Publicado el viernes 13 de agosto de 2004 - Edici�n No. 748 | Inicio | | Foros | Favoritos | Buzón | ? |
Secciones  
Bazar
Sólo para ellos
Ventana abierta
La vida en fucsia
Esta semana
Rostros
Finanzas
Belleza
Salud
Lista de Ellas
Diario de mamá
Moda
Evento
De la cocina
Horóscopo
Ediciones anteriores
Suplementos  
Martes Financiero
Pulso de la Nación
Sábado Espectacular
AprendoWeb
DIARIO DE MAMA

LA CULTURA EN MAMADERA

Aquellas cosas que son un �gusto adquirido� como el caviar, hay que empezarlas a consumir desde muy peque�o, de lo contrario, nunca llegan a gustarnos de verdad. La cultura es una de ellas

Julieta de Diego de F�brega

Anoche regres� de Buenos Aires, Argentina, y tengo que confesarles que aunque solo he visitado dicha ciudad dos veces en mi vida, cada vez que lo he hecho llego a casa sinti�ndome como una wanabee cultural. Es decir, aspiro a que alg�n d�a comprendamos que hay ciertas cosas que son un gusto adquirido y la cultura es una de ellas. Hay que empezar a degustarla desde peque�o, para llegar entonces a los quince a�os y desear estar en fila por una hora para comprar boletos con descuento de la funci�n de la orquesta filarm�nica, el ballet o la �pera.

Hay que aprender desde peque�o que en los teatros, adem�s de grandes producciones cinematogr�ficas de Hollywood, aparecen personas en los escenarios que nos hacen re�r o llorar, todo esto en un ambiente muy parecido al que encontrar�amos en un cine local. Pero lo m�s importante de todo es que hay que aprender que esa separaci�n entre �temas para ni�os y temas para adultos� no es tan clara como nosotros ac� la imaginamos, depende m�s que nada de la forma de presentar los temas que el tema en s�.

Una tarde asist� a un montaje llamado Granadina, en lo que el resto de mi grupo de viaje denomin� un teatro �off Broadway�, puesto que estaba muy lejos del �rea donde se concentran las obras. Ahora bien, para los que viven por esa �rea, el teatro estaba muy convenientemente ubicado, era del barrio. La descripci�n en el peri�dico dec�a que trataba sobre Garc�a Lorca, por lo que de acuerdo a nuestro �imaginario paname�o�, presentimos que se trababa de un drama. Llegamos al teatro con cierta anticipaci�n y notamos que estaba totalmente vac�o, lo cual sirvi� solo para confirmar nuestra apreciaci�n inicial. Buuueeeeno, como dicen los argentinos, les cuento que nuestro imaginario estaba bien equivocado.

A medida que se fue acercando la hora de inicio de la presentaci�n, el teatro comenz� a llenarse, pero para nuestra sorpresa el p�blico era chiquitito. Aj�, ni�os entre tres y digamos... 10 a�os, acompa�ados por sus padres o abuelos. Es m�s, yo creo que mi mam� y yo �ramos las �nicas personas que no estaban acompa�adas por ni�os. Pasaron los vendedores de cositas de picar por la sala y poco despu�s empez� la funci�n, muy interactiva, por cierto. El actor principal conversaba amablemente con su p�blico, incorporando en su mon�logo situaciones que ocurr�an en el momento como el llanto insistente de alg�n beb�.

La obra s� trataba sobre Garc�a Lorca, en ella se incorporaban personajes de su vida, fragmentos de sus escritos, pasajes de su vida, todo adaptado al nivel emocional del p�blico. Las carcajadas que se o�an en la sala eran abundantes y sinceras, los ni�os estaban realmente pasando un buen rato. Nadie ten�a que mandarlos a callar o a sentarse, pues no se esperaba que estuvieran en sus sillas como estatuas. Sal� de all� pensando: cuando llegue el momento, estos muchachos ir�n sacando toda esta informaci�n que gustosos almacenaron en su cerebro, sin necesidad de que su profesor de literatura tenga que apedrearlos.

Pero no solo a las obras vespertinas llevan a los ni�os, por la noche tambi�n van al teatro. Y es muy posible que las obras sean picantitas y de doble sentido, pero igual los llevan. A�n delibero sobre el pedacito ese de c�mo explicarles situaciones que son muy de adultos, quiz�s no pierden tiempo explicando, sino que simplemente salen del teatro, van a comerse algo y siguen ri�ndose de los chistes que acaban de escuchar sin ninguna morbosidad. A lo mejor �sa es la forma de hacerlo, no s�. Voy a pensarlo y les cuento.