Las personas que se dedican a atender los teléfonos en las oficinas necesitan más que un saco de paciencia. Cuando uno levanta el auricular, nunca se sabe lo que va a escuchar:

01. Aló, aló ¿quién me habla? (en vez de presentarse primero)

02. Reinita, corazoncito, ¿me puede ayudar?

03. ¿Me podría responder una encuesta telefónica? Son cinco minutos (que se convierten en media hora)

04. Mire, le habla la amiga de la vecina del gerente. . . (a continuación pide un trato especial o un favor).

05. ¿Como así que usted no sabe de eso?, ¿no trabaja allí?

06. ¿Está almorzando? ¿A esta hora?

07. Oiga, ese teléfono de ustedes suena y suena, parece que allí nadie trabaja.

08. Usted es la quinta persona que me pasan. . . ¿me va a atender?

09. Sí, sé que está incapacitado, ¿pero me puede dar su teléfono celular que necesito hablar con él de todos modos?

10. Esta es la cuarta vez que lo llamo, parece que no le dan mis mensajes.

11. Dígale que me llame ¡urgente! No se le olvide.

12. ¿No ha llegado? Y ya son las 10:00 a. m. ¿ A qué hora entra?

13. ¿Qué Juan no está?, y ¿dónde está? ¿a qué hora salió? ¿qué se hizo?. . . (es la esposa o la novia celosa).

14. ¿No se encuentra? Él como que nunca está ¿eh?

15. ¿Ya no trabaja allí? ¿Lo despidieron?

16. ¿No hay nadie más en esa oficina que me pueda atender?

17. ¿Ya se fue? Apenas son las 5:01.

18. Dígale que le he dejado varios mensajes.

19. ¡Jo! es más difícil localizarlo a él que al Presidente.