Complejo �x small�
Roxana Mu�oz
Lo �ltimo: Jennifer L�pez est� gorda. S�, as� como lo leen. Yo se lo escuch� en un programa de televisi�n: �estoy orgullosa de representar a las mujeres rellenitas�. No estoy segura de qu� entiende Jennifer L�pez por rellenita, pero s� puedo apostar a que sus pantalones no me suben m�s all� de las rodillas.
Tal vez la percepci�n de la estrella se debe al hecho de que en esto de qui�n est� gorda o flaca hay una gran confusi�n. �Busca a la gorda chiquita en la foto�, le dec�a por tel�fono el editor de moda a Ileana; por m�s que repasaba las fotograf�as no ve�a a ninguna gorda chiquita. Por esas se�as nunca la encontr�. Porque la que �l calificaba como gorda chiquita era una mujer a la que la talla 10 le queda grande. Sin embargo, el editor se lamentaba de lo mucho que le hab�a costado vestir a esta mujer enorme. Despu�s de cerrarle indignada el tel�fono, Ileana mir� al resto de las mortales del departamento, �si ella es gorda, �qu� seremos nosotras? �hipop�tamos?�.
Pero as� se piensa en el mundo de la moda. Vivimos bajo la escasa sombra de las afiladas y huesudas mujeres que salen en revistas, pel�culas y anuncios comerciales. Las mismas que no tienen nalgas, caderas ni carne que les cubra las costillas. Y cuando aparecen levitando en las pasarelas vestidas de dise�adores costosos pensamos: �oh, oh... yo no me veo as�, pero en vez de sentirnos aliviadas pensamos: algo malo tenemos.
El hecho es corroborado cuando salimos de compras y los tops de moda no nos quedan, a menos que vengan en L � XL. Con susto he descubierto que existe la talla x small, que no es un small m�s grande, sino m�s chiquito. D�ganme si en esto no hay maldad.
En el mismo programa donde aparec�a la JLo se dijo que aunque la mayor�a de las estadounidenses es talla 12, muchas suspiran por la talla 8 con el af�n de alcanzar el nuevo y peque�o ideal de belleza, lo cierto es que las estrellas y modelos que vemos en la televisi�n usan ropa con etiqueta dos.
��Dos! �me respondi� mi hermano con ojos de susto y desconfianza� �y esa talla c�mo es?� me pregunt�. Seguramente es parecida a la que mi mam� me compraba cuando ten�a 8 a�os. Bueno, a las estrellas les pagan por verse bien, y de paso hacernos sentir mal. Al fin y al cabo tanto sufrimiento por gusto.
La delgadez esa a la que aspiramos es una ilusi�n; solo es posible haciendo lo que esas estrellas hacen: corriendo 19 kil�metros diarios, haci�ndose limpiezas de colon (as� como lo imaginan), levant�ndose a las 3:30 a.m. para ejercitarse, midiendo el desayuno en onzas y gramos, o peor a�n, ayunando. Sacrificios que seg�n contaron algunos suele ponerlos de muy mal humor.
No hay dudas de que es maravilloso perder unas libritas y ver que los pantalones se nos ajustan sin sofocarnos los muslos. Pero de eso a la obsesi�n por estar m�s y m�s delgadas hay un trecho. No tiene sentido llorar a los 35 a�os porque ya no pesas lo mismo que cuando entraste a la universidad. Tampoco lo tiene vivir mortificado por ese mondonguito que asoma cuando te sientas.
Para quien queremos vernos tan flacas, l�nguidas, imagino que una mujer tan �firi firi� apenas si tiene fuerza para levantar el rimel. Y si le preguntas a los hombres, por lo menos a los que nos rodean, que es de all� donde tenemos que escoger, te dir�n que prefieren, carne. Eso s�, firme.
Las mujeres verdaderas, sobre todo si son latinas, tienen curvas. �Qu� ganas estas de querer convertirnos en una recta, con el riesgo de sufrir tantos atropellos en el intento!
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