Publicado el viernes 22 de junio de 2007 - Edici�n No. 900 | Inicio | | Foros | Favoritos | Buzón | ? |
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La isla como un espacio liberador

El escritor español José María Merino presentó en Panamá su novela ‘El lugar sin culpa’, cuyo personaje central, la doctora Gracia, espera escapar de sus problemas convirtiéndose en naturaleza.

Daniel Domínguez Z.

¿Cuál fue el punto de partida para escribir 'El lugar sin culpa'?

En las islas Baleares encontré una isla, la Cabrera, llena de sugerencias: parque natural, y con solo una pequeña población ocasional de estudiosos y guardianes. Me pareció un lugar propicio para una invención literaria.

¿Qué significado tienen palabras como identidad y memoria, tan presentes en esta novela?

La identidad es uno de los temas de nuestro tiempo, no hay más que ver el renacimiento de los fundamentalismos y de los nacionalismos. Sin embargo, tenemos que conjugar el ser y el cambiar: no debemos olvidar de dónde venimos, pero tenemos que ir asumiendo nuevos elementos de identidad. Todas las grandes culturas son hijas de los mestizajes.

¿Le damos la debida importancia al sentimiento de culpa?

El pecado original es un tema central en la cultura judeocristiana, y desgraciadamente a muchos nos educó en la mala conciencia religiosa. En el mundo hay muchas personas con un difuso sentimiento de culpa, o al menos de responsabilidad, ante la realidad poco satisfactoria que el ser humano ha llegado a provocar: desigualdades, hambrunas y guerras.

La doctora Gracia quiere ser precavida como las lagartijas. ¿De qué animal le gustaría aprender algo?

Siento gran interés por la vida acuática, me encanta bucear: me lo pasaría bien como delfín.

¿Esa fascinación de Gracia por las lagartijas y por estar en la isla es un estudio sobre la dualidad humana?

Gracia, ante el tiempo no humano, ese tiempo ajeno de la naturaleza impasible, siente envidia de lo inconsciente, porque las lagartijas y los árboles no sufren el dolor moral, el sufrimiento de recordar. Por eso abandona la ciudad y ha elegido la soledad, se ha ido a la isla a trabajar en el equipo de biólogos, a impregnarse de naturaleza. Nuestras ciudades, cada vez más alejadas de la naturaleza, crean espacios de soledad que no nos dejan reflexionar.

Ella está más a gusto entre especies que no son la propia. ¿A qué se debe?

Gracia tiene tantos problemas con su madre demenciada; con su hija huraña; con la hermana egoísta; con el marido que se abstiene de entrar en los problemas familiares. Su situación no es excepcional, y nuestras sociedades, por lo menos en Europa, presentan ejemplos de crisis domésticas, separaciones matrimoniales, desavenencias vecinales. La armonía perfecta no parece lo común, ni siquiera en la esfera familiar.

Gracia define a los humanos como sanguinarios. ¿Algún ejemplo?

La forma insidiosa y falaz como se planteó la guerra de Irak y los catastróficos resultados de la victoria serían suficientes. Pero como en España ETA ha vuelto a anunciar que se acabó el alto el fuego –otra mentira– no tengo más remedio que señalar que esa actitud es sólo efecto de un pensamiento sanguinario.


 
 
 
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