Madre solo hay una
Esther M. Arjona
Se acercaban las nueve de la noche y sin planificarlo cuatro de las �regulares� del bar se hab�an reunido. Luego de los saludos, los �hace tiempo que no te ve�amos� y las actualizaciones de la vida de cada una, la conversaci�n dio un giro inesperado. En esta ocasi�n no se habl� de relaciones, ni de futuros prospectos ni de lo flaco de nuestros bolsillos, ni siquiera de la pr�xima reuni�n.
�Imag�nate que la chiquilla termin� las clases a las dos de la tarde y lleg� a la casa a las cinco!�, dec�a fulana sobre su sobrina postiza que estaba dando qu� hacer tanto a su mam� como a ella. �Est� rebelde. Le hablaba y ella solo se hac�a la sorda, como burl�ndose�. De esa manera inici� un largo flashback que a algunas hizo re�r y a otras pensar.
El tema de las madres es tan complejo como variado. Mientras unas hubiesen querido tenerla m�s cerca, otras no hubiesen dudado ni por un momento en tratar de quit�rsela de encima. Siempre dictando reglas e imponiendo horarios. Unas hijas toman con calma el asunto mientras otras se revelan.
�Yo llegu� a decirle a mi mam� la t�pica frase �lo que pasa es que t� est�s vieja y no entiendes a la juventud�, pero nunca me burl� de ella en su cara�, insist�a Fulana.
Sutana dijo: �la verdad es que a pesar de no estar de acuerdo con las reglas de ella, fui muy d�cil, yo no di mayores problemas�.
Mengana record� sus buenas notas en la escuela, claro, acompa�adas por una buena cantidad de llamadas de atenci�n por indisciplina. �Nadie se sentaba a estudiar conmigo, esa era mi responsabilidad, lo que s� es que me portaba bien mal. �Te acuerdas?� Le pregunt� a Sutana. Claro que lo recordaba.
Los tiempos de escuela pasaron, todas nos graduamos hace ya algunos a�os. De all� sigui� la universidad, el trabajo y sobre todo, las fiestas. Para muchas, la diversi�n es lo primordial en esos a�os.
��Recuerdas ese Halloween?� pregunt� Fulana. �Claro, estuvo excelente�, se apresur� a responder Sutana mientras una sonrisa se ilumin� en su rostro y cont� a las dem�s. �Como el due�o de la disco qued� ca�do con Perenceja tuvimos champa�a gratis toda la noche. De all� salimos a las cinco de la ma�ana�. Siguieron los detalles de c�mo llegaron a casa de Perenceja, c�mo ella las convenci� de quedarse all� para que no manejaran, y la reacci�n de las madres de ellas al recibirlas en casa. �Mi mam� me recibi� con una cara que para qu� te cuento�.
Los cuentos se multiplicaban. �Una vez me toc� llamar a mi mam� para decirle �estamos en la corregidur�a��. Para que vean, eso ocurre hasta en las mejores familias. �Ay hija, �qu� pas�?�, dijo la madre. Fulana escuchaba la nerviosa voz de su madre a trav�s del tel�fono. �Ignoramos un letrero de �No traspase� y nos llev� la polic�a. All� tuvo que ir a buscarnos y hacerse responsable por nosotros. Despu�s vino el rega��n. Mi pobre madre...�.
A pesar de los chascos, ellas est�n pendientes, algunas esperan despiertas hasta saber que su hija lleg� y est� sana.��Cu�ntas de ustedes no llegaron todas sigilosas, con los zapatos en la mano para darse cuenta luego de que ella est� despierta esperando detr�s de la cortina?� les pregunt� Sutana a las dem�s.
�Aunque tengo 36 a�os, mi mam� me llama todos los d�as a las 6 de la ma�ana�, dijo Mengana.
�Claro, yo llego a las 5 de la ma�ana a mi casa, pero si mi mam� se demora un poco y no s� d�nde est�, all� empieza la llamadera�, r�e Fulana.
Y se invierten los papeles.��D�nde est�s?, y �por qu� no has venido?, pero me hubieras avisado...� Nada como una cucharada de la misma medicina.
�Qu� rega�ona que me estoy poniendo, admite Sutana. Y es que la gen�tica no perdona. ��Tanto luchar y cada vez me parezco m�s a ella!�
Es un poco de la madurez que a golpes vamos ganando con algunos a�os. Qui�n lo dir�a... en la barra de un bar y hablando de nuestras mam�s y el hard time que les hemos dado. �Ser� que a nosotras nos va a tocar igual cuando tengamos nuestros hijos? ��Oh Noooooooo!�
La conversaci�n se torna tan animada que no nos damos cuenta de lo tarde que es.�Otra vez voy a llegar tarde �y no llam� a mi mam�!�.
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