El verdadero talento
La verdadera prueba de que algo se est� haciendo bien es que para el resto del mundo parezca f�cil. El verdadero reconocimiento surge cuando todos entienden que es dif�cil
Julieta de Diego de F�brega
Siempre me ha gustado el ballet. Lo considero una de las m�s bellas expresiones art�sticas. La fluidez de los movimientos, la expresi�n corporal, la transmisi�n de sentimientos son apenas unas cuantas de las acciones que logran impresionarme cada vez que asisto a un espect�culo.
Hace muchos a�os una de las profesoras de ballet de mis hijas me dijo �un/a buen/a bailar�n/a es el/la que al bailar le hace pensar al p�blico que lo que est� haciendo es facil�simo�. �Vaya que debe ser dif�cil llegar a ser un buen bailar�n, porque todos los pasos de ballet son dificil�simos!
He regurgitado mentalmente esta afirmaci�n muchas veces desde la primera vez que la escuch�, pues una y otra vez enfrento situaciones que confirman que se aplica para muchas instancias. Los cantantes nos hacen pensar que se est�n divirtiendo cuando en realidad tuvieron que dedicar muchas horas a ensayar; los espectadores de cualquier competencia de nataci�n podr�an jurar que nadar cien metros libre en 54 segundos es un paseo y cada vez que vemos el lanzamiento de un cohete al espacio nos parece que lo m�s dif�cil es la cuenta regresiva.
Que quede claro que toma muchos a�os de pr�ctica y sacrificio desarrollar destrezas como las mencionadas, recomiendo que no se tomen a la ligera. Pasemos a otro plano, uno m�s cotidiano como ser�a el manejar el hogar, asistir a un gerente en sus funciones o vender chicha. �Ah! Cuando nos transferimos del mundo glamoroso de los medios de comunicaci�n al real de todos los d�as autom�ticamente nuestro �estim�metro-respet�metro� empieza a bajar dr�sticamente.
Les cuento que administrar un hogar es un arte que pocas personas dominan y quienes lo hacen bien merecen todo el respeto de quienes lo habitan y del resto de la sociedad. Y cuando hablo de respeto me refiero al que se demuestra, se menciona, se hace p�blico con mucha algarab�a. En ocasiones siento que la sociedad ha empezado a dosificar el respeto de acuerdo a los ingresos que cada uno produce, es decir, respetamos m�s a los que ganan m�s, sin importar si este individuo es honesto, amable, humilde, etc.
Veamos, por ejemplo, el caso de las mam�s que son las profesionales menos apreciadas. Digamos que la mam� ha decidido ordenar los gabinetes de la cocina. Saca todos los ch�cheres, se encarama en una escalera con un cubo y un trapo y empieza a limpiar profundamente. Est� en la mitad de la funci�n cuando llama uno de sus hijos para decirle que se fue para la casa de fulanito/a a ver una pel�cula. La mam� se impacienta porque sabe que eso significa tener que irlo a buscar, probablemente a la hora del tr�fico y adem�s porque el pela�to sabe muy bien que no puede hacer esas cosas sin permiso. �Saben qu�? Ya lo hizo.
La mam� llama al pap� �que generalmente tiene un trabajo bien importante� para pedirle que de vuelta a casa recoja al fulanito para que ella pueda terminar lo que est� haciendo, pero el pap� tiene una reuni�n y va a salir tarde. O.K., no hay m�s remedio que salir a buscar al chiquillo. Dos horas perdidas entre pitos y flautas. Tiene que preparar la cena a toda carrera, unos macarrones la sacan del apuro. El �ltimo armario queda pendiente.
Se sienta la familia a la mesa. Todos miran el plato y miran a mam�. El pap� important�simo habla primero �Otra vez macarrones! Dice mientras empieza a enrollar el primer bocado sobre su tenedor. La mam� siente ganas de mandarlos al diablo. La conversaci�n se mantiene trabada en la comida que los tiene aburridos pero que jam�s han dejado en el plato, cuando s�bitamente el pap� importante �o alg�n hijo adolescente de esos que todo lo saben� comenta �Y este desorden tan espantoso en la cocina qu� significa�. Mam� est� ofendida y tiene ganas de llorar, pero nadie lo entiende. Ella se pregunta, si trabajara en una oficina con aire acondicionado �ser�a m�s importante mi trabajo?
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