Publicado el viernes 13 de abril de 2007 - Edici�n No. 890 | Inicio | | Foros | Favoritos | Buzón | ? |
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Niños indígenas, un futuro mal pagado

Debido a la pobreza extrema en la que viven los niños y adolescentes indígenas, muchos trabajan para colaborar con el sustento familiar. El trabajo infantil los aleja de la escuela, y sin educación no pueden salir de la pobreza.

VANNIE ARROCHA

La publicación del estudio Trabajo Infantil y Pueblos Indígenas: El caso de Panamá, realizado por el Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (IPEC) de la Oficina Internacional del Trabajo (OIT), fue presentada el 27 de marzo.

Este informe denuncia que los niños y adolescentes indígenas son los menores panameños más expuestos al trabajo infantil y que esto se debe a la pobreza y exclusión social, y no a las costumbres y tradiciones indígenas -como muchas veces se intenta justificar-. Estos jóvenes incluso caen en formas explotadoras de trabajo infantil.

La investigación se realizó en 2006 y contó con la colaboración de la Coordinadora Nacional de las Mujeres Indígenas de Panamá, la Comisión de Asuntos Indígenas de la Asamblea Nacional, Grupo Consultivo de Líderes Indígenas en Temas de Niñez y Adolescencia, y la Agencia Española de Cooperación Internacional. Sus hallazgos se concretaron en un documento de 140 páginas.

Sin embargo, el día de la presentación algunas de las aseveraciones más destacadas no fueron novedad, más bien parecían noticias de un periódico de ayer: que en las comarcas indígenas se concentra la mayor población de pobreza extrema del país o que en estas regiones hay una insuficiencia de los servicios básicos de educación y salud.

El tema de discusión era el trabajo infantil, pero estos componentes se integraron al debate porque están fijamente ligados a este fenómeno.

Datos reveladores

Este estudio pone en relieve dos aspectos: el trabajo infantil en sus peores formas en niñas, niños y adolescentes indígenas en el país, y la migración de la población indígena ngöbe buglé y cómo esta termina incidiendo en el trabajo infantil.

Es necesario saber que la población indígena representa el 10% de la población total del país, y que la suma de sus ocho grupos indígenas suman 285 mil 231 personas. De esa cantidad, el 40. 7% corresponde a niños y adolescentes de 5 a 17 años, lo que demuestra que es una etnia con gran cantidad de jóvenes, pero con un futuro poco prometedor para estos, pues el 47. 8% de los indígenas mayores de 15 años es analfabeta y, si se ve desde el punto de vista de género, son las mujeres indígenas quienes encabezan las cifras de analfabetismo.

El estudio revela que la inasistencia escolar de los niños indígenas se debe a la falta de recursos económicos (48. 6%), a la ausencia de centros educativos en las comunidades y a la falta de pertinencia cultural en la educación (43%).

El 51% de los 285 mil 231 indígenas vive en comarcas indígenas, las que se caracterizan por la precariedad que tienen al acceso de los servicios básicos como acueductos, electricidad, escuelas y centros de salud. Según el estudio de OIT/IPEC, la mayor parte del trabajo en estas áreas es de subsistencia, sin llegar a ser una fuente de ingresos económicos. El círculo de pobreza se acrecienta porque los niños y adolescentes abandonan la escuela para trabajar, y sin educación no pueden mejorar -a largo plazo- sus condiciones de vida ni las de su familia.

De acuerdo con la Encuesta de Trabajo Infantil de 2000, la fuerza laboral infantil y adolescente indígena representa el 17. 91% del total de la población infantil y adolescente trabajadora de Panamá.

Los datos señalan que 10 mil 304 menores entre 5 y 17 años están involucrados en trabajo infantil en sus peores formas: siete mil 67 niños y adolescentes, y tres mil 237 niñas y adolescentes; cifra que deja por sentado que los niños y adolescentes indígenas están más involucrados en el trabajo infantil que el resto de los menores del país.

¿En qué se ocupan? La agricultura es la actividad más desarrollada por estos niños y adolescentes, donde realizan diferentes trabajos como la zafra de caña y de madera, o trabajos en fincas cafetaleras y bananeras. El trabajo en la agricultura está muy ligado a la familia, pues esta se traslada en busca de un sustento familiar, lo que termina involucrando a los menores en el trabajo como una mano adicional a las de sus padres.

El coordinador subregional para Centroamérica, Panamá, República Dominicana, México y Haití del programa IPEC de la OIT, Guillermo Dema, expuso el caso de los indígenas que migran hacia fincas cafetaleras en Costa Rica, situación que obliga a las familias a vivir hacinadas.

Otros tipos de trabajo peligrosos que el informe revela son la pesca en altamar (en la comarca Ngöbe Buglé) y el buceo de langostas y pulpos, realizado por niños kunas. Además, deja un tono de alerta sobre la explotación sexual infantil en áreas como Kuna Yala, lo que se asume es debido al turismo.

Planteando soluciones

‘En la OIT, venimos diciendo que no hay estrategia viable de lucha contra la pobreza si no contempla el factor del trabajo infantil. Una de las principales causas de trabajo infantil es la pobreza, la insuficiencia de ingresos en los hogares, pero, a su vez, el trabajo infantil es generador de pobreza, es decir, estamos hablando de un círculo. Si queremos tener estrategias viables de lucha contra la pobreza, es necesario que incidan sobre el trabajo infantil, porque si no los niños y niñas trabajadores de hoy serán madres y padres de familias pobres en el día de mañana’, explica Dema.

El estudio ofrece recomendaciones, sobre todo involucrar a la población. Resalta que deben establecerse ‘medios de prevención y erradicación y políticas sociales dirigidas específicamente a las poblaciones indígenas, involucrando a las autoridades y organizaciones indígenas representativas para unir esfuerzos en contra del trabajo infantil de niños, niñas y adolescentes indígenas, especialmente en sus peores formas’.

Sin embargo, Dema señala una recomendación en particular, pues dice que mediante esta se pueden lograr varias más: ‘Buscar un mecanismo para una concertación entre Costa Rica y Panamá para que se busquen soluciones concretas en conjunto’.

Asegura que esa recomendación se concretizará del 18 al 19 de abril en David, Chiriquí, donde las instituciones vinculadas al trabajo infantil de ambos países dialogarán en busca de medidas para combatir el trabajo infantil peligroso indígena.


 
 
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