Publicado el viernes 16 de febrero de 2007 - Edici�n No. 883 | Inicio | | Foros | Favoritos | Buzón | ? |
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Homenaje póstumo
Una vida de colores

Martha Stella Clement de Vallarino dio su último adiós el lunes 12 de febrero. Rendimos homenaje a una mujer singular, optimista y activista que dejó una huella imborrable en una sociedad que no olvidará su legado.

Redacción de Ellas

El día que el grupo a favor de la ampliación del Canal, Mujeres por el sí, marchó a inscribirse en el Tribunal Electoral, allí estaba Martha Stella Clement de Vallarino, vestida en un traje sastre blanco, entaconada, con un collar que brillaba bajo el sol mañanero y una sonrisa que destellaba aún más.

Hacía apenas unos días, varios de los trajes de su armario, incluidos algunos heredados de su madre y tías, se habían exhibido en la pasarela vintage a beneficio de las damas de la medalla milagrosa. Su elegancia y su gustazo en el vestir eran apenas el icing que cubría un pastel al cual era imposible resistirse. Su energía lo ponía todo en movimiento.

Esa mañana, dejó claro porqué estaba allí pidiendo la ampliación. ‘Para tener más medicamentos’, exclamó entusiasta. La batalla de esta mujer, estuviera donde estuviera, era por los pacientes de cáncer panameños, sobre todo para ofrecerles a los de menos recursos desde medicamentos hasta tratamientos y exámenes de diagnóstico, que les ayudaran a tener una mejor calidad de vida y más posibilidades de vivir.

Ella había sido paciente de cáncer, más de una vez y en diferentes momentos de su vida, y aunque contó con recursos para atenderse en centros privados, se preocupó por aquellos que acudían al Instituto Oncológico Nacional. Así participó en la creación de la Fundación Pro-Enfermos con Cáncer, mejor conocida como Fundacáncer.

En octubre del año pasado, Martha Stella estaba en el salón amarillo donde se la condecoró con la orden Manuel Amador Guerrero en grado de gran oficial. Pero ese día, no se limitó a recibir. Donó un millón de dólares, de su fortuna personal, para becas para que médicos panameños se especialicen en oncología. El viernes pasado, 9 de febrero, se reunió con los médicos Alejandro Crismatt y Algis Herrera para entregarles las dos primeras becas para estudiar tres años en el Instituto Cancerológico Nacional de México. ‘El poco tiempo que la conocí me pareció una persona con bastante energía y bien positiva’, dice Crismatt, de 29 años.

Esto es apenas un pantallazo de algunos de sus últimos actos a favor de los enfermos de cáncer. De Vallarino murió el 12 de febrero, inesperadamente, en su hogar. El miércoles 14 de febrero se celebró la tradicional serenata del Día de San Valentín que Fundacáncer lleva todos los años al hospital oncológico, en la que ella siempre estaba repartiendo rosas y cantando. Este año se celebró sin Martha Stella, pero justo porque ella era la instigadora de ese gesto, no se pospuso aunque esa misma tarde se celebró su sepelio.

>Algo de su vida

Panamá siempre fue su hogar, desde que nació hija de Luis Felipe Clement y María Linares de Clement el 31 de julio de 1926. Estudió en Estados Unidos, y contrajo matrimonio con Alberto Vallarino Céspedes con quien tuvo dos hijos, Alberto y Stella Marta.

Desde joven fue una mujer emprendedora y de negocios. Se hizo cargo de la empresa familiar de bienes raíces desde los 21 años y junto a su hijo fue una de las socias fundadoras de Banco del Istmo (luego Banistmo).

También participó activamente en la Iglesia católica. En 1964 fundó la Federación Nacional de Mujeres Católicas; además formó parte de la organización de la venida del papa Juan Pablo II en 1983 y participó de otros movimientos y organizaciones religiosas.

Luego de sufrir dos diferentes tipos de cáncer que casi le arrebatan la vida, en 1999 forma parte de la creación de una organización dedicada a apoyar a quienes sufren esta enfermedad, Fundacáncer, que presidió hasta su muerte. ‘Los enfermos de cáncer eran sus colegas, así les decía a todos, esa energía tan especial que les transmitía y sobre todo su esperanza’, recuerda un familiar cercano a Martha Stella. Su labor como presidenta de Fundacáncer es incalculable. Fue una mujer generosa y decidida en sus esfuerzos por promover una sociedad justa y solidaria.

Fue reconocida, tanto nacional como internacionalmente, por su labor en todos los ámbitos. Entre los más importantes se encuentran el premio Luz de las Comunidades, Mujer destacada de 2005, Medalla Justo Arosemena y Pergamino de Honor, y la medalla Manuel Amador Guerrero.

>Siempre sí

'Ella nunca dijo sí cuando debía decir no, pero nunca dijo no a las cosas a las que había que decir sí'

El 22 de enero, hace menos de un mes, Martha Stella de Vallarino reunió en su apartamento a once amigas de distintas edades, unidas por la afición a la poesía. El grupo se había formado de manera espontánea, con la excusa de ejercitar la mente, a través de la memorización de poemas. Cada quien debía ir a la cita con su lección bien aprendida.

