Fantasma al son de bolero
Roxana Mu�oz
Nunca tuve miedo de espantos, fantasmas, brujas ni aparecidos. Mi madre jam�s dejaba la luz encendida para que yo me pudiera dormir. De ni�a, mientras jugaba a la lata, me met�a en los lugares m�s oscuros, tan tranquila como si nada.
Sin embargo, �ltimamente me han empezado a preocupar los fantasmas musicales. Esos s� que existen y son peligrosos. Cuando aparecen, el �nico resguardo posible es taparse los o�dos o apagar inmediatamente el radio.
Seguro usted que me est� leyendo tambi�n tiene por all� su uno que otro fantasma musical. Estoy hablando de esas canciones que hace muchos a�os fueron �xitos. Al son de ellas so�amos, bailamos o lloramos. Hoy solo nos traen recuerdos agridulces.
Comprob� lo peligroso de sus efectos hace unos dos a�os durante un evento de trabajo. Una ONG estaba presentando una nueva campa�a a favor de una causa social.
Al final del evento, para cerrar con broche de oro, trajeron un grupo de mariachis.
El auditorio estaba lleno de mujeres que felices corearon: �Con dinero y sin dinero, hago siempre lo que quiero... �, y ya ustedes saben lo que sigue.
Hasta all� todas contentas. Entonces, las guitarras empezaron a rasgar las notas de Amor Eterno, de Juan Gabriel. Yo, feliz, tarareando amorrrrrrrr eterrrrrno... sin embargo, mi inspiraci�n fue cortada por una nariz ruidosa. Cuando miro a mi alrededor, me percato de que la mujer que est� a mi lado tiene los ojos aguados, dos filas m�s adelante hay una que est� buscando desesperadamente un pa�uelo y de las sillas de atr�s, una sale corriendo al ba�o a llorar. Nunca hab�a visto tantas mujeres consternadas en un lugar que no fuera un entierro.
No recuerdo bien qu� m�s pas�, solo s� que los mariachis se fueron y dejaron ese reguero de recuerdos en el sal�n de eventos. Por suerte, luego vino el Himno Nacional y cada quien a llorar a su casa.
Pero si ese tipo de canciones ahoga la voz a punta de l�grimas, hay otras que tambi�n traen malos recuerdos, pero se cantan con ganas. Son lo que yo llamar�a canciones para exorcizar el mal de amores.
�No han o�do el coro tan desgarrador que son capaces de hacer las mujeres cuando oyen Mi mayor venganza, de La India?
��Yo te lo regalo!� �dice la canci�n� ��ll�vatelo lejos!, �l es mala suerte� (y aqu� es donde le ponen m�s sentimiento).
En su momento, el despecho tambi�n llev� al �xito a Lupita Dalesio, y s� que le pon�a ganas al decir: �es un gran necio, un est�pido engre�do, un enano rencoroso...� (hasta me da pena el hombre).
No se puede negar que el desamor, el despecho y la traici�n han sido caldo de cultivo de muy buenas canciones, con las que una se siente identificada.
En Panam�, tenemos nuestra propia N�mesis cantora del despecho, no es otra que Sandra Sandoval. Vaya usted a un concierto de �sos para que vea las cosas que dice y c�mo las mujeres las repiten con una convicci�n, que ya quisieran los pol�ticos en sus manifestaciones.
Pero tambi�n a los hombres se les mueve el corazoncito ante ciertas melod�as, por all� he visto algunos ojos aguaditos cantando Mariposa traicionera.
Las canciones son uno de los tantos ung�entos para el desamor, aunque algunas arden, �jo!, m�s que el merthiolate. Al final el �nico remedio es el tiempo.
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