Herencia 'couture'
La modista de alta costura Gabby Valenzuela comparte el trabajo de la aguja con su hija Norma, y ahora decide lanzar una colección propia a beneficio de panameños con VIH. Ileana Pérez Burgos
Gabby Valenzuela lleva décadas sumergida entre encajes y chifones, moviéndose de un lado para otro con la aguja en la mano. Apretaditos en su pequeño taller, con trajes de alta costura en cada rincón, Gabby y su equipo pasan todo el día como hormiguitas sobre las máquinas de coser. Aquí ningún trabajo se acepta al apuro. Todo se planifica con tiempo y las clientas lo saben bien, pues la regla de la modista es que si algo no se va a hacer bien, sencillamente no se hace.
Gabby representa la creme de la creme de las costureras; ella define su oficio como ‘confeccionista’. Tras bastidores, ha construido colecciones de varios diseñadores y se la conoce sobre todo por su trabajo con Sara Bassan.
De su taller también han salido los trajes de gala para misses panameñas en concursos internacionales, y otros cientos más para los eventos especiales en la vida de las mujeres: bodas, debutantes, quinceaños. . .
La gran novedad en este taller es que Gabby y su hija Norma acaban de presentar su primera colección en Días de Moda.
‘Eso lo hacemos siempre’, dice la modista sobre el trabajo de montar una colección. ‘Solamente que empezamos con más tiempo a ir sacando las piezas, porque tenemos clientela que atender. Yo nunca lo había hecho [preparar una colecciónI pero ahora que mi hija trabaja conmigo, ella tiene tiempo de salir a la calle a buscar la música, los zapatos, los accesorios. . . ’.
Con la tijera colgando de su cuello por un delicado encaje, Norma cuenta que esto lo terminaron haciendo por insistencia del stylist Roberto Bonner. Cada vez que ellas le entregaban alguna pieza que habían preparado para un editorial de moda, él les decía ‘saquen la colección’.
Desde enero, el dúo Valenzuela arrancó los motores de este proyecto. Ese mes comenzaron a comprar las telas y en marzo se sentaron a organizar la confección.
Siendo una colección creada por costureras, no ha sido dibujada, sino que pasó de la mente de sus creadores a la construcción en tela.
‘Queríamos hacer una colección que no fuera exageradamente costosa, siendo glamurosa, que pueda vestir una mujer muy elegante y que se vea muy fina y que no le cueste demasiado’, explica Gabby. ‘Hicimos una colección de cintas y encajes y chifones, de telas montadas. . . ’.
La llamaron ‘Hice: Cintas, encajes, imagina’, porque lo que buscaron fue crear texturas a partir del juego y superposición de encajes y cintas. La colección está hecha en cuatro colores: blanco, negro, rojo y beige. ‘Que me gustan para la gente, son bonitos y no pasan de moda’, comenta Gabby.
‘Es ropa que puedes tener hoy y te la vas a poner en 10 años y vas a estar igual de linda’, enfatiza Norma sobre las líneas imperecederas que buscaron en las piezas.
Los trajes aún no se habían mostrado en pasarela cuando ya muchos estaban vendidos. Las clientas se habían enamorado de ellos cuando los veían en el taller.
Esas son buenas noticias, no solo para las Valenzuela, sino también para Probidsida, pues ellas han decidido donar la mayor parte de la venta de esta colección a esa fundación.
‘Mi mamá vio por televisión lo que les pasó, que los querían sacar [a ProbidsidaI de la casa donde están porque se va a volver un área comercial, y nos molestó porque es como atacar a gente que no tiene cómo defenderse’, explica Norma. ‘Ellos están ayudando de manera gratuita a los panameños, les están dando calor humano; sacarlos de allí es sacarlos de un área accesible para todo el mundo. No tenemos el poder económico para poder ayudarlos, lo que tenemos es el trabajo y el trabajo sí lo podemos donar’.
Esa fue la intención con la cual prepararon su colección.
‘Se van a donar 10 trajes largos y 10 cortos’, explica Gabby, es decir, 20 de los 30 vestidos de la colección.
En cuanto a lo que implica salir del taller para caminar la pasarela como diseñadoras, Gabby dice que ‘es lo mismo’, pues en la confección ha estado toda su vida.
‘Todo lo que yo he deseado en mi vida, ya lo he logrado’, agrega. ‘Es como los compositores de música que hacen canciones bellas que cantan los artistas del mundo, como Manzanero, un gran compositor, que un día dijo 'voy a cantar’. Para ella, este paso es sencillamente sacar a la luz su trabajo de siempre.
Pero para Norma, la situación es algo diferente, lleva su gota de diversión pero también la incomoda un poco estar ‘a la luz’.
‘La única diferencia de ahora es que a nosotras nos entrevistan’, comenta. Pero añade que ‘le da a la rutina un paréntesis divertido y también se siente la satisfacción de estar haciendo algo con el gusto de uno, decir 'yo lo quería hacer así', es muy caprichoso, y que a la gente le guste lo que a uno le gusta es bonito’.
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