Publicado el viernes 12 de enero de 2007 - Edici�n No. 878 | Inicio | | Foros | Favoritos | Buzón | ? |
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DIARIO DE MAMA
Un collar como el de Clodomiro, pero mejor
Julieta de Diego de Fábrega

Cada año mis hermanos y yo nos rompemos la cabeza pensando qué regalarle a mi mamá para fin de año, pues se nos junta el Día de la Madre con Navidad y su cumpleaños que es el 3 de enero. Hemos probado de todo: que cada hermano le compre un regalo para cada fecha, juntarnos entre varios para comprarle algo mejorcito para alguna de las fechas y hasta juntarnos todos para comprarle algo grandote como regalo para las tres fechas juntas.

Cada año es una rompedera de cabeza decidir qué comprar. Queremos que sea útil, que le guste, que esté dentro del presupuesto y mil requisitos más. Este año decidimos comprarle algo que en principio suena inútil, pero que resultó ser harto bienvenido.

Como somos una tropa grandecita, mi mamá tiene muchos nietos. Optamos pues por hacerle un collar de dijes en el que estuvieran representados todos. No fue fácil la tarea, pues había que preguntarle a cada uno cómo deseaba ser representado y luego salir a buscar un dije que cumpliera con el deseo expresado por cada uno de los encuestados.

Anoto que hay una cantidad respetable de nietos que no vive en Panamá, así es que había que mandarles mensaje y luego corretearlos para que se decidieran con suficiente anticipación. La fecha escogida para la entrega fue el 25 de diciembre, por aquello de que está en el medio de las tres celebraciones.

Por razones estéticas decidimos que los dijes debían ser todos más o menos del mismo tamaño y aunque en Panamá hay bastantes joyerías y todas están bien surtidas, fue necesario ir a todas para que los 22 personajes quedaran colgando del collar. Hubiera sido una verdadera casualidad que en un solo lugar encontráramos todo lo que buscábamos. Luego requerimos de toda la paciencia del joyero que lo armó para acomodar los dijes de forma tal que la pieza final luciera balanceada y ‘nadie’ quedara arrinconado.

Ponga aquí, mueva para allá, suelte de nuevo... mire en el espejo... amarre... mire en el espejo... hasta que al fin encontramos el mejor lugar para cada uno, con la misma distancia entre uno y otro. Las idas y venidas valieron la pena, la verdad el regalo fue todo un éxito, pues, además de quedar bonito, cada vez que la abuela se lo ponga tendrá tema de conversación.

Le podrá contar a sus amigas sobre las representaciones obvias y sobre las que no lo son tanto, pues algunos escogieron ser ‘cosas’ concretas, mientras que otros se fueron por conceptos existenciales. Además, servirá de guía para observar la metamorfosis de aquellos que, por ser muy jóvenes, aún tienen oportunidad de cambiar el rumbo definitivo de sus vidas.

Aunque el collar de Bebella tiene algo más que caracoles y estrellas como el de Clodomiro, no descarto la posibilidad de que le traiga buena suerte o por lo menos mucha compañía, pues con solo mirarlo podrá acercar a cada uno de sus nietos al pensamiento cada vez que así lo desee.

Por otro lado, no descarto la posibilidad de que sean los nietos los bendecidos con la buena suerte de tener a su abuela siempre recordándolos y pidiendo por ellos. Porque les vaya bien en la escuela, en sus trabajos, en sus amores y en sus aventuras por la vida. Yo siempre he pensado que los rezos de las abuelas suelen ser más efectivos, ya que la experiencia les ha enseñado qué es lo que vale la pena pedir y qué no.

Viéndolo bien, concluyo que el collar de ‘Bebe’ es modesto en su apariencia; no ostenta ni piedras preciosas ni otros lujos, pero tiene algo que vale mucho más: representa a esa colección de personas que la quieren y que se siente orgullosa de adornar alguno de los eslabones de esta cadena tan especial: su familia.


 
 
 
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