Publicado el viernes 22 de diciembre de 2006 - Edici�n No. 876 | Inicio | | Foros | Favoritos | Buzón | ? |
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ESTA SEMANA
¿Tu familia o la mía?

Cuando dos personas fundan un hogar y llegan las fiestas de diciembre, deben decidir a qué casa ir para celebrar la Navidad.

GAIL JAMMAL

‘‘¿Por qué a la casa de tus padres? Luego los míos se ofenden’.

‘Entonces tenemos que llegar a un acuerdo, amor, no podemos discutir por lo mismo cada año’.

La palabra Navidad, que proviene del latín natívitas, significa nacimiento, y de hecho para muchas parejas esta Navidad será su primera juntas. Pero también implica que aparece la interrogante de con qué familia celebrarán las fiestas, pues de seguro ninguno de sus hogares de origen quiere perderse de su presencia.

Repartirse para la celebración de la Nochebuena muchas veces desencadena conflictos. Ambas partes quieren seguir la costumbre de reunirse con su familia para cenar, repartir regalos y cantar villancicos. En busca de una solución neutral, hemos conversado con algunas familias para descubrir su decisión. Tome ideas y celebre estas fiestas con ambas familias, ya sea al mismo tiempo o en tandas.

> Una fiesta con cada uno

Con el matrimonio, cada miembro trae consigo una mochila llena de trucos, mañas y sobre todo, costumbres familiares. Para equilibrar la situación es usual adoptar la actitud de ‘tú das y yo doy, ambos por igual’.

Así le ocurrió a Ramón Alemán al contraer nupcias. En casa de su esposa, Santa Claus dejaba los regalos en los cuartos, y en la suya, en la sala. Decidieron acoger la costumbre de Ramón y resolvieron que la Navidad la pasarían con la madre de él y el Año Nuevo con los padres de su esposa, pues casualmente su suegra cumple el 1 de enero y vive en el interior, en donde prefieren hacer la cuenta regresiva.

Madeleine Leignadier, quien lleva 13 años casada, también se repartió sin mayor preámbulo. ‘En casa de mis padres siempre hemos celebrado la Nochebuena, porque del lado de mis suegros, el negocio familiar los deja a todos muy cansados y al día siguiente nos reunimos con ellos para el desayuno’.

En la familia de Claudia Alcaráz, soltera de 24 años, han aprendido a repartirse entre los abuelos desde pequeños. Sus padres decidieron que una actividad se pasaría con una familia y la otra con la otra. ‘Por ejemplo, el Día de las Madres lo pasamos con una y el Día de los Padres, con la otra; arbitrariamente desde el principio’. Agrega que sus abuelos lo han entendido desde el primer momento, sin discusiones, y el resto de las parejas en la familia ha adoptado el mismo esquema para lograr que se hagan las reuniones comunales.

> El 'concolón'

En el caso de Maru Grimaldo, su madre y su tía (dos hermanas) se casaron con dos primos hermanos. ‘Entonces somos muy unidos, como una sola familia, los Grimaldo-Araúz’. Usualmente se turnan la celebración de la Navidad entre su casa y la de la hermana de su padre, y las dos familias asisten: tíos, abuelos y primos de los dos lados. Reconoce que el día de mañana, cuando tenga pareja, tendrá que dividirse y buscará la forma de visitar a las dos familias la misma noche. ‘Es un trabajo duro, de dar y dar’, asiente.

La familia González es tan salsera, que ‘entre más juntos y revueltos mejor’, dice Nivia González, soltera de 24 años, de su gente. ‘Somos bien unidos de ambas partes, padre y madre, así que no hay rompecabezas en cuanto a eso’ agrega. Por años de años, lo que ya es tradición, la Nochebuena se hace en su casa, ‘y aquí cae todo el mundo, hasta amistades’.

De cuando ha estado ennoviada, sí dice que ha sido un problema, porque le toca dividirse entre su familia y la del novio, ‘es mucho compromiso’.

Igualmente, Delia de Madrid, quien lleva 12 años de vida matrimonial y tiene un hijo de 7 años, cuenta que cada año se turnan para reunirse ambas familias, la suya y la de su esposo, en una misma casa.

‘Este año vamos a reunirnos en casa de mis suegros tanto para Navidad como para Año Nuevo, será algo sencillo y sólo estarán mis suegros, cuñados, mi madre y hermana’. En tanto, el día siguiente será de paseo, aprovecharán para ir de visita a casa de tíos, tías y hermanos y probablemente a recorrer la calzada de Amador o ir al cine.

