Publicado el viernes 12 de enero de 2007 - Edici�n No. 878 | Inicio | | Foros | Favoritos | Buzón | ? |
Secciones  
Sólo para ellas
Sólo para ellos
Ventana abierta
Por la sombrita
Esta semana
Conversación
Finanzas
Belleza
Salud
Lista de Ellas
Diario de mamá
Moda
Evento
De la cocina
Horóscopo
Ediciones anteriores
Suplementos  
Martes Financiero
Pulso de la Nación
Recetario
AprendoWeb
CONVERSACION
Con la política en la sangre

Epsy Campbell, quien fue candidata a la vicepresidencia de Costa Rica en 2006 y es activista por los derechos de afrodescendientes y mujeres, visitó Panamá como vocera del informe Estado Mundial de la Mujer y la Infancia 2007 de Unicef.

PATRICIA ARAMBURÚ

¿Qué la motiva a trabajar en política?

La pasión de tratar de transformar lo que no está bien y mirar que, siendo una costarricense negra en un país que ha tenido importantes indicadores de desarrollo, mis oportunidades no la han tenido la mayoría de las mujeres con mi condición en América Latina. Entrar en la política y en las organizaciones es lo que me toca.

¿Por qué es importante la figura de la mujer en política?

Cuando participamos en política asumimos nuestro derecho como ciudadanas, si no quieres participar en política que sea por tu propia decisión y no porque hay un obstáculo.

¿Cuál es la cualidad de la mujer que hace la diferencia?

Esa sensibilidad que hemos tenido que desarrollar. El informe del Estado plantea que invertir en las mujeres es invertir en la infancia; mujeres con dinero: niños con los problemas resueltos; hombres con dinero, no... es triste. Si potenciamos a más mujeres en la política estamos cambiando la calidad porque se tiene otra mirada, otra forma de utilizar los recursos, de rendir cuentas, que es lo que hacemos en casa.

¿Cómo hace política?

Al replantear formas de relacionarme y hacerme preguntas en voz alta; cuando algo está sucediendo y me parece que no tiene sentido, lo digo y hace a la gente reaccionar. Lo que hacemos en política tiene que ver con contribuir con la felicidad, los políticos lo dicen de manera sofisticada, pero es lo que uno quiere.

¿Cómo se siente ser el personaje político que más opiniones favorables recibe en Costa Rica?

Ha sido un cambio muy importante. Pasé de ser una persona invisible para ser una a la que proponen cosas, me detienen para felicitarme o criticarme. Te conviertes en una trabajadora de 24 horas, en una persona que tiene que enfrentar su trabajo de manera cotidiana. La vida se transforma a que compartís con muchas más personas en todos los espacios.

¿La ha cambiado ser política?

Creo que en lo cotidiano me ha hecho más sensible. Hay muchas cosas de la política tradicional que detesto: creer que el poder es una herramienta para beneficio personal y hacer lo que sea por mantenerse en los diferentes espacios, ‘no cortan cabezas, pero serruchan pisos’, tratando de montarse en los hombros de los otros para sobresalir. Ahora me duele más el dolor ajeno, y espero que no me deje de doler, porque ahí uno empieza a perder la fuerza para tratar de transformar las cosas.

¿Cómo ha equilibrado su agenda con la familia?

Es siempre una disyuntiva y siento que le quedo debiendo a alguien. Siempre estás debatiendo en ese equilibrio que no se llega y en el cual una tiene que estar trabajando permanentemente. Lo mejor es poder ser explícita con tu familia. No debemos renunciar a la vida familiar por estar en la política.

¿Aspira a la presidencia?

Soy presidenta del principal partido de oposición, Partido Acción Ciudadana; en las elecciones pasadas perdimos por menos de un punto porcentual. En los próximos meses tendré que resolver si decido aspirar a una precandidatura presidencial. No me importan las implicaciones que tenga, quiero tomar una decisión sobria, mirando las condiciones y las posibilidades.

¿Qué acción se debe tomar para resolver lo que reporta Unicef?

Crear leyes nuevas que vayan derribando los obstáculos para una participación de las mujeres en política; que el Ejecutivo le brinde a las mujeres oportunidades para insertarse en el mercado laboral. En el tema de la violencia familiar que desempodera a las mujeres y no les permite enfrentar lo elemental. Las ONG tienen que convertirse en actoras más importantes en las soluciones, no solo reclamar lo que los gobiernos no hacen.


 
 
 
Corporación La Prensa - Todos los Derechos Reservados 2007