Comenzo con una cana
Ileana P�rez Burgos
Estoy envejeciendo. Sab�a que a los 25 a�os el col�geno comenzar�a a disminuir en mi piel pero como tres a�os despu�s no vi diferencia, cre�a que nunca pasar�a. Pero las cosas han cambiado... en mi cuerpo. La botella de coca-cola va pareciendo envase de un litro.
La primera noticia lleg� con tres canas que insist�an en aparecer justo en mi mollera. Yo divisaba de repente su destello de luz blanca entre las hebras oscuras. Apenas se asomaban, las esperaba con una pinza arranc�ndolas de ra�z. Respiraba aliviada. Unos meses despu�s, en una semana me saque cinco canas y aterrada record� las palabras de mi estilista �no te las saques que te dan volumen�. Entend� entonces que ya no pod�a arrancarme m�s las canas; su n�mero estaba aumentando y si me las quitaba a la larga quedar�a calva. �Esto no me puede estar pasando a m�, como dice Gilberto Santa Rosa. No esper� a que aumentar�n, las te�� a la semana siguiente.
Eso fue apenas el comienzo. Ahora parece que la mueca que m�s hago es fruncir el ce�o porque las primeras �l�neas de expresi�n� (porque ya no se les dicen �arrugas�, parece que ahora esta palabra es obscena) est�n en mi frente. Justo esas l�neas son las que siempre he encontrado m�s desagradables, m�s que las patas de gallina. As� que yo, la que jur� que nunca usar�a botox porque eso de paralizar un m�sculo me da miedillo, estoy trag�ndome mis palabras porque si esas l�neas se profundizan, tendr� que inyectarme.
Ahh... pero eso no lo es peor. No, no, no. Esa es la parte jam�n. Lo t�trico de este asunto es la flacidez. �Quelle horreur! Mis carnes est�n perdiendo la firmeza de los veinte. La situaci�n a�n no es grave, pero veo claramente que si no me tonifico hoy, mi futuro ser� Jabba the Hutt.
Adem�s, mi cuerpo ya no lo aguanta todo como antes. El otro d�a me toc� mover un mueble y al d�a siguiente sent�a que hab�a echo dos horas de ejercicios para los biceps. Todo m�sculo no trabajado, grita al menor esfuerzo, ni que decir que ya no rebajo tan r�pido como antes. Y esto es apenas el comienzo de los 30.
Abro una revista y all� est� el guapo de Brad Pitt en sus cuarenta a�os, en lo que antes era �poca de crisis. Anda con su sonrisa de chiquillo, sus cabellos rubios con highlights y el cuerpo m�s duro que nunca (cuantas no nos mordimos los labios viendo Troya). Por all� tambi�n anda la Sandra Bullock, de 40 tambi�n, igualita que siempre y sin presi�n por casarse.
Mientras yo... una mortal paname�ita vida m�a, estoy que me rasgo las vestiduras con tal de saber qu� hacer por detener este cambio corporal. �Aguanta ah�! �Please! �Por caridad! �Todav�a no! Obviamente Brad y Sandra saben un secreto que yo no (�o ser� que tienen m�s dinero?).
Yo por lo pronto estoy peleando con la almohada para que me deje salir de la cama temprano a caminar, pues veo como cada d�a tengo m�s ejercitado �el m�sculo del adi�s�, ese que tiembla cuando dices �good-bye�.
|