Publicado el viernes 31 de octubre de 2003 - Edici�n No. 717 | Inicio | | Foros | Favoritos | Buzón | ? |
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�Houston, we have a problem�

Todos nos maravillamos ante la cantidad de esfuerzo que se requiere para llevar exitosamente una nave al espacio y traerla de vuelta. Pero es una misi�n f�cil �sta, comparada con la de llevar una vida a feliz t�rmino

Julieta de Diego de F�brega

Antes de que le metan diente a este art�culo quiero manifestar enf�ticamente que mi intenci�n con las palabras a continuaci�n no es echarme flores, sino simplemente aclarar ciertas dudas que me asaltaron a ra�z de comentarios recibidos con respecto a mi publicaci�n del 17 de octubre �Consejos para Carolina�.

Ese d�a recib� muchas llamadas y a�n casi dos semanas despu�s la gente me hace comentarios al respecto. No creo que sea porque escrib� una joya literaria, ni mucho menos. �Qu� fue lo que ocasion� entonces la lluvia de observaciones de los lectores? Me qued� pensando. Me entretuve con ocurrencias de la vida cotidiana y volv� a pensar. Poco a poco, se me fue aclarando el panorama.

No me qued� otra alternativa que concluir que ese art�culo toc� un nervio que muchos de nosotros ten�amos adormecido, el que nos hace volver la mirada hacia las cosas verdaderamente importantes de la vida: nuestros seres queridos. Incluya en esa categor�a a sus padres, sus hijos, sus hermanos, sus abuelos, sus t�os y por qu� no, a sus buenos amigos tambi�n.

Conclu� tambi�n que la carrera por alcanzar el triunfo profesional y econ�mico es lo hace las veces de anestesia. Y f�jense que la anestesia no es general, sino local �como se dir�a en el argot cient�fico�. Son solo ciertos sentidos los que mantenemos adormecidos, porque lo que es la calculadora siempre est� funcionando.

Podemos calcular sin problema cu�ntos a�os de trabajo nos faltan para llegar a la tan anhelada jubilaci�n. Calculamos tambi�n c�mo y cu�ndo debemos empezar a reservar provisiones para que la misma sea un premio y no un castigo. Aunque no nos guste, estamos dispuestos a sacrificar horas/familia por horas/empresa y lo hacemos con el convencimiento de que el sacrificio es por el bien de la familia que estamos abandonando. Incongruencia gigante �no les parece?

Pero vamos m�s all�. En las noches nos sentamos a explicarle a nuestros hijos por qu� nuestra ausencia es necesaria. Les pedimos comprensi�n y les detallamos, como si fuera un inventario de cierre de a�o, todas las cosas que les podremos dar producto de nuestras largas horas fuera de casa. Una mejor educaci�n siempre encabeza la lista porque es lo que menos materialista suena.

Nuestros padres y abuelos no saben si sentir l�stima de nosotros o soltar la rabia que llevan guardada porque no los visitamos con suficiente frecuencia. Est�n confundid�simos los pobres. Y mientras tanto nosotros seguimos adelante con el proyecto de vida que hemos escogido. Igual que hacen en la NASA, planificamos y revisamos hasta el �ltimo detalle, porque el sue�o es llegar al espacio, enti�ndase, la abundancia material.

Me tom� el trabajo de investigar las causas de los accidentes ocurridos en las misiones espaciales. Todos ellos fueron ocasionados por la falla de alguna pieza min�scula que se perdi� en el marem�gnum de �asuntos importantes�. Una v�lvula defectuosa que ocasion� que la cabina perdiera presi�n, sistemas de paraca�das que no funcionaron, sellos que debido al fr�o ambiental no funcionaron correctamente; en fin, tonter�as.

Reflexionemos nuevamente �ser�n realmente tonter�as? �Ser� que su hijo recordar� para el resto de su vida aquella fiesta de cumplea�os a la que usted no lleg� porque sali� tarde de una junta? �Ser� capaz de perdonarle todas los comentarios entre dientes que emiti� cuando �l le pidi� que lo llevara a comprar papel de construcci�n a las nueve de la noche? Y no es que estas cosas sean supremamente importantes por s� solas, pero lo que hay que ver no es su valor intr�nseco, sino el que tienen para terceras personas.

Ya s�, ya s�. Usted ha hecho un mill�n de sacrificios por su familia y es injusto que le saquen en cara las faltas y no le den cr�dito por sus buenas acciones. Sin embargo, actuando como abogada del diablo, quisiera decirle que cuando uno interact�a en un c�rculo familiar hay que tomar en cuenta los sentimientos de los dem�s, no solo los propios. La idea es buscar un balance con el que todos se sientan c�modos. De lo contrario, en alg�n momento de su importante misi�n escuchar� la temida frase: Houston, we have a problem.