Letras
Cuando aprend� que las letras exist�an, seguramente con esos cubos de madera tan lindos que todos los ni�os del siglo pasado pose�an, nunca me imagin� que semejante part�cula tan min�scula pudiera ser tan importante. Ahora ya lo s�
Julieta De Diego de F�brega
Siempre escucha uno que la palabra es un arma peligrosa, o una herramienta potente, dependiendo de si se usa mal o bien. Y es cierto, hay discursos (conjuntos de palabras) que han cambiado el mundo. Est�n formadas las palabras por unidades m�s peque�as: letras, las que, por supuesto, tienen tambi�n su propio m�rito. Cambie una, y convertir� rayar (acci�n de hacer rayas) en rallar (desmenuzar) o vasto (muy extendido o muy grande) en basto (grosero o tosco); cal, puede convertirse en mal o en sal.
Algo parecido sucedi� con mi art�culo del viernes 27 de junio, sobre los regalos del D�a del Padre. El texto andaba dando vueltas en mi cabeza desde hace mucho tiempo, pero cada vez que empezaba a escribirlo, el pudor se apoderaba de m� y todo quedaba en buenas intenciones. Fue la �tragedia� de Juan Jos� Rodr�guez �y de muchos otros pap�s� la que finalmente me dio el empujoncito que necesitaba para revelar el secreto.
Ll�mese mala suerte o un deseo incontrolable de la correctora de salvar mi reputaci�n, no s�, el hecho es que mi atrevimiento qued� convertido en un equipo desconocido. Comprendo que los textos deben pasar por los h�biles ojos de un corrector a fin de ubicar y corregir cualquier error gramatical u ortogr�fico que a uno se le escape. Yo, personalmente lo agradezco, pues nunca he sido buena mecan�grafa y a cada rato presiono la tecla equivocada. Gracias a Dios, los programas de procesamiento de palabras se han vuelto muy inteligentes y a veces hasta tercos, lo que ayuda much�simo a la hora de producir un texto. Sin embargo, no son infalibles y siempre puede uno meter la patota.
Les cuento lo que pas�. Yo quer�a decir que el regalo m�s anhelado por los pap�s y en general por cualquier humano con barba es el sexo. Cuando yo era m�s joven, se estilaba que aquellas palabras que dichas de sopet�n sonaban muy fuertes, se deletreaban. No era nada extra�o, pues, que uno al referirse a una mujer de la vida alegre dijera pe-u-te-a.
Ese fue el truco que trat� de usar en mi art�culo, pero obviamente se interpuso el bache generacional y as� fue como �ese-e-equis-o� qued� convertida en �ese-e-equip-o�. Y digo bache generacional, pues estoy segura de que ya a nadie le da pena decir sexo. Mi primer impulso al leer el art�culo fue saltar a revisar mi texto original, ya que como les dije antes soy humana y me equivoco. All� estaba la �ese� al final de �equis� muerta de la risa.
Como soy como Dios me ha hecho, enseguida qued� buscando las posibles razones para el cambio. La primera que se me ocurri� fue que el corrector ten�a que ser hombre. No hab�a otra. El pensar como hombre no da cabida a la posibilidad de que a una vieja de 47 a�os le d� verg�enza decir una palabra tan com�n. Amigos, no se molesten conmigo, no es ning�n secreto que los hombres y las mujeres pensamos diferente. Y adem�s, sentimos diferente, nos vestimos diferente y en general vemos el mundo de distintos colores.
Pido perd�n por haber llegado a esa conclusi�n sin m�s fundamento que los antojos de mi desaforada imaginaci�n, pero qu� puedo decirles, ya no lucho con ella, es in�til, siempre se impone. Ya yo iba llegando al final de un art�culo (en mi cabeza, claro) en el que me permit�a exponer todas las razones por las cuales era natural que un hombre hubiera cambiado la letra en cuesti�n cuando comprob� que mis elucubraciones eran totalmente infundadas. �Qu� desilusi�n fue quedarme sin art�culo!
Lo bueno de todo esto es que me pas� un par de d�as repasando en la mente vocablos en los que solo hay que cambiar una letra para que el significado var�e de norte a sur. Juegue con nulo, pela, sube, canto, cien o lima. Busque sus propias opciones, seguro le servir�n para poner en forma la mente ortogr�fica y gramatical y seguramente el ejercicio mejorar� considerablemente sus aptitudes de jugador de Scrabble. Con base a mi propia evaluaci�n, yo debo estar cuchillo, as� es que le voy a dar una llamadita a mi amiga Berna Calvit para que me invite a una de sus legendarias partidas semanales.
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