Publicado el viernes 7 de septiembre de 2007 - Edici�n No. 912 | Inicio | | Foros | Favoritos | Buzón | ? |
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FINANZAS

Los hijos y el dinero
José S. Canto A.

El autor es asesor financiero personal.

Las creencias sobre el dinero y su buen uso empiezan a formarse muy temprano en el hogar.

A los niños tenemos que educarlos en el manejo del dinero, y entre los temas que debemos enseñarles tempranamente está el hecho de que el dinero casi nunca nos lo regalan; que tenemos que ganarlo con trabajo, empeño y esfuerzo.

Los padres no debemos dar dinero a los hijos sin que lo hayan ‘ganado’; es decir, habiendo hecho tareas o cosas en el hogar. Esto les creará conciencia de que el dinero que reciben deben ganárselo.

Pídales que ayuden en los quehaceres del hogar (botar la basura, ordenar su cuarto, limpiar el patio o ir a la tienda a comprar las cosas necesarias para la comida, por ejemplo). Un niño que crece sabiendo que sus padres valoran lo que ellos hacen y que por ello reciben pequeñas sumas, es un niño que entenderá mejor que aquel que no da nada a cambio, no tiene por qué recibir nada. Así comprenderán el valor del dinero.

Busque formas de hacer que sus hijos, desde pequeños, entiendan que el dinero y su disponibilidad no es ilimitada. Hay que inculcarles que en cada momento particular de la vida familiar van a existir limitaciones reales que determinarán la cantidad de dinero con la que se cuenta en ese momento y hay que saber vivir con esas limitaciones. Hágales ver el valor de vivir dentro de sus limitaciones y desde muy jóvenes muéstreles las ventajas de hacer un presupuesto.

Educar a los hijos en el desarrollo de metas personales, de tener un sueño de lograr algo, es muy importante dentro del proceso de aprender a manejar recursos; quien no tenga metas no puede realmente llegar a alguna parte.

Haga que sus hijos aspiren a tener una buena educación, a tener un negocio propio, que aspiren a ser felices con las limitaciones que un día hallarán, pero empeñados en superarlas para mejorar.

Comparta con sus hijos actividades que impliquen gastos, pero también otras que no conlleven gastos. Esto puede ayudarles a desarrollar una idea clara de que no siempre hay que usar dinero para tener momentos de alegría y felicidad individual o familiar.

Aprender a cómo ganar dinero es vital, pero igualmente es importantísimo aprender a gastarlo o utilizarlo con prudencia y sabiduría. Enséñeles a no comprar por impulso y a planificar sus metas, ya sea a corto o largo plazo. Invente planes familiares como un nuevo televisor, unas vacaciones o una bicicleta. Este plan debe lograrse en un periodo determinado y sin tener que endeudarse o pedir crédito y con la participación de todos en la familia. Enséñeles a seguir el rastro al dinero que gastan y a evaluar si vale o no la pena gastar el dinero en la forma en que lo hacen. Haga reuniones de ‘planificación financiera familiar’ para conversar sobre el asunto.

Lleve a sus hijos a pagar cuentas, haga que ellos las paguen, pero también llévelos al banco o a la cooperativa a abrir una cuenta de ahorros.

El concepto del ahorro puede ser muy poderoso, especialmente cuando vean que les sirve para lograr sus metas a corto y largo plazo. Es recomendable enseñarles desde jovencitos a usar los servicios financieros como, por ejemplo, una cuenta bancaria en la que vean cómo sus esfuerzos ganan intereses, poquito a poquito.

Explíqueles sobre los intereses y el interés compuesto. Algunos padres estimulan el ahorro de sus hijos contribuyendo a su cuenta de ahorros con una cantidad por cada dólar que ellos ahorren.

No hay que olvidar la formación de valores comunitarios o de cooperación y solidaridad; de compartir. Es importante que nuestros hijos aprendan que el dinero también debe servir para ayudar a los menos afortunados.

Puede motivarles a hacer, con su dinero, donaciones a un evento de caridad. Por ejemplo, que colaboren con la compra de un juguete para donar a otros niños menos afortunados. Enseñe a sus hijos el arte de negociar. Enséñeles que esta habilidad pueden usarla para negociar un mejor precio cuando tengan que adquirir un bien. Una forma de exponerlos es llevarlos con nosotros cuando estemos negociando algo y que vean de primera mano qué sucede; luego, en la casa, invitarlos a dar sus opiniones de cómo lo hubieran manejado ellos.

Explíqueles la diferencia entre crédito y deuda. El hecho de que desde jóvenes conozcan cómo funciona el crédito, servirá para evitarles fracasos financieros futuros. Hay que explicarles las consecuencias de las deudas sin control y cómo se calculan los intereses de las tarjetas de crédito, porque también en las deudas los intereses crecen de modo compuesto; deben aprender el manejo de una tarjeta de crédito, pues es muy útil, pero debe usarse con cuidado.


 
 
 
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