Publicado el viernes 16 de febrero de 2007 - Edici�n No. 883 | Inicio | | Foros | Favoritos | Buzón | ? |
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ESTA SEMANA
Las Tablas, con vida y sin escándalos

Una semana antes del Carnaval, en las calles de Las Tablas se veían algunos transeúntes y gente trabajando en sus avenidas limpias. Se respiraba calma bajo el sol implacable, pero apenas les quedaban unos días de tranquilidad.

VANNIE ARROCHA

El Carnaval de Las Tablas es para muchos panameños el mejor y quizás sean muy pocos los que digan que nunca han ido a participar de sus tunas o que no están interesados en conocerlas. No obstante, siete días antes del Carnaval, encontramos a algunos tableños aprensivos y descontentos ante la proximidad de los cuatro días de fiesta, por los que su ciudad es famosa.

El viernes pasado, en las calles del corregimiento de Las Tablas, había tableños y tableñas haciendo mandados con bolsita en mano, y obreros levantando las infraestructuras de los tronos de las reinas y discotecas móviles. Algunos estaban preparándose para cerrar su negocio o dejar su casa en Carnaval, para ahorrarse malos ratos.

>Los tableños dicen

Luis Carlos Montenegro suspenderá su venta de sombreros pintados hasta el próximo viernes para que los asiduos a los culecos no dañen su mercancía.
A las 2:00 p.m. del viernes 9 de febrero, siete días antes del Carnaval, tres jóvenes caminaban por el pulcro parque Belisario Porras.
Un ‘skater’ disfruta de la pista que le ofrece la tranquila Punta Fogón en vísperas del Carnaval.
 
Un grupo de hombres levanta el trono de Calle Arriba de Las Tablas.
Por la calle Bolívar, territorio de Calle Arriba, pasa un joven en bicicleta y atrás se divisa el parque Belisario Porras con unos cuantos caminantes.
En las calles de Las Tablas había pocos retratos de sus reinas.
‘Los carnavales ya no son de Las Tablas son en Las Tablas’, dice Euclides González, de 84 años, quien asegura que la tranquilidad de la que goza a diario sentado en una mecedora frente a su casa en compañía de su esposa o hijas en la Avenida Moisés Espino se ve interrumpida por estos cuatro días. González cuenta que la vereda frente a su casa se vuelve un orinal, porque los hombres se bajan los pantalones allí, sin importar si hay mujeres y niños en los predios. González comenta que no logra nada con quejarse ante los policías de tránsito, que son los que más abundan en ese cruce, porque la única respuesta que obtiene es, ‘esa no es mi función’.

González, que ha vivido toda su vida en Las Tablas, recuerda que en 1935 fue la primera vez que el Carnaval contó con una reina. Dice que desde el principio esta festividad se caracterizó por su lujo y que eso es lo único bueno y positivo que aún tiene este Carnaval.

En la sala de belleza Zobeida Cortés, Gladys González dice que el Carnaval empezó a cambiar en 1986. Recuerda que ese año se graduó de sexto año y que salió dispuesta a disfrutar de los culecos, pero que a ella y a sus amigas les fue imposible, porque no se podía caminar ni entrar a ningún lugar sin tropezarse con alguien. Mientras que la propietaria del salón, Zobeida Cortés, cuenta que cierra el negocio, porque queda en el centro de la actividad, en Punta Fogón. Ella recuenta que hubo un tiempo en que las personas se untaban unos a otros añil o cualquier cosa en el cuerpo a manera de diversión, pero advierte que ahora se debe estar alerta si alguien te toca, porque lo más probable es que estén tratando de llevarte la cartera. Ante el ambiente de inseguridad, prefiere cerrar su negocio y cederlo como hospedaje a familiares que vienen de la capital.

Con ella coincide un taxista, quien advierte que trabaja para Carnaval porque son los días en que puede percibir un buen ingreso, pero que lo hace con mucha cautela, porque ‘viene mucha gente rara. A algunos colegas les han pasado incidentes peligrosos’. Cuenta también que es riesgoso alquilar las casas para Carnaval, porque conoce a familias que se han aventurado en este negocio y les han regresado la casa en muy mal estado.

En el parque Belisario Porras, estaba Luis Carlos Montenegro, un comerciante que se dedica a la venta de sombreros pintados y otras artesanías. Cuenta que suspenderá su venta a partir de hoy, viernes de Carnaval, pues el parque se llena de gente para los culecos y esto le puede dañar su mercancía. No regresará hasta el próximo viernes, 23 de febrero, cuando ya hayan limpiado el área.

En un extremo del parque, el profesor de la Facultad de Comunicación Social del Centro Regional Universitario de Los Santos, Argelio Díaz, le daba el último retoque al escenario de una actividad folclórica que se presentó el viernes pasado, 9 de febrero. ‘Vamos a presentar bailes típicos, acompañados previamente de una breve charla informativa acerca de la historia de la danza de los diablicos sucios o de los diablicos blancos’, expresó Díaz.

Nada de estas danzas folclóricas se verá durante el fin de semana de Carnaval.

Los habitantes de Las Tablas dejaron ver que se sienten invadidos y que para ellos estos cuatro días pueden ser tortuosos y demasiado largos. Pero a pesar de los inconvenientes que implica una macrofiesta como esta, siguen orgullosos del lujo de su Carnaval.


 
 
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