A medida que íbamos llegando, ella nos abrazaba con palabras cálidas, efusivas: ‘Muchacha, qué gustazo, qué bendición tenerte aquí...’ y nos hacía pasar a la sala, donde nos fuimos acomodando, en un semi círculo, hasta copar las sillas disponibles. Al poco tiempo, ya la conversación era animada, pero nadie osaba abrir paso al asunto en cuestión. Hasta que Martha Stella trajo a colación el tema de la indiferencia ciudadana y, de pronto, sin ningún preámbulo, empezó a declamar: ‘Paisano mío/panameño,/tú siempre respondes: sí/Pero no para luchar. /Que no para protestar/cuando te ultrajan a ti...

No entendíamos bien en qué momento había dejado de ser ella, para convertirse en la intérprete de Demetrio Herrera Sevillano.

Ella seguía: ‘Si te dan un peso diario. /—-Sí, sí, sí. /Si te gobierna un tirano,/—-Sí, sí, sí/Paisano mío, panameño,/tú siempre respondes: sí’.

Lo decía con una gracia y una vehemencia que todas estábamos embelesadas ante una poesía que muchos habíamos escuchado cien veces. Siguió el turno de las demás y para todas tuvo, como era su costumbre, una palabra elogiosa. Hasta para mí, a pesar de que con mi Walking around, de Pablo Neruda, desentoné decididamente en medio del ambiente jovial y patriótico que prevaleció en la reunión.

De los versos pasamos a la gastronomía, es decir, al comedor. Allí nos convidó a un almuerzo de arroz con guandú, filete, flan de maíz y aguacate, siempre ensalzando el origen panameño de cada manjar. A mitad del postre me tuve que retirar, pero recuerdo que salí de su apartamento como quien abandona las páginas de un cuento feliz, rebosante, contenta y resarcida.

Por eso cuando me dieron la mala noticia no atiné a alegrarme de su buena dicha de morir durmiendo, ni de la bendición de encontrar la muerte como si más que un final hubiese sido una interrupción en medio de la faena. Sino que pensé en la desdicha de no volverla a ver.

" María Mercedes de la Guardia de Corró
Periodista

>Desde el hospital

'Aunque su cuerpo se haya ido, ella permanece'

Martha Stella era un dínamo de energía. Realmente cuando decía 'gracias a Dios por la vida' era un agradecimiento sincero, ella amaba la vida y lo demostraba como un cuadro con mil colores y paisajes maravillosos.

Tan dedicada a Cristo, ella servía a los pacientes con su testimonio de 'Mírame, me dio a mí, yo pasé por eso y se me cayó el pelo, pero yo me puse en las manos de Dios y aquí estoy'. Te hacía ver que los problemas eran cosas superficiales, que con organización y planificación se podía mejorar.

Ese poder de convocatoria que tenía entre la clase aristócrata y el pueblo era especial; ella podía hacer bien ese enlace bajo un mismo sentimiento: para ponerse la camiseta del camino por la vida.

Tengo el corazón lleno del honor de haber conocido a esta dama; sobre todo por el cariño que nos deja. Tenemos el compromiso de seguir adelante. Los pacientes no lo pueden creer, llaman sollozando y preguntando si es verdad. Esas son las glorias de su trayectoria de bien, esos son los frutos que uno lega a sus hijos; una madre ejemplar, una ciudadana correcta, una empresaria que enorgullece a la mujer panameña en todas su facetas, una mujer comprometida que amaba mucho al país.

Lo importante de esto no es la muerte, es vivir, como ella decía, a plenitud y con igualdad.

" Milagros Velásquez
Relacionista Pública del Instituto Oncológico Nacional

>Una misma lucha

'Fue una de las representantes más destacadas contra esta lucha'

Quienes tuvimos la idea de armar Fundacáncer buscábamos personas que pudieran tener entusiasmo para llevar adelante esa fundación. . . y que fueran pacientes o familiares de pacientes, y la señora Martha Stella con ese entusiasmo que la caracterizó hasta el último día le dio un impulso muy personal, porque todo se movió en torno a sus ideas y a su entusiasmo. Eso la caracterizó siempre, eso de estar en primera persona, dando ideas y llevándolas a cabo.

Como anécdota recuerdo la última vez que participamos en la convocatoria de la Asociación Nacional Contra el Cáncer donde se invitó a todas las ONG que luchan contra el cáncer en Panamá, que son bastante, y al final de la reunión se propuso que alguien se encargara de la actividad promovida por la Unión Internacional Contra el Cáncer para el 4 de febrero del próximo año y sin dudarlo doña Martha Stella se estaba ofreciendo para que Fundacáncer fuera la que lo hiciera. Eso muestra cómo hasta los últimos días estuvo tomando iniciativas para llevar adelante esta lucha contra el cáncer. Esto es lo que yo creo que la caracterizaba, creer en esa lucha y llevar la iniciativa. Esta lucha tiene uno de sus representantes más destacados de los últimos años. . . y esa es Martha Stella.

En esa última reunión, ella agradecía a quienes la impulsamos a participar en esto porque había encontrado lo que llamaba 'una terapia ocupacional', una terapia que le dio sentido a su vida, y como ella, muchas otras personas encontraron sentido a su vida en esa actividad tan noble. En torno a ella se movieron muchas otras personas que seguirán ese tipo de actividad, que va más allá de lo material, es el legado de dar parte de su vida a esta causa.

" Dr. Fernando Cebamanos
Presidente de la Asociación Nacional Contra el Cáncer


 
 
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