�Por favor, no sobe!
Roxana Mu�oz
Esperaba yo fuera de un banco cuando el guardia de seguridad �un se�or bien perfumado vestido con una camisilla bien planchadita� divis� a 10 metros una mujer a la cual empez� a decirle:
�Mi coraz�n, cu�nto tiempo sin verle. Est� usted tan bella y preciosa como siempre. Perm�tame saludarla�.
No se confundan, no era la novia ni la esposa, seguro a que a �sa no le habla as�.
Cuando la mujer estuvo m�s cerca, le agarr� la mano y empez� a besarla cual Pepe Le pew (s�, ese zorrillo impertinente).
Hasta donde yo estaba se o�a el mua, mua. La mujer con el brazo ensalivado, seguro hasta el codo, no sab�a c�mo deshacerse de �l y s�lo sonre�a inc�moda.
Me dio la impresi�n de que se conoc�an, de lo contrario le habr�a estampado una cachetada.
Era obvio que ella le hab�a dado el dedo y el muy confianzudo se estaba tomando la mano, el brazo y lo que pudiera agarrar.
S�, definitivamente era uno de esos hombres sobones, que aprendieron mal la lecci�n de ver y no tocar. Afortunadamente no son muchos, pero con los que hay basta y sobra.
Creo que a pocas mujeres les gusta ser abrazadas, babeadas o sobadas por esta clase de personajes.
He visto mujeres que ni siquiera gustan de demasiadas demostraciones de afecto en p�blico con sus novios y cuando el pobre se pone muy romantic�n en medio del supermercado se le puede ver a ella la cara de �mjmj... hazte para all�.
Acepto que como en Panam� somos latinos, con mucha influencia caribe�a, nos gusta saludar afectuosamente, nos estrechamos las manos, nos damos un abrazo en las ocasiones especiales y hasta un beso de saludo cuando hay mucha confianza.
Pero de all� a esos abrazos eternos como los que le daba Trespatines a Angelita, que no la soltaba hasta que alguien lo apartara, hay mucho trecho.
Una amiga, que es un pan de Dios con todo el mundo, me contaba que ya no sab�a qu� hacer con uno de los seguridad de su empresa, cada vez que ella entraba y sal�a de la compa��a �y por su trabajo ten�a que hacerlo varias veces-� �l quer�a saludarla con un beso y agarrarle la mano como por diez segundos.
Desesperada, y buena gente, como es, ella hab�a optado por llevar las manos ocupadas, pero �l entonces hac�a uso de su voz m�s sensual, o eso cre�a �l, para decirle: �Adi�ssssss, belleza�.
Cansada, un buen d�a tuvo que pararlo y decirle que �l se estaba pasando, que ella era una mujer casada y que, por favor, fuera m�s respetuoso.
El hombre indignado la mir� como diciendo: ��Ay pues, farta!�, y desde entonces no le dirigi� m�s la palabra.
Eso es lo malo que confunden la velocidad con el atropello. Algunos creen que con esta actitud son cari�osos.
Lo curioso es que tengo la sospecha de que ese tipo de hombres sobones no se comportan igual con sus esposas.
En lo personal, conozco a muchos hombres galantes, caballerosos y que jam�s andan por all� de pulpos.
Hace mucho tiempo le o� decir a una compa�era, �dir�n que soy cre�da, pero no me gusta que me est�n tocando�. Y entiendo, en parte, su actitud, porque cuando uno trata de ser amable, re�rse de los chistes y ser amena los sobones interpretan la cosa mal, se confunden y creen que ya tienen permiso para estarle oliendo el cabello a una.
No s� si habr� mujeres sobonas, ni qu� pensar�n los hombres de eso, ustedes, caballeros, me dir�n.
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