimentar en la mente de los panameños y panameñas esa conciencia de que las mujeres tienen los mismos derechos políticos que los hombres. No me cabe la menor duda que los ciudadanos del año 2050 se alegrarán de que su país haya sido uno de los pioneros de América Latina en elegir a una mujer como presidenta. Me parece que el aporte a la equidad de género de la elección de la señora Moscoso tiene que ser analizado usando los lentes largos de la historia.

¿Unicef recomienda el sistema de cuotas como una manera efectiva para que las mujeres lleguen a cargos políticos?

Unicef y el Sistema de Naciones Unidas recomienda que los Estados ratifiquen la Convención para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer. Este instrumento ha sido ratificado por Panamá, por lo que el Estado panameño se ha obligado a sí mismo a cumplir con dicha normativa. La Convención, en su artículo 4, autoriza a los Estados partes a establecer medidas temporales que permitan acelerar la igualdad entre hombres y mujeres, acotando que dichas medidas no serán consideradas como discriminatorias.

Algunos Estados han traducido el espíritu de dicho artículo en sistemas de cuotas de representación en cargos de elección popular. Dicha interpretación ha sido bien acogida por el Comité de Naciones Unidas que vigila el cumplimiento de la Convención, señalando que es una buena práctica que debería ser asumida por los Estados partes.

> ¿Qué papel juega el hombre?

Si la mujer tiene más poder de decisión en el hogar, mejora la calidad de vida de sus hijos, pero no sucede lo mismo con el hombre. ¿Por qué?

La culpa no es de los hombres. Nuestro verdadero enemigo es la sociedad patriarcal y su idea absurda de que el mundo dominado por los hombres es mejor que aquel en que tanto hombres como mujeres convivimos con iguales derechos y responsabilidades. Muchos hombres, viviendo en el engaño de la sociedad patriarcal, hemos crecido con la idea de que nuestra vida es más plena si somos libres de las responsabilidades familiares. La verdad es que la vida de los hombres es más plena y más feliz cuando participamos activamente en el cuidado de nuestros hijos. Asumir esta realidad ha tomado mucho tiempo, pero dichosamente es una verdad que cada vez más hombres descubren y disfrutan.

¿Cómo puede lograrse un cambio en el hombre?

La historia está llena de estas paradojas en las que el que parece estar perdiendo al final logra un mayor beneficio. Por ejemplo, los que defendieron la esclavitud, luego pudieron darse cuenta de que la sociedad sin esclavos generaba mayor bienestar para todos. O los que se aferraron a sus riquezas y luego comprendieron que una sociedad donde todos ganamos, y no solo unos pocos, es más próspera y más segura.

Ahora nos toca a los hombres aceptar que un mundo de equidad de género es un mejor mundo para las mujeres, pero también para nosotros los hombres. Un mecanismo esencial para lograr ese cambio de conciencia es mayor educación para todos y todas: hombres mejor educados son más proclives a aceptar la equidad entre ambos sexos, y mujeres más educadas se encuentran mejor equipadas para acompañar a los hombres en aceptar los cambios en favor de una sociedad más equitativa.

> Pura autoestima

Se habla de que las mujeres tienen que desafiar las actitudes discriminatorias, pero ¿cómo se incentiva esto en mujeres que están acostumbradas a un rol sumiso en el hogar y la comunidad?

Las investigadoras del movimiento en favor de los derechos de la mujer y la equidad de género descubrieron hace muchos años que el rol sumiso y la escasa participación de la mujer se asocia con un elemento esencial de la sociedad patriarcal: la erosión de la autoestima de las mujeres.

Desde niñas, a las mujeres se les acostumbra a que acepten como ‘naturales’ concepciones que las denigran y las relegan a un papel subordinado en el hogar y en la sociedad. Trabajando la autoestima de las mujeres, mejorando su autopercepción y construyendo desde allí una nueva identidad como sujeto de derechos, es posible que una mujer que ayer era sumisa y subordinada, hoy se comporte de una manera digna y proactiva.


 
 
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