Invitado en casa

Sobre �Adivina qui�n viene a cenar� (Diario de mam�, 2 de enero). Me parece muy oportuno y adecuado el comentario. Las m�ltiples ocupaciones y compromisos de la �poca navide�a nos hacen olvidarnos del principal invitado. Su art�culo es un llamado a la reflexi�n y ojal� el pr�ximo a�o podamos ofrecerle el lugar que se merece.

Cordialmente,
L�a Graciela Chavarr�a
Hollywood, Florida

Apreciada Julieta:

Le� tu art�culo del Diario de Mam� del 2 de enero. Cr�eme que m�s importante que abrirle la puerta a ese verdadero amigo, �ste se alegrar�a m�s si le abrimos nuestro coraz�n y le permitimos morar en �l. Yo hice justamente eso el pasado a�o y puedo asegurarte de que en las buenas y en las malas le doy gracias por estar siempre a mi lado. Por ello, abr�mosle la puerta y el coraz�n no solo en Navidad. Permitamos que se quede con cada uno de nosotros los 365 d�as del a�o.

Con el aprecio de siempre,
Herminio Rodr�guez Ro.

Te�idas de fucsia
Respuesta al Sr. Van Werf.

En su n�mero del viernes 2 de enero, no pude evitar leer �La opini�n de un hombre�. Reconozco que hay muchos puntos en donde el se�or tiene mucha raz�n, aunque nos tache de feministas e interesadas. Es cierto, pareciera que vivimos en dos mundos distintos, especialmente cuando al preguntar a los hombres (en reuniones, en la calle o inclusive en la web), sobre su pareja ideal, antes de se�alar los atributos espirituales, las primeras tres palabras que surgen son: alta, delgada y bonita (ADB).

Desafortunadamente, no todas llenamos los requisitos de las ADB. De repente que seamos interesadas y ustedes se fijen primero en lo f�sico sea la causa de la apat�a hacia al matrimonio (yo dir�a falta de conexi�n, no estamos funcionando en la misma frecuencia). Para encontrar a una mujer seria, honesta, que sepa abordar diferentes temas, hay que darle oportunidad a las que no son ADB. Sino, seguiremos siendo unas �interesadas� y los hombres �interesados en lo f�sico�.

P.D. Al parecer estos intereses est�n rompiendo el saco.

Su fiel Lectora,
Eva M. Ramos R.
Santiago de Veraguas