La ciencia detr�s de la solidaridad femenina
La pr�xima vez que vea a dos o tres mujeres reunidas no asuma que est�n perdiendo el tiempo. Lo m�s probable es que est�n promoviendo la sanaci�n de alguna de ellas
Julieta De Diego de F�brega
No es nada raro que la sociedad se burle de los lazos de amistad que forman las mujeres. Es com�n que en cualquier actividad social surja el consabido tema de las mujeres reuni�ndose a tomar caf� en las tardes �sin�nimo de pajarear en el argot masculino�. Los miembros del sexo femenino por lo general responden visceralmente a estos comentarios manifestando que surgen como producto de la envidia que sienten los hombres.
Con iron�as o sin ellas, es obvio que las mujeres logran, a lo largo de su vida, establecer lazos de profunda intimidad con sus compa�eras del mismo sexo. Es as� como dos amigas pueden hablar, sin penas ni remilgos, sobre problemas en su matrimonio, conflictos con los hijos, dificultades con los jefes y descuadres en el presupuesto. Y enti�ndase que estas conversaciones no se desarrollan en tono de bochinche �como la gente suele pensar� sino simplemente porque encontramos en nuestras amigas una palabra de aliento, un consejo sabio o simplemente un o�do dispuesto a escuchar nuestras penas y alegr�as. Porque hay que entender que las cosas buenas tambi�n se comparten.
El otro d�a recib� por correo electr�nico un escrito que resume un estudio cient�fico que respalda esta conducta. El mismo fue realizado por un grupo de m�dicos de la Universidad de Los Angeles en California, Estados Unidos, y aclara cu�les son los mecanismos cient�ficos que promueven la solidaridad femenina.
Los autores del estudio �hombres y mujeres� confirman que la reacci�n femenina de aglomerarse en busca de protecci�n data de la �poca prehist�rica. Cuando los hombres part�an de cacer�a por largos per�odos de tiempo las mujeres formaban un equipo cohesionado para proteger el campamento y a los ni�os. Se descubri� tambi�n que en situaciones de tensi�n las gl�ndulas femeninas secretan una gran dosis de oxitocina, la cual ayuda a disminuir los niveles de estr�s.
Los hombres tambi�n secretan oxitocina, sin embargo, la testosterona tiende a neutralizar sus efectos, mientras que los estr�genos femeninos aumentan su producci�n. Hoy en d�a estamos muy conscientes de los estragos que causa el estr�s y sabemos tambi�n que puede desencadenar incluso otros des�rdenes m�dicos que contribuyen a desmejorar la calidad de vida. Ante la posibilidad de vivir m�s a�os y en mejores condiciones emocionales, yo propongo que empecemos a entrenar a los hombres en los misterios de la solidaridad femenina.
He visto que el suplemento �Ellas� est� anunciando en el diario La Prensa su campa�a para contribuir con el programa de Reconstrucci�n Mamaria de Fundac�ncer. Una sencilla camiseta con el logo del suplemento ser� el instrumento de recolecci�n de fondos para esta loable campa�a. Nuevamente, la mujer ayudando a la mujer. Me encanta el eslogan �Si llevas una, pones dos�. Al buen entendedor, pocas palabras.
Vale la pena comentar que si bien es cierto que es mucho m�s efectivo �en t�rminos terap�uticos� sentarse f�sicamente a conversar con una amiga, las mujeres tenemos la capacidad de poder entender los mensajes de solidaridad que otras mujeres nos env�an aunque vengan escritos entre l�neas. Es por esto que pienso que entre m�s camisetas de Ellas circulen por las calles del pa�s, m�s claro llegar� el mensaje a nuestras cong�neres que han tenido que someterse a una mastectom�a para erradicar un c�ncer de mama.
Debemos comprender tambi�n que es una situaci�n de �hoy por ti, ma�ana por m�, pues nadie nos garantiza que nosotras mismas no vamos a padecer la misma enfermedad en alg�n momento de nuestras vidas. Demostremos pues, que el instinto protector que empez� a desarrollarse cuando todav�a hab�a dinosaurios sobre la tierra, sigue vivo entre las mujeres.
Salgamos todas a comprar nuestra camiseta de Ellas y us�mosla con orgullo, pues el mensaje es: Me importa, te quiero, te ayudo, te comprendo, lloro contigo, me alegro de tu recuperaci�n. Soy solidaria.
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