Cuando sea grande...
Esther M. Arjona
Vaya semana, realmente agitada y con sorpresas no tan agradables. Deja de estar con nosotros una leyenda viviente, una mujer que por m�s de 50 a�os tuvo como principal objetivo el divertirnos, hacernos olvidar las penas, estar siempre optimistas.
Del d�a de su fallecimiento al d�a de hoy hemos visto y escuchado con lujo de detalles sobre su trayectoria y hemos podido recordar esos momentos especiales en que su m�sica ha estado presente.
�Traigo hierba santa pa� la garganta...� recuerdo haber escuchado canciones como esta desde mi ni�ez. Tambi�n llega a mi mente uno de esos carnavales, all� en los 70, la Plaza 5 de Mayo repleta de parejas bailando �Zamb�llete y ven pa� ac�, ven conmigo a Panam�...� y recientemente haber coreado con un grupo de amistades la semana pasada pr�cticamente todos los temas del �lbum de �xitos.
�Se imaginan vivir en un escenario? �La rumba me est� llamando...� y no haber terminado la primera frase del tema y escuchar una inmensa ovaci�n... Es el sue�o de cualquier cantante, incluso de cualquier aficionado que tome el micr�fono en una sala de karaoke. �La negra tiene tumbao... �Az�car, az�car!�.
Para quienes la m�sica es un elemento importante en la vida, el poder interpretar y hacer llegar ese sentimiento al p�blico, y que ese p�blico lo reciba y lo haga suyo, es llegar a la gloria. Y qu� m�s quisi�ramos aquellos que de vez en cuando nos acercamos a un micr�fono que lograr eso, aunque sea una vez en la vida.
Cuando sea grande quisiera ser como Celia, no para que me persigan multitudes ni que me pidan aut�grafos. No para llenar teatros y estadios con fan�ticos. Estoy muy lejos de tener una imagen de rumbera, nunca he sido amiga de las pelucas, mucho menos de las de colores, y mi manera de vestir es bastante convencional. Aun as�, quisiera parecerme a Celia y vivir de alegr�a y de canciones.
A trav�s de entrevistas, documentales y programas especiales hemos sido testigos de una vida ejemplar, no por los millones ganados ni por la fama mundial, sino por su sensibilidad humana.
Quisiera ser como Celia y tener algo de la entereza que tuvo esta mujer al enfrentar, sin llanto y sin tristeza, una enfermedad que sab�a no pod�a vencer.
Quisiera tener la humildad que la caracteriz� a pesar de saber que era todo un �cono para la poblaci�n latinoamericana.
Quisiera sonre�r, bailar y cantar por horas sin quejarme ni una vez de los achaques de la edad ni del calor ni del cansancio.
Quisiera ser capaz de mantener como ella a una familia unida y llevar un matrimonio de m�s de 40 a�os, incluso con una carrera profesional tan demandante. Saber que el planchar una camisa o preparar una comida no me va a hacer menos, sino m�s.
Quisiera tener tanta disciplina y tenacidad para continuar trabajando con la misma dedicaci�n, aunque luego de a�os de logros no necesite hacerlo.
Tambi�n quisiera tener la disposici�n para ayudar a personas enfermas y menos afortunadas, no con un cheque, sino con verdadera preocupaci�n y tiempo.
Quisiera siempre mantener el sentido de actualidad y lograr estar vigente por m�s de 50 a�os.
Quisiera tener una voz tan potente como la de ella, no solo para cantar, sino para ofrecer mi punto de vista sin ning�n temor.
En fin, tener tanta dulzura que hiciera que me reconocieran solo con la palabra �Az�car!
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