Dice ella que no hace nada
Ileana P�rez Burgos
Yo no hago nada, te lo juro, nada�. Eso dice mi amiga Elena. En cada viaje, alg�n enamorado deja y no uno pasajero. Si no de esos que la llaman todas las semanas, le env�an e-mails diarios y hasta le mandan el pasaje para que vuelva a verlos. Las ofertas de salidas nunca le faltan, ni las llamadas conquistadoras ni las visitas inesperadas. De vez en cuando se le resucita alg�n ex con alg�n �buen� regalo.
Cada vez que me cuenta de un levante, exclamo: �Pero, �c�nchole, qu� es lo que haces. Dime, por favor, porque por ac� no cae mucho!�.
Dice ella que no hace nada.
Algunas amigas no le creen y preguntan a sus espaldas que d�nde est�n esos levantes, algunos se ven, otros se quedaron en el extranjero. Otras dicen que �qui�n sabe que les da� �ya captar�n ustedes la insinuaci�n� pero Elena jura �y yo le creo� que hace mucho dej� el sexo casual y que ahora no les da �nada� (sin amor). A ratos dudaremos de sus historias, pero ella sigue clavando banderitas en los corazones de los hombres. Por ahora, por ninguno se ha decidido, porque uno est� muy lejos, el otro dice que no quiere hijos, el otro la aburri�... Todav�a est� esperando al pr�ncipe azul, pero no sentada en la sala, sino andando y andando.
�Qu� hace Elena?
Ya estaba yo por creer que era cosa del destino o cong�nita, cuando la pill� en acci�n. Fuimos ella, Mar�a y yo al cine. Compramos los tiquetes, el pop-corn y est�bamos esperando que comenzara la tanda frente a la sala que nos correspond�a. Despistada como soy, yo com�a mi pop corn uno a uno para que no se acabara antes de entrar. De pronto veo que Elena se va quitando el abrigo. Yo pens� �pero si no hace calor� y segu� con mi pop corn. Elena se espeluc� como los pavos reales cuando pavonean a la pavita. Mi otra amiga me tira una mirada alertadora y yo pum, capto. Elena hab�a avistado �sin decirnos una palabra, no comparti� el dato� a un chico esperando como nosotras. Estaba simp�tico y parec�a estar solo. Elena lo mir� no s� c�mo porque, como les digo, yo com�a pop corn, y se quit� el abrigo. El hombre, casi por impulso involuntario, se acerc� a nosotras pero no dijo nada, parece que no sab�a c�mo abordarla. Ella nos hablaba como quien no se da cuenta de la cosa, pero la mercanc�a �a trav�s del escote� estaba expuesta. El segu�a encaminado hac�a nosotras como si lo llamaran las sirenas. De pronto se le par� al lado una mujer. �Oh! El no estaba solo. Su acompa�ante capt� lo que estaba ocurriendo �no fue lenta como yo� y le dijo algo trivial, pero con �esta� cara, que el hombre si hubiera tenido rabo lo habr�a metido entre las piernas de la verg�enza, pues era obvio que su novia hab�a pillado el movimiento.
�Oye, qu� lanzada, y el tipo tiene novia�, le dije.
�Pero si yo no he hecho nada�. Eso dice ella.
Elena se lament� la p�rdida, se puso el abrigo y sigui� como si nada. Mar�a y yo est�bamos con los ojos abiertos del asombro. La hab�amos visto en acci�n. �Qu� no hace nada? ���Ja!!! S� que hace. Pero le viene tan f�cil y con tal naturalidad que no creo que yo jam�s la pueda ni imitar ni me sentir�a c�moda haci�ndolo. Es que me muero de la pena si tengo que disparar el busto ante el pasante buen mozo, me muero de la incomodidad si me quito el abrigo cuando tengo fr�o, y ni me doy mucha cuenta de lo que ocurre a mi alrededor. Claro, que si ustedes le preguntan a Elena, ella tampoco hace nada de eso.
Ser� tonta, porque a m� eso no me sale f�cil ni me lo ense�aron en casa, porque tengo la leve impresi�n que esas habilidades se aprenden desde peque�a. Lo que me queda claro es que quien mucho pesca mucho sale a pescar y con buena carnada y toda la atenci�n en el mar de peces.
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