En la soltería femenina, la cumbre de la independencia sólo se logra cuando tienes techo propio, pero llegar a la cúspide conlleva un montón de privaciones.

01. No podrás comprarte accesorios, ropa, calzados ni carteras cada quincena.

02. No podrás viajar al exterior en tus vacaciones, porque tienes que ahorrar para el abono inicial.

03. No podrás ir al salón de belleza con la frecuencia que acostumbrabas, o tendrás que buscarte un estilista más barato.

04. No hay pareja con quien compartir ni los nuevos gastos ni el estrés que producen.

05. Tus amigas irán a conciertos de Marc Anthony y tú sólo dirás ‘¡ay, qué chévere!’.

06. Sólo podrás ir a esos exquisitos restaurantes en tu día de pago.

07. Quisieras aprender a bailar, estar en el gym o en clases de artes marciales, pero el presupuesto te obliga a escoger solo una de las anteriores.

08. Mientras otras se emocionan con el décimo tercer mes como la Cucarachita Mandinga con su real, todas tus monedas están destinadas al mismo lugar: casa.

09. En tu subconsciente sólo existen dos palabras: apartamento y ahorro.

10. A medida que el proyecto avanza, tus nervios crecen.

11. En vez de ir al departamento de damas, haces lo que tu mamá: ir derechito al departamento de hogar.

12. Te da el síndrome de la cuentamanía (todo el tiempo y en cualquier lugar estás sacando cuentas).

13. La tensión no te permite imaginarte sonriendo en tu nueva casa, tal como lo sugiere el comercial del banco.

14. Tus amigas no entienden tu nueva e importante prioridad: ‘¿Cómo no vas a tener $50?’.

15. Además de todos los traumas que la inversión te causa, el personal administrativo del proyecto te causa uno peor.