Apasionados con la Pasi�n
El hombre es un animal de pasiones intensas, y qu� mejor que una pel�cula controversial para despertarlas todas. Ojal� las buenas se quedaran despiertas
Julieta de Diego de F�brega
Al poeta y dramaturgo Oscar Wilde le parec�a espantoso que la gente hablara de �l, pero le parec�a a�n peor que no hablaran del todo. Esta filosof�a parece haberse afincado en la mente de quienes navegan por la vida p�blica, pues vemos constantemente que lo que les interesa es, como dicen los publicistas, el �top of mind�. Les gusta que sus nombres est�n en la punta de la lengua de todo el mundo, para bien o para mal.
Dicen tambi�n que para los gustos se inventaron los colores, yo, personalmente, me inclino por el sano anonimato, porque desde peque�a me ense�aron que uno no debe andar por ah� publicando �en sentido figurado� todo lo que hace. Vuelvo al t�tulo. No es ning�n secreto que la nueva pel�cula de Mel Gibson es el tema del momento. Ha provocado reacciones que van de un extremo a otro, con pocas a medio camino. �Les asombra? A m� no, pues a los seres humanos nos cuesta encontrar el balance.
Los debates y las opiniones van y vienen. Est�n los ofendidos, los esc�pticos, los conmovidos, los que buscan im�genes, los que se preocupan por los puntos y las comas, los que cerraron los ojos casi toda la distancia, los que lloraron, los que fueron a misa al d�a siguiente despu�s de un a�o de ausencia, los que la han visto tres veces y ya tienen el DVD pirateado en casa y los que no se han atrevido a ir todav�a.
La comentan sacerdotes, ministros, rabinos, cr�ticos de cine, j�venes y adultos. Si Jes�s hubiese estado de acuerdo con la filosof�a de Oscar Wilde estar�a arrebatado. La pregunta que cabe aqu� es �Hacia d�nde nos lleva tanta deliberaci�n? Quisiera pensar que a la pr�ctica de la fe, pero no estoy muy segura de que as� sea.
Nuestra principal preocupaci�n sigue siendo el detalle. Contamos los latigazos a la par de los romanos para decidir si el exceso invalida la fuente hist�rica de Gibson, nos convertimos en psic�logos para determinar si el comportamiento de Pilato realmente concuerda con su importante cargo pol�tico, nos parece que Gibson hace caer a Jes�s m�s veces que la Biblia, y que ya para estas alturas deb�a saber que a los crucificados no se le atravesaban las manos con clavos sino las mu�ecas, notamos que falt� el letrerito de INRI en la cruz, que el centuri�n no afirm� luego de la conmoci�n que sigui� al deceso de Jes�s �verdaderamente este hombre era Hijo de Dios�. La lista de minucias podr�a llenar varias p�ginas, pero �importan realmente?
�A qu� aspir� Jes�s con su sacrificio? �A que habl�ramos de �l o a que lo sigui�ramos? �A que repiti�ramos cien veces al d�a que lo amamos, o a que lo demostr�ramos con hechos? �A que nos conden�ramos por la mentira que dijimos cuando ten�amos seis a�os o a que nos salv�ramos? Me pregunto constantemente �Por qu� si el mensaje de Jes�s fue tan claro insistimos en enredarlo? �Por qu� si tenemos la capacidad de vivir junto a Dios, escogemos vivir lejos de �l?
Comprendo perfectamente la intenci�n de Gibson, a todos nos toca difundir la Buena Nueva y cada qui�n predica como mejor puede. Su pel�cula seguramente ha estremecido a la �generaci�n visual�, ustedes saben, la que naci� pegada a la televisi�n, a los videojuegos y a la computadora. La que entiende mucho mejor lo que ve que lo que lee o escucha. No hay nada de malo en eso.
Lo que preocupa es que la vida espiritual de las personas se convierta en un asunto de moda y que cuando La Pasi�n sea una caja m�s en los videoclubs nosotros volvamos a la misma rutina de apat�a en que viv�amos antes de ver la pel�cula y que todas las buenas intenciones surgidas al calor de los latigazos queden archivadas, junto con la Biblia que prometimos leer con m�s frecuencia y la carta que �bamos a enviar al hermano a quien no le hablamos desde hace tres a�os.
�Ser�a tan f�cil la vida si pudi�semos transformar La Pasi�n de Cristo en Pasi�n por Cristo!
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