Entre las recién casadas, Arelys Acevedo admite que el proceso no ha sido tan sincronizado, pues ella y su esposo trabajan hasta tarde, lejos de casa, y no les ha sido fácil compaginar los horarios para salir juntos de compras. Sin embargo, por ser su primera Navidad como pareja casada, han decidido quedarse en casa y ser anfitriones. Arelys preparará la cena e invitará a sus padres y suegros. ‘Será algo íntimo y grato, y luego para el Año Nuevo nos reuniremos en algún evento’. Pensando en el futuro, pues en sus planes no está el ser la anfitriona cada año, predice que se turnarán entre las dos familias. Un año con la del esposo, el siguiente con la suya, y así.

> Haciendo recorridos

Para Carlina Olivares, quien recién formalizó su relación de pareja, no ha sido fácil tomar la decisión. Asegura que si no se tiene cuidado, el tema puede resultar en polémica, por lo que, para dejar a ambos padres contentos, acostumbran a hacer ‘2 en 1 a la mitad’, ella cena con su familia, su pareja con la de él, y luego de entregarse los regalos, abrazos y brindis, pasada la medianoche, él la recoge y regresan a casa de sus padres. Con su experiencia aconseja a las demás parejas reconocer que ambas familias se vuelven una sola después de la unión.

Otros dúos se preocupan por visitar a las dos familias la noche de la víspera. Ana María de la Guardia, a las 7:00 p. m. asiste con su esposo a casa de su abuela materna, en donde es tradición cenar y abrir los regalos todos juntos ‘allí somos alrededor de 50 personas’ dice. Luego, cerca de las 10:00 p. m. visita a la familia de su pareja, ‘que es más pequeña’ en donde también se abren regalos y se comparte el resto de la velada en eufonía. ‘El día siguiente hacemos lo mismo, desayunamos donde mis padres, pero como algo más íntimo, y pasamos la tarde con mis suegros’.

En tanto, Susana Pagés, que también hace el ‘2 en 1’, cree fielmente que en estas fiestas, a fin de evitar fricciones, no debe haber favoritismos con ninguna familia; en vez, cada año corresponde hacer un >>> >>> acuerdo previo y darle la oportunidad a cada casa de celebrar la fiesta con todos sus integrantes.

Por otro lado, la experiencia de Lesly González, soltera de padres divorciados, es aún más intensa: ‘3 en 1’. Se pasa todo el 24 cocinando en casa con su madre, luego bien temprano ambas visitan a la abuela materna, ‘temprano, porque a las 8:00 p. m. ya está en su quinto sueño’, dice riendo. Luego regresa a casa para cenar ‘el típico pavo y jamón casero’, y de allí pasa a saludar a sus tíos maternos, en donde también come ‘para no despreciar. . . ¿por qué será que aumentamos de peso?’, se pregunta en tono jocoso. Pese a todo el recorrido, reconoce que la idea es tratar de abarcar la mayor parte de la familia, y para esto, el día siguiente se la pasa ‘como buena panameña, festejando y hablando con su familia paterna’. Como Lesly, a la mayoría de las familias les toca dividir la velada en dos y tres visitas.

Anamae Fábrega, para lograr abarcar a todos, inicia la celebración con un almuerzo el 24 en casa de la abuela de su esposo, para luego cenar en la residencia de su abuela materna. Al día siguiente sigue la celebración: el brunch lo hacen en casa de sus padres y culminan con broche de oro cenando donde su abuela paterna. ‘Siendo que, gracias a Dios, ambos pertenecemos a familias extensas, tenemos que hacerlo de esta manera para que funcione’, comenta Anamae.

> Lejos de casa

Al panameño que se casa con un extranjero, o cuando ambos tienen a sus familiares viviendo en el exterior, les corresponde escoger a quién visitar.

Tal es el caso de Benito Ramos, quien lleva 10 años casado con su esposa colombiana, y cada Navidad viajan a su país natal para que ella pueda estar con sus allegados.

La familia de él comprende la situación y si por algún motivo terminan pasando las festividades en Panamá, hacen la reunión en casa de Benito junto a sus padres y hermanos.

Hemos comprobado que la Navidad, definitivamente es una fiesta de andar en corredera. A muchos les toca circular de aquí para allá, cargados de niños, maletas y regalos, pero hasta eso es divertido. A fin de cuentas, ya sea que se pase en su casa o en la de su pareja, recorriendo toda la ciudad en dos días con tal de cumplir con todos, o en el extranjero con la familia repartida, lo que cuenta es celebrar, brindar y gozar en familia.


 
 
ESTA SEMANA
Regresa con un nuevo enfoque
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