Publicado el viernes 22 de junio de 2007 - Edici�n No. 900 | Inicio | | Foros | Favoritos | Buzón | ? |
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POR LA SOMBRITA
Pegados al celular

Panamá fue uno de los últimos países en tener acceso a la telefonía celular, pero quien nos ve ahora ni lo creería, ningún oráculo criollo lo pudo pronosticar.

Roxana Muñoz

Me parece que fue ayer –en 1995– cuando en la Asamblea Legislativa se discutía un proyecto de ley para regular las bandas de telefonía celular. En ese momento se decía que en Panamá unas 5 mil o 6 mil personas estarían en capacidad de adquirir uno de estos aparaticos.

En aquellos años esta tecnología parecía venir a paso de tortuga; Panamá era uno de los pocos países en la región que no disponía de ella.

Además, el Intel (la compañía pública de telefonía), advertía que seleccionaría con cuidado a los usuarios, ya que para esa empresa representaba una inversión muy alta y no era verdad que se podía correr el riesgo de que personas irresponsables (léase malapagas) tuvieran el servicio. Ahora que hay alrededor de un millón 800 mil usuarios de celular (varios panameños con uno y tres aparatos), resulta claro que ni siquiera nuestros más avezados oráculos criollos, de esos que adivinan la suerte y pronostican los números de la lotería, se habría aventurado a decir que para el año 2007 este dispositivo de comunicación sería imprescindible.

Ya es imposible estar en un sitio público sin que nuestros ojos tropiecen por lo menos con un ciudadano hablando, revisando, jugando o simplemente luciendo su artilugio de comunicación. Hay quienes no lo sueltan ni siquiera –me da pena decirlo– en el baño. En vez de apagarlo preferimos contestar para decir en susurros ‘estoy en el cine’, ‘te llamo luego, que estoy en una boda’, ‘ahora no puedo hablar, estoy en un entierro’ o ‘esdoy dacándome una muela. . . ’.

Pero cuando la persona no responde su celular, entonces tropezamos con la grabadora telefónica. Para mí, estos mensajes son lo más revelador que hay de una persona. Porque el aparato en sí no dice mucho del dueño, quien compra el que puede o usa uno que le regalaron o le heredaron. Pero en el mensaje está la esencia de la persona. Para muestra un botón ¡piiiiiiii!

" El primerizo

‘En este momento no puedo atenderte, deja tu número y te devolveré la llamada (a continuación se escucha un perro ladrando, un gallo cantando y la abuela que grita: ¡ven a comer!)’.

" El de tiempo y talento

‘Qué xopa friend. Chilling. Tranquilo. Ya sae como es. . . deja tu mensaje’.

" La que está de vacaciones

‘Hola soy C (voz encantadora y risueña). Pero si es algo de trabajo (tono de fastidio) estoy de vacaciones, llama a mi oficina. ¡Chau!

" El novio

‘Hola, este es el celular de Pánfilo, te habla su novia, él no te puede atender ahora, llámalo luego’. (Traducción a lo Paulina Rubio: ‘Este hombre es mío, no te le acerques que es míoooo. . . ’).

" El fresco como una lechuga

‘Deja tu mensaje o llámame de nuevo. ¡No tengo minutos!’.

" La chistosita

‘Aló, aló, aló (y justo cuando uno dice: 'aló') jejeje este es un mensaje, te engañé. Si aún quieres dejar el tuyo hazlo y te llamaré en cuanto pueda’.

" La máquina

‘Deje su mensaje ¡piiiiii!’. (Este tipo de personas o no es amante de la tecnología o está muy ocupada para grabar unas palabras en su celular o tiene pereza. )


 
 
 
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