Publicado el viernes 16 de febrero de 2007 - Edici�n No. 883 | Inicio | | Foros | Favoritos | Buzón | ? |
Secciones  
Sólo para ellas
Sólo para ellos
Ventana abierta
Por la sombrita
Esta semana
Conversación
Finanzas
Belleza
Salud
Lista de Ellas
Diario de mamá
Moda
Evento
De la cocina
Horóscopo
Ediciones anteriores
Suplementos  
Martes Financiero
Pulso de la Nación
Recetario
AprendoWeb
FINANZAS

¿Es posible vivir sin dinero?
José S. Canto A.
joseca@cwpanama. net

‘No midas tu riqueza por el dinero que tienes, mídela por las cosas que tienes que no cambiarías por dinero’, dice un viejo proverbio.

Tener o ser es la gran pregunta y responderla a cabalidad, honestamente, nos puede alejar de los caminos de confusión, duda, sufrimiento por ‘culpa’ del dinero. El dinero llena funciones de intercambio de bienes y servicios para funcionar en esta sociedad; acelera las transacciones y las facilita, sirve como unidad y acumulación de valor, de reforzador de la autoestima para muchos y como instrumento para controlar a otros, para generar lujos y placeres.

Justo porque sé que es un tema controvertido y que atañe a nuestros valores, les presento la experiencia de una alemana que ha decidido probar cómo es vivir sin dinero, pero con el ánimo de demostrar que si bien no es fácil, sí es posible como alternativa de vida.

En mayo de 1996, Heidemarie Schwermer, una psicoterapeuta de 60 años, decidió cambiar radicalmente su vida. Regaló sus muebles, dejó su casa, su consulta de psicoterapeuta y canceló su seguro médico. Comenzó su experimento, después de crear en 1994 una sociedad de intercambio; una de las primeras en Europa, que en la actualidad acoge diversas iniciativas de este tipo; y lo que iba a ser una etapa de un año en su vida se ha convertido en su forma de estar en el mundo. Desde entonces se aloja en pisos y casas de personas que están de viaje y lo que necesita para vivir lo obtiene a través de una de las más antiguas formas de relación económica: el trueque.

Dispone de un computador, usa un celular y viste con sencillez, pero con elegancia. Asegura que en sus primeros tiempos pasó hambre, pero siempre que necesita algo lo desea con fuerza y termina apareciendo. Sostiene que un «ángel» cuida de ella y que «se siente guiada». Hace un año publicó en Alemania un libro en el que resumía su experiencia, titulado Mi vida sin dinero. Cuando vio cómo funcionaba la sociedad de intercambio que fundó ‘Da y Toma’, en Dortmund, Alemania, decidió lanzarse a la aventura en solitario y vivir un año sin dinero.

Lo primero era encontrar dónde dormir, asearse y conseguir la comida. Al principio recurrió a casas de amigos que se iban de vacaciones por temporadas largas. Ella, a cambio de cuidarles la vivienda, regar las plantas o bien ocuparse de los animales, disfrutaba de una cama cómoda y a veces hasta de una nevera repleta. Afirma que en realidad, no echa nada de menos, porque si lo hiciera volvería a usar el dinero. ‘No hago esto como un sacrificio’, reconoce en su sitio de internet en alemán www. projekte. free. de/gibundnimm .

Un año después de dejar atrás su vida de intercambio constató que gracias a los muchos e intensos contactos con otras personas, se había enriquecido. Conceptos como ‘trabajo’, ‘tiempo libre’ y ‘vacaciones’ cobraron para ella un significado totalmente distinto. Su vida había ganado en riqueza y libertad.

‘No tener nada y ser mucho’, es su lema vital con el cual pone en tela de juicio nuestros valores tradicionales. Dice ‘desde hace diez años vivo sin dinero. Una y otra vez me preguntan por qué lo hago (. . . ) Para mí es mucho más una cuestión de impulsos, de incitación a reflexionar sobre las estructuras existentes’. A menudo es invitada a brindar conferencias donde se encuentra con gente que la insulta, la acusa de ser una vividora y otros epítetos; pero también con personas que le expresan su admiración. Lo suyo, pese a todo, no es la vida contemplativa.

Se levanta hacia las siete de la mañana, un par de veces a la semana acude a la tienda de productos biológicos donde le suministran alimentos sobrantes o con mal aspecto, da conferencias, imparte sesiones de terapia, acude a seminarios. . . Si quiere cortarse el pelo puede elegir en tres peluqueras que están encantadas de recibirla. ‘Mi actividad, que tiene como misión llamar la atención sobre la injusticia, es mi vocación. No necesito vacaciones. Ese es uno de los errores de nuestra sociedad, que separa ocio y trabajo, porque la mayoría hace algo que no le gusta sólo por ganar dinero y gastarlo en cosas que no necesita’, expone. Confiesa que no busca seguidores, sino que quiere invitar a reflexionar a la gente: ‘Este es mi camino, pero no es un camino de masas. Para muchos en esta sociedad uno vale lo que gana. Yo creo que todos los trabajos son igualmente dignos. Es posible no tener nada y valer mucho’. Ese es su mensaje y vale la pena reflexionar sobre el tema. Su libro no es sólo el testimonio de una existencia vivida con plenitud y compromiso, sino también una invitación a repensar nuestro sistema de valores y a atrevernos con formas alternativas de convivencia.

" El autor es asesor financiero personal


 
 
 
Corporación La Prensa - Todos los Derechos Reservados 2007