Publicado el viernes 9 de marzo de 2007 - Edici�n No. 886 | Inicio | | Foros | Favoritos | Buzón | ? |
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Otra forma de hacer historia

Dabaiba Conte de Nilipour es arquitecta de profesión, pero desde niña ha sentido fascinación por la música. Rescata 12 piezas musicales muy populares antaño en su primer disco 'Legado de mi Tierra Panamá'.

VANNIE ARROCHA

¿Cómo se hace historia con la música?

En Legado de mi Tierra Panamá hemos rescatado piezas que, en su momento, fueron joyas de nuestro folclore, con el propósito de recoger diferentes géneros -danzas de Carnaval, punto, mejorana, tamborera, tamborito, pasillo, cumbia, tuna-. Pienso que a la juventud hay que enseñarle que estas son sus raíces, que las deben querer y respetar.

¿Presenta alguna novedad?

Se utilizó en los arreglos instrumentos tradicionales como el acordeón, la percusión folclórica, la mejoranera y, a la vez, instrumentos de cámara como el fagot, la flauta traversa, el vibráfono, el contrabajo y la voz, pero sin dejar de incluirles la percusión, porque, de todos modos, las piezas no pueden perder su sabor folclórico.

¿Quién la acompañó en esta travesía musical?

Ella Ponce, mi arreglista, es música de la Sinfónica Nacional, graduada con honores en la Universidad de Chile.

¿Hay cuentos detrás de cada canción?

Recogimos las letras completas de varias canciones que sólo se conocían parcialmente. Ejemplo de eso es Pescao; el disco La Parranda hizo famosa sólo la última parte de la canción y aquí está completa. Pescao fue una música que se le hizo a la reina roja (quien competía con la reina azul por ser la reina del Carnaval), se estaba tocando la canción en el parque de Santa Ana y justo en un intermedio pasó un vendedor de mariscos y gritó ‘pescao’ y quedó llamándose así.

Por otro lado, Suspiro de una fea se dejó de cantar posiblemente por lo chocante de su letra, ya que trata del suicidio de una fea por haber sido dejada por su novio.

¿Obstáculos?

El hecho de que tanto yo (vocalista) como la arreglista somos mujeres nos hace más difícil entrar en el mundo del folclore, un mundo de hombres en el que la mujer se limita, en la mayoría de los casos, a salomar, a excepción de casos como Sandra Sandoval y Nina Campines.

Tristemente en medio de la producción murió mi padre, el historiador Jorge Conte Porras, pero seguí adelante porque era un deseo de él que yo rescatara estas canciones y fue quien me ayudó a recopilarlas.

¿Cuál ha sido la reacción de sus colegas?

Llevo 15 años de trabajar en la Universidad de Panamá en el departamento de Planificación porque soy arquitecta, y he cantado en muchas actividades, por eso no les extrañó esta producción, incluso tres de los músicos que me acompañan son compañeros de trabajo. Así que la comunidad universitaria sí me ha apoyado. Están planeando una presentación junto con la Sinfónica en la ciudad universitaria este año.


 
 
 
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