Publicado el viernes 19 de septiembre de 2003 - Edici�n No. 711 | Inicio | | Foros | Favoritos | Buzón | ? |
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LA VIDA EN FUCSIA

Al calor del �blower�...

Ileana P�rez Burgos

��No le huyas al blower!�, me grita mi amigo estilista. ��Que no te muevas!�.

��C�mo quieres que no me mueva, acaso soy masoquista para quedarme quieta cuando algo me quema?�.

��Pero, c�mo te quito el churrusco de la ra�z!�.

Me call� un rato. Total, tengo que dar gracias de que solo siento el calor un ratito en la ra�z, y no como otras veces en que crees que del sal�n de belleza tienes que irte a la sala de quemados del hospital. Acepto quedarme quieta, pero le advierto a mi amigo que voy a gritar, porque el dolor no me lo aguanto as� nom�s.

Despu�s de eso me pelee con el blower y es tan obvio que ahora el gerente me llama �Rulitos�. Hubo un tiempo en que iba a los blowers de $5 (que con el nuevo impuesto cuestan $5.25). Un lunes madrugu� porque la playa hab�a hecho estragos en mi pelo, pero la espera en el sal�n fue tan larga que lleg� la hora de entrar al trabajo sin que hubiera llegado mi n�mero, el 52. Al mediod�a logr� escaparme a otro sal�n y me pasaron enseguida a una silla dirigida por una mujer con rostro de piedra. Pens� qu� tama�os problemas tendr�a en su casa, que ya su rostro no dec�a ni si estaba triste o quer�a golpearme la cabeza por andarla moviendo. A su alrededor montones de mujeres llegaban con las caras igual, pero se iban como si acabaran de coronarlas reinas de Carnaval. �Es m�gico el poder del blower!, pens�. Pero mi cerebro y mi cr�neo sobrecalentado no se pon�an de acuerdo. �Duele! dec�a el cr�neo. �Embellece! dec�a el cerebro. La pobre estilista no sonri� ni cuando le di la propina y yo anduve el resto del d�a con la cabeza hedionda a pollo hervido.

Hace ratote, yo misma me hac�a el blower (no me van a creer, pero tengo certificado del Ministerio de Educaci�n en curso de belleza). Me quedaba regio, pero eso era cuando viv�a en un lugar sin humedad. De vuelta a casa, los blowers caseros me duran exactamente... cuenten conmigo... 1, 2, 3 �Puffff!, quedo cual french poodle, y eso despu�s de una hora de trabajo sudoroso.

Los hombres no entienden nada de eso. Un d�a, a solo media hora de la cita para conocer a la nueva esposa de mi primo Eddy, mi t�o le dice a su hija que �c�mo vas a ir con ese pelo�. Ella, de bien mand�, se comienza a hacer el blower; cuando la veo me espant�. ��Pero t� le explicaste que te toma una hora?�. El no le crey�, pero ni a cuatro manos y dos blowers logramos terminar. La pobre lleg� tarde y con el cabello mitad enroscado, mitad acholado.

Por todo lo anterior he terminado por apreciar mis rizos naturales y exhibirlos muyyyy a menudo. Pero confieso que me siento m�s bella cuando estoy chola. De ni�a, so�aba con tener la esplendorosa cabellera de una india. As� que me pon�a una toalla en la cabeza y agarraba el tel�fono sacudiendo mi melena �toall�stica� hacia atr�s. �Al�, contestaba yo con voz de princesa.

Todav�a cuando salgo del sal�n de belleza con el cabello lacio no me lo puedo creer, mi cabello se mueve, �Oooh!, como dice mi querido Bonner, �ag�rrenme la mano que voy a llorar como cuando las misses ganan Miss Universo�. Mi sue�o se hace realidad por un par de horas.

Por eso, de vez en cuando, y sobre todo cuando la quincena llega y el cabello parece estopa de coco, me instalo en el sal�n de belleza de mi t�a Chela a esperar un milagro.

Hora y media despu�s, me miro al espejo y exclam�: �Gracias t�a por hacerme bella�. �Sabr� ella el poder m�gico que tiene en sus manos? �Comprender� la gracia maravillosa que le dio Dios? �Entender�n los estilistas que cambian vidas a punta de esa pistola de aire caliente?

Pero hoy no es uno de esos d�as, ando �rulitos� con el cabello en una cola y pregunt�ndome, como Roxana, si el bio ionic ser� tan maravilloso como cuentan.