Publicado el viernes 5 de enero de 2007 - Edici�n No. 877 | Inicio | | Foros | Favoritos | Buzón | ? |
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FINANZAS
El séptimo de la suerte
José S. Canto A.

Aprovecho este primer artículo de 2007 para expresar mis mejores deseos para todas las personas que nos distinguen con la lectura de estos escritos. Utilizando la jerga del béisbol, este año podría ser ‘el séptimo de la suerte’; aquel momento en que un equipo, luego de atravesar una situación de triunfo o quizás de casi derrota, mediante la creación de oportunidades y su buen aprovechamiento, se asegura o se sobrepone y derrota al equipo contrario.

El psicólogo Richard Wiseman, mediante estudios recientes, ha comprobado que la buena suerte no es algo que viene por cábalas, amuletos, hechizos ni probabilidades al azar. Tampoco viene predeterminado desde el nacimiento de cada individuo. No hay nadie que nazca con buena ni mala suerte, aunque la astrología predique o ‘prediga’ lo contrario.

A pesar de que las personas no tienen conocimiento propio de la causa de su buena o mala suerte, son sus actitudes y comportamiento los responsables de su fortuna.

En general, Wiseman concluyó que las personas con buena suerte generan su propia fortuna mediante cuatro principios básicos:

1- Son habilidosos en crear y notar oportunidades del azar; 2- Hacen buenas decisiones escuchando su intuición; 3- Crean profecías que se autocumplen por expectaciones positivas, y 4- Adoptan una actitud flexible que transforma la mala suerte en buena.

Reflexionemos sobre lo que logramos en 2006 y sobre los factores que determinaron dichos logros; pensemos en lo que soñamos, en lo que deseábamos y aún deseamos lograr en este nuevo año, sin que todo ello dependa de un golpe de suerte.

El Diccionario Larousse define la suerte como esa ‘fuerza o poder que determina ciertos acontecimientos independientemente de la voluntad del individuo’. De acuerdo con esta acepción, la suerte es algo que no podemos controlar, al menos en teoría, y que aparentemente es parte de nuestro destino desde el día en que nacemos. Se dice que la suerte es ‘la sonrisa de lo desconocido’, pero la vida no tiene que ser siempre dependiente de la suerte.

Para el nuevo año, debemos empezar pensando que la buena o mala suerte realmente no dura demasiado y que la llamada buena suerte la crea uno mismo. Más bien depende de nosotros, de lo que hagamos, de nuestra filosofía de la vida, de nuestra voluntad de lucha, de que acometamos nuestras empresas equipados o no para triunfar en ellas; de una serie de factores dependientes de nosotros mismos. La suerte es, en realidad, el esfuerzo, el trabajo, lo que hacemos nosotros con nuestra actitud, es el resultado no de la pereza o falta de confianza, sino de nuestras acciones.

La suerte y lo que nos ocurra en el año que ya empezó, depende de cuán fuerte es nuestra convicción para lograr los objetivos que ya nos formulamos a finales de 2006.

Busque nuevas formas de pensar y actuar. Quien no se arriesga a cambiar, quien no se equivoca, no prospera ni progresa.

El error aprovechado como enseñanza es la clave del cambio.

Pensar en mis metas financieras y en cómo voy a administrar el dinero que tengo, el que pudiera tener, pensar nuevos proyectos de vida o viejos anhelos que tenga en marcha, seguir valorando nuevas ideas que pueda desarrollar, tener nuevas metas, son propuestas que en el nuevo año siempre le llevarán adelante.

Ayudará revisar las formas en que gasto a diario el dinero que me cuesta mucho esfuerzo conseguir. Siga haciendo la lista de los gastos en que incurre en su diario accionar y propóngase reducirlos en lo posible o eliminarlos si puede. Haga un buen presupuesto anual. Responda: ¿Qué me puede decir de sus activos y pasivos, de su patrimonio? ¿Aumentaron sus activos, se redujo su endeudamiento y mejoró su patrimonio?

Usted debe, desde ya, ahorrar e invertir bien para asegurar su futuro. No espere que sean sus hijos o su cheque del Seguro Social los que garanticen la vejez satisfactoria y agradable. Cuide su salud y no descuide a sus amistades y personas que ama, ellos son un ‘patrimonio’ de gran valor que no tiene precio. Sea compasivo, comparta su bienestar con otros, sea solidario, justo y menos consumista. Son ideas y actitudes que harán de usted una mejor persona, sin que por ello se renuncie a darse pequeños o grandes gustos.

Voltaire dijo ‘La mitad de la vida es suerte; la otra mitad debe ser disciplina, pues sin esta no sabremos administrar la buena suerte’.

" El autor es asesor financiero personal


 
 
 
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