Reaparece Alice
Cuando me dicen que soy demasiado viejo para hacer una cosa, procuro hacerla enseguida.Pablo Picasso
Al centro del mural hay un nombre, �Alice�, y est� rodeado de las figuras celestiales caracter�sticas del artista espa�ol Joan Mir�. El mural ser� apreciado por el p�blico por primera vez desde 1990, en una exhibici�n del Museo Guggenheim de Nueva York.
Compuesto por 120 piezas de cer�mica, fue instalado en la colecci�n permanente del museo en 1967, pero normalmente est� escondida detr�s de una pared falsa que el museo utiliza para separarla de sus exhibiciones especiales.
Sin embargo, el mural de Mir� encaja perfectamente en la nueva muestra del museo, titulada: �De Picasso a Pollock: Los cl�sicos del arte moderno�.
Adem�s de Pablo Picasso y Jackson Pollock, la muestra incluye m�s de 130 pinturas y esculturas de 48 artistas, incluyendo a Kandinsky, Willem de Kooning, Chagall y Piet Mondrian.
El mural de Mir� est� ubicado sobre la primera pared que los visitantes observan antes de subir la rampa espiral del museo. La obra fue comisionada en 1963 por Harry Guggenheim, presidente de la Fundaci�n Guggenheim, como un honor a la memoria de su esposa, Alicia Patterson Guggenheim, quien muri� repentinamente a los 56 a�os.
La muestra �De Picasso a Pollock� permanecer� abierta al p�blico hasta el 28 de septiembre.
Ropa para el Vaticano
Con las alt�simas temperaturas tambi�n crece el malhumor, cuando la Polic�a vaticana impide el ingreso de turistas ligeros de ropas a la Bas�lica de San Pedro.
Los puestos callejeros hacen su agosto con la venta de pantalones y camisas desechables de papel, transformando la Plaza de San Pedro en un vestidor al aire libre.
�Nac� desnudo y la Iglesia quiere que yo vista pantalones�, clam� el turista dan�s Kenneth Bergen ante una multitud de personas a las que se acababa de vedar la entrada. Bergen ven�a de comprar sus pantalones de papel.
El problema de la vestimenta provoca ri�as todos los veranos, pero ninguno como este, en que Roma padece de una ola de calor implacable.
Desde hace semanas reinan temperaturas superiores a los 30 grados, y los miles de turistas parecen vestidos para la playa, con pantaloncillos, minifaldas y camisetas que dejan los hombros al aire. La polic�a tiene que afanarse para impedir que los veraneantes refresquen sus pies en la Fontana di Trevi y otros monumentos.
Con gran iniciativa empresarial, vendedores montan sus puestos en diversos puntos de la gran plaza, alertas a la presencia policial.
Algunos turistas, m�s previsores, sacan pantalones y camisas de sus mochilas y se cambian en medio de la Plaza de San Pedro, lo cual suele provocar silbidos y abucheos.
Callar el ruido
Un estudio realizado en Europa afirma que los p�jaros de ciudad se ven obligados a elevar el tono de sus cantos, que utilizan como �arma de seducci�n� para reproducirse, por culpa de la contaminaci�n ac�stica.
Publicado en la revista Nature, el estudio se�ala que los paros, nombre gen�tico de diversos p�jaros que viven en las �reas m�s ruidosas de las grandes urbes, gorjean a mayor volumen para hacerse o�r y que su proceso reproductivo no se vea afectado.
Como otras de las aves que cantan, los paros lo hacen para marcar su territorio de apareamiento y atraer as� a sus parejas, pero esto se vuelve imposible en las ciudades debido al estruendo causado por el tr�fico rodado, los aviones o las obras.
�Esto demuestra, por primera vez, que las alteraciones medioambientales podr�an cambiar las formas de comunicaci�n de los p�jaros salvajes�, afirman los cient�ficos.
�Los machos de los lugares m�s ruidosos son los que tienen una mayor frecuencia m�nima en sus cantos, mientras que los de las zonas tranquilas emiten notas que alcanzan las frecuencias m�s bajas medidas�, explican estos cient�ficos.
Los p�jaros -concluyen- adaptan el volumen de sus cantos al lugar d�nde se encuentran.
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