Publicado el viernes 22 de diciembre de 2006 - Edici�n No. 876 | Inicio | | Foros | Favoritos | Buzón | ? |
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LA VIDA EN FUCSIA
Cambios de humor
Esther M. Arjona

No piensen que estoy sugiriendo problemas hormonales. Ya bastante se ha acusado al famoso SPM y a la nunca bien recibida menopausia.

Lo que pasa es que en esto tiempos de todo lo políticamente correcto, ya no es bien visto mostrar emociones, sobre todo si son negativas.

Hace solo un par de días estuve tentada a bajarme de mi carro y darle tres trompadas a un hombre. Imagínense, si escuchan el cuento hasta aquí dirán, qué loca ella, cómo es que se va a comportar así. . .

Pero si les cuento que se trataba de un piedrero que se dedicó a ensuciar mi carro para que le diera un par de monedas, tal vez reconsideren su forma de pensar. De hecho, desde dentro de mi auto le gritaba para que no ensuciara el carro.

Él solo atinó a tirarme besos desde afuera. Todos quedaron marcados en mi ventana. Claro que la loca fui yo, a quién se le ocurre hacer semejante espectáculo. . .

En una complicada semana, previa a la de la Navidad, muchas cosas pueden ocurrir. La principal es el tránsito que se vuelve insoportable. Con la luz verde avancé solo unos metros, no más porque el conductor de un auto que estaba en el carril de al lado decidió pasar a mi carril antes que yo. Todavía en mi mente está la cara de burla del conductor, y sumada a esta, la cara de desconcierto de los demás ocupantes del vehículo. Nunca entendieron por qué les toqué la bocina ¿qué le pasa a esta loca?, seguro se preguntaron al verme aun en la fila cuando cambió la luz a rojo.

También se pregunta eso aquel que llama por teléfono ofreciendo rifas, cursos de inglés y tarjetas de crédito, justo cuando estás preparando un importante informe para la reunión que está por comenzar. Y bueno, podría llenar muchas páginas con más ejemplos.

‘No te pongas en eso’, siempre vas a encontrar a alguien que ha encontrado su paz interior y se le resbala todo lo que el exterior le lanza. ‘No ganas nada molestándote’, ciertamente no. Pero resulta que no todos los mortales hemos alcanzado el zen, y me pregunto a veces, qué gano guardándome esos sentimientos.

Sí, ahora resulta que uno debe esperar que los demás actúen de forma egoísta, equivocada y sin pensar en consecuencias, pues aquello es lo normal. Y lo que ha dejado de ser normal es reclamar o llamar la atención al que está equivocado.

Claro, por eso cuando a una mujer la agarran de atrás para adelante, la culpa es de las hormonas o de la soledad. ‘Lo que necesita ella es un marido’, me tocó escuchar a un hombre decir y a esa mujer contestar ‘y, ¿quién te dijo que no tengo? Y gracias a Dios no es como tú’.

‘Qué falta de glamour’, dirían algunas, ‘qué manera de rebajarse’, pero tengan por seguro que ella la pasó mejor con su marido y durmió tranquilita esa noche después de haberse desahogado con ese sangrón.

No es que abogue por actos de violencia ni accesos de ira sin razón. La calma es la mejor compañera en toda circunstancia, pero somos humanos y, tanto hombres como mujeres tenemos la posibilidad de perder los estribos y también de exigir respeto por lo que consideramos nuestro derecho. No veo por qué estos reclamos se consideran histerismos de mujer. Total, de dos cosas estoy absolutamente segura: La vida en solitario puede ofrecer tantas o más satisfacciones que la de pareja, y por otro lado, por muy maravilloso que sea un enamoramiento, no te garantizará sonrisas de 24 horas. Somos humanos ¿no?


 
 
 
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