La familia panameña está actualmente soportando una andanada de golpes a su economía, lo cual no es nuevo, pero sí de una intensidad desconocida; no sólo para las clases populares, sino para la muy sufrida clase media. Aunque también las familias de altos ingresos reciben el impacto del incremento galopante de precios y costos.

En el país hay más o menos unos 735 mil asalariados, de los cuales 36. 9% gana menos del salario mínimo urbano. Aunque el mismo ha sido incrementado mediante el Decreto Ejecutivo No. 7 de 10 de marzo de 2006 hasta alcanzar los B/. 284. 96, este no es suficiente para cubrir los costos de vida. Para las empleadas domésticas se fijó el salario mínimo en B/. 119. 00, pero a ello hay que añadir la obligación de pagar la cuota patronal del seguro social de dichas empleadas, lo que golpea la economía familiar.

Los gastos y costos de vida han experimentado incrementos en energía, alimentación, seguros médicos, medicinas, transporte, comunicaciones. El Estado también ha incrementado las cargas fiscales para el ciudadano privado vía seguro social e impuesto sobre gastos de representación y otros. Los salarios van a la zaga del incremento de precios (inflación), el cual ya devoró al incremento de salario mínimo.

Un ejemplo práctico nos dirá mucho de cuánto se ha incrementado el costo de vida para una familia de clase media. Si nos ocupamos de las comunicaciones telefónicas, por ejemplo, una familia de clase media de cinco miembros que paga una tarifa de B/. 32. 95 por su teléfono fijo más internet (B/. 20. 00), ahora gasta más; pues casi todos los miembros de la familia tienen celulares pre-pago y si suponemos que cada uno gasta unos 10 dólares en tarjetas quincenalmente, hablamos ya de que los costos en telefonía e internet suben de B/. 55. 95 a B/. 112. 95 mensuales mínimo. Si esta familia tuviese un ingreso neto de B/. 800. 00, se le iría un 14. 1% de sus ingresos en telefonía e internet. ¿Poco?, ¿mucho? Depende de la familia. Quizás podrían recortar costos cambiando la tarifa telefónica o al proveedor y usando muy cautamente el celular o usando solo celulares (sin tener teléfono fijo).

Si vemos a esta misma familia por el lado del transporte público, sus costos casi no han sufrido incremento; pero no es el caso si utilizan el auto familiar. La gasolina ha tenido una tendencia alcista y aunque últimamente ha bajado su precio, nadie asegura que permanecerá bajo. Suponiendo que esta familia viva en las afueras de la ciudad y utiliza el Corredor Sur desde los primeros kilómetros del mismo, para venir y regresar al trabajo, su costo de peajes es de B/. 1. 85 x 2 = B/. 3. 70, si esto lo calculamos de lunes a viernes; hablamos de gastar en corredor B/. 74. 00 al mes mínimo. Esto representa un 9. 25% del ingreso neto mensual familiar. El gasto sube con el consumo de combustible. ¿Se puede reducir este gasto? Quizás si coordinaran con el vecino, amigo u otra persona para venir un día en el auto del vecino o si vinieran en un ‘cómodo’ Diablo Rojo por lo menos dos días a la semana, para ahorrar gastos de gasolina o corredor. También está la alternativa de cambiar de trabajo y ganar más.

Bueno, ni la comida ni los medicamentos se quedan ni quedarán atrás en aumentos. Basta y sobra con ir a un súper, una tienda o una farmacia para saber lo que es bueno. La carne, los lácteos y muchos otros productos, así como los medicamentos aumentan a diario sus precios. Si antes la familia mencionada se alimentaba de manera más o menos aceptable con unos B/. 200. 00 al mes, ahora debe gastar unos B/. 250. 00 o más, para comer lo mismo. Es decir, los gastos de alimentación representan ahora un 31. 25% del ingreso neto familiar. ¿Qué pueden hacer? No les recomendamos ayuno, ¡jamás’, pero sí organizarse muy bien para intentar ahorrar utilizando la creatividad, renunciando por un tiempo a productos muy caros, reciclando comida del día anterior, comprando basado en una lista cuidadosamente elaborada y en sitios de buenos precios. Para prevenir gastos médicos, cuide la salud y evite conductas dañinas que propicien la aparición de plagas tales como el dengue.

Nos queda ser muy creativos y disciplinados, usar con inteligencia lo que tenemos, ver cómo incrementamos de manera honesta los ingresos, tratar de ahorrar en lo posible y exigir mejor calidad de vida a nuestro gobierno, enfatizando la necesidad de una justa y real competencia entre los agentes económicos y una mejor defensa del consumidor y un rol más protagónico de los reguladores.

" El autor es asesor financiero personal.