La cantante Nicole Puga hará el papel de Hope en la obra de teatro 'Todo vale', antes de irse a estudiar a un conservatorio en Barcelona.

¿Qué tal tu nueva obra?

Comienza el 2 de agosto en el Teatro en Círculo. Todo vale es una obra que maneja la vida de varias personas y todas conforman la obra, porque es en un crucero. El personaje es una chica de sociedad de unos 19 años, que venía de una familia rica que perdió el dinero. Ella estudió en las mejores escuelas, está súper preparada para ser ama de casa y casarse con un esposo rico porque en ese tiempo eso era lo ¡wao!

Está comprometida con un lord inglés porque su mama así lo quiere. Pero en el fondo está enamorada de otra persona, que es el principal en la obra, un chico de clase baja, trabajador. Él se introduce al barco para tratar de reconquistarla, así que se la pasa siempre disfrazado de marinero, de gánster para llegar a ella y convencerla de que no se case.

¿Cuál ha sido el reto en esta obra?

Es la primera obra en que mi papel no es totalmente cantado, que tengo que hablar. Lo más difícil ha sido el volumen de voz. Yo hablo alto, por lo general, pero en el escenario tienes que hablar el triple, entonces en los ensayos el director dice ‘no te escucho, habla más alto’. También tiendo a suspirar un poco cuando termino la frase y debo sacar adelante el papel, que me lo crean, que soy una chica que sufre, y aprenderme el guión de memoria.

¿Te vas a estudiar a España?

Terminando la obra. Me estoy yendo a finales de septiembre. Audicioné para entrar al Conservatorio Superior de Música del Liceo de Barcelona, que es el más grande en esa ciudad. Quiero continuar mis estudios de canto clásico, eso es lo que he practicado siempre.

¿Por cuánto tiempo te irás?

Es un tiempo indeterminado porque me iría, si Dios quiere, para quedarme allá trabajando. El entrenamiento intensivo es de tres a cuatro años dependiendo de mis avances.

¿Por qué no te fuiste antes?

Estaba terminando mi carrera, soy licenciada en Negocios Internacionales, me gradué hace como un mes. Antes no estaba muy clara de qué era lo que quería, así que primero me metí en esta carrera que no es mi pasión pero sí me gustó, y en el ínterin estuve pensando qué hacer.

¿Qué te hizo decidirte por el canto?

Fue en un concierto de un amigo panameño que está estudiando allá, Ricardo Velásquez, que es barítono. El trajo a unos amigos españoles a un concierto el año pasado a Panamá, y los escuché y me dijeron ‘vente con nosotros, te va a encantar, es otro mundo, tienes talento para hacerlo’. Eso se escuchaba tentador y cuando los escuché cantar a ellos tres, yo me dije ‘¿sabes qué? Me gusta esto, voy a intentarlo’. Viajé a Barcelona en marzo, me aceptaron, gracias a Dios.

Esta obra es tu despedida.

Es mi total despedida, por eso fue que la acepté. Sería lo último que haga acá.

¿Y la Fundación Bel Canto?

Estoy en Bel Canto, no es que se terminó la fundación, sino que simplemente el señor [Juan CarlosI Tapia le dio como un receso porque cada persona tenía sus cosas aparte que hacer. Pero el otro año por allí sale un conciertito cuando venga de vacaciones. Ellos están súper contentos de que alguien de la fundación se va por fin afuera a seguirse desarrollando en el mundo clásico, que es bien difícil y allá son muchísimas las personas que se dedican a eso. Pero estuve allí y no sentí que fue tan imposible llegar.