La diversidad étnica genera desconfianza, según un estudio del politólogo estadounidense Robert Putnam. Sus investigaciones, de las que informa Financial Times, indican que cuanto más diversa es una comunidad, menos confianza tienen sus habitantes en los demás: desde sus propios vecinos hasta las autoridades.

Dado el carácter polémico que podían tener sus conclusiones, Putnam aplazó su publicación hasta poder ofrecer propuestas que compensaran los efectos negativos de la diversidad, según declara él mismo al periódico británico. Sus conclusiones son que ‘en presencia de la diversidad, actuamos como tortugas.

Sus efectos son peores de lo que se había imaginado hasta ahora. No es sólo que no nos fiemos de gente que no es como nosotros, sino que tampoco nos fiamos de quienes son como nosotros’.

Según Putnam, el nivel de confianza es mínimo en la ciudad de Los Ángeles, que es ‘el hábitat (humano) más diverso de toda la historia’, pero sus conclusiones también se aplican al estado rural de Dakota del Sur, donde ‘diversidad significa invitar a unos suecos a una merienda noruega’.

El fenómeno migratorio ha favorecido materialmente tanto a las sociedades ‘exportadoras’ como a las ‘importadoras’ y que tendencias que ‘han sido construidas socialmente, pueden también reconstruirse’, afirmó.

Robot para tratar la calvicie

El Gobierno británico decidió entregar 3. 5 millones de dólares de financiación a una empresa con sede en Cambridge que está construyendo un robot para ayudar a tratar la calvicie. La empresa Intercytex apunta a perfeccionar un tratamiento que consiste en tomar folículos del cabello de la zona de la nuca, multiplicarlos e implantarlos en la región de la cabeza donde sea necesario.

‘La tecnología es desafiante. Nadie ha hecho esto antes’, manifestó el presidente de Intercytex, Nick Higgins. ‘Tomamos las células responsables del crecimiento del cabello, las multiplicamos y luego las inyectamos en la cabeza.

El desafío es asegurarse de que [el nuevo cabelloI crezca lo suficientemente grueso y rápido como para que sea [un procedimientoI cosméticamente aceptable’, añadió Higgins.

Sorbo de humor

En el examen, el profesor le dice al alumno que no ha sabido contestar a ninguna pregunta:

Le haré una última pregunta, si sabe, le aprobaré. ¿Cuántos pelos tiene la cola de un caballo?

Treinta mil quinientos ochenta y tres.

¿Y cómo lo sabe?

Perdone profesor, pero esa ya es otra pregunta.

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Después de varias semanas de intentos de resolver un problema científico, el jefe de la investigación mira a sus colegas y les pregunta:

Señores, ¿conocen ustedes el antónimo de la palabra ‘eureka’?

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Había dos hombres charlando en un bar y uno dice al otro:

Tengo un jefe genial.

¡Qué bien, Gerardo! ¿Qué hace?

Se pasa todo el día durmiendo.

¿Y tú, qué haces?

¡Ayudo!

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¿Quién dijo lo siguiente?

Nunca pude estudiar derecho.

El jorobado de Notre Dame.

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Tengo nervios de acero.

Robocop.

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Al fin solos.

El ermitaño.