Publicado el viernes 5 de enero de 2007 - Edici�n No. 877 | Inicio | | Foros | Favoritos | Buzón | ? |
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Todo brilla

Las tendencias van cambiando a pasos de gigante; algunas se quedan otras se van para no regresar por largo tiempo. Un resumen de lo que fue el 2006 y lo que nos pondremos en la primera temporada de 2007.

PATRICIA ARAMBURÚ

La moda no duerme. Su ritmo es imparable y a veces difícil de seguir. Cada diseñador con su visión de estratega y creador, le añade toques especiales, diferentes y únicos a sus colecciones. Los críticos y especialistas del tema predicen lo que nos depara el 2007 en cuanto a tendencias y definen lo que a su juicio se queda y se va.

2006 se puede resumir como un año estrafalario: una mezcla de la moda de los ochenta, con mucho de lo que impuso Madonna en su época revolucionaria y también lo que Twiggy en los sesenta innovó, con sus trajes boleros, estampados, corte imperio y cinturones bien apretados. Para el 2007, nos despedimos un poco de los ochenta y dejamos que los sesenta reinen.

El pronóstico hecho la temporada anterior por muchos expertos en tendencias ya no está vigente. Habían anunciado el ‘nuevo purismo’ y la ‘moderación’. Claro que algunas de las colecciones femeninas actuales de invierno sí responden a esas consignas: los diseños de Miuccia Prada, la aplaudida ‘nueva austeridad’ que Raf Simons imprimió a sus diseños para la etiqueta Jil Sander: vestido de lana gris, esmoquin femenino y blusa blanca. Pero la mayoría de las tendencias se mantienen igual de vanguardistas y metálicas como la pasada. Incluso con un toque más excéntrico.

Ahora resulta que todo brilla. No de una forma exuberante como los adornos navideños, sino con una impronta más bien metálico-futurista, incluso espacial.

Leggings robóticos dorados, corsés tipo Barbarella y micro-minis son las palabras clave de los expertos en moda. Todo esto figura en el nuevo look espacial. De hecho, en los desfiles primavera-verano 2007, uno de los principales temas fue el ciberespacio.

A modo de orientación en la imagen de indumentaria futurista pueden servir las colecciones de Balenciaga, Hussein Chalayan o Lanvin.

En el desfile de Nicolas Ghesquiere para Balenciaga en París, los pantalones ultraceñidos de brillo metálico y anteojos gigantescos confirieron un halo robótico a las modelos.

También en la propuesta de Chalayan, los minivestidos con efectos metálicos o telas en forma geométrica lograron un efecto de mezcla de ser humano y máquina. Para Lanvin, la consigna es una brillante óptica mojada en vestidos cortos, obra de Alber Elbaz.

Muchos de los diseños galácticos recuerdan al look astronauta que lanzó André Courrèges en los años 60. Esto también da una clave para otra importante tendencia de la próxima primavera: volvieron los sesenta.

Ya sea Chloé, Versace, Burberry o Malo: muchos diseñadores evocan la década del swinging Londres con vestidos trapecio, motivos gráficos y contrastes de blanco-negro. Y por supuesto: la minifalda.

La más corta probablemente fue la que diseñó Karl Lagerfeld para Chanel en París; incluso, sus shorts de lentejuelas apenas si cubren el trasero. Por contraste, las chaquetas de tweed para combinarlos son tan pulcras y precisas que el conjunto termina siendo apto para la vida urbana.

La paleta de colores será clara y alegre, con preponderancia de blanco, metálicos y dorado. A estos se les suman tonos intensos de verde pasto, amarillo limón o naranja, una tendencia que podrían adoptar muchas mujeres, al menos en pequeñas dosis.

En cambio, quien se quiera sumar a la tendencia del mini, como mínimo tendrá que empezar a ejercitarse ya. Esta temporada, sus piernas tendrán que ser esculturales para lucir los leggings, que definieron la estética en los desfiles para el público.

" (Basado en servicios internacionales)

   
Traje trapecio de Chanel. Maribel Verdu, en un brillante diseño de Balenciaga.
   
  Conjunto tweed, de Chanel.   Cate Blanchett brilla con este conjunto.

 


 
 
 
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