Publicado el viernes 23 de febrero de 2007 - Edici�n No. 884 | Inicio | | Foros | Favoritos | Buzón | ? |
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POR LA SOMBRITA

Buen compañero, nunca cambies

'Nunca te olvidaré', le decimos a una persona y diez años después la encontramos en el supermercado, su cara nos 'suena' pero no sabemos de dónde.

Roxana Muñoz

Está por cerrar febrero, al que le han puesto el mote del mes del amor y la amistad.

Las vitrinas de los almacenes ya archivaron los corazoncitos para sacar esos maniquíes con niños uniformados.

Y una cosa tiene que ver con la otra porque amistades para recordar son las de la escuela. Con los amigos de la infancia se tiene una relación a prueba de apodos y chichones. Mientras en los barrios las vecinas pueden no hablarse nunca más porque Juanito le rompió la cabeza a Ricardito y le tuvieron que coser tres puntos, ese par al día siguiente está como si nada jugando fútbol y mostrando la herida como trofeo.

Y en medio de raspones y gritos hay chance para la ternura. Por eso es que todavía guardo mi cuaderno de despedida de sexto grado. Lleno de flores y corazones con las firmas de todos mis compañeros. Y ustedes vieran esas firmas, tienen piquete porque todos practicábamos para el día que tuviéramos cédula.

De allí en adelante, cada año que pasa es una despedida agridulce, todos queremos pasar de grado, pero nadie quiere dejar atrás a sus compinches, al combito, a los entrañables compañeritos pío pío. La gran despedida es la de sexto año. A nosotros nos prohibieron rayarnos la camisa, lo hacíamos a escondidas, pero nos desquitamos en el anuario, a cada compañero le escribieron un mensaje de despedida que iba más o menos así: "desde el planeta de sanbailongo llegó la incomparable y sin igual xxx para atraparnos con su sonrisa de alambre. Cuando come boliqueso su frase favorita es "no fity". Nunca te olvidaremos pecosa".

Aunque diez años después todo eso suena cursi, una no puede negar lo sentido que es despedirse de la secundaria. En esos últimos días, todos nos prometemos mantenernos en contacto, no olvidarnos jamás.

"Nunca cambies" nos decimos, lo que significa que eres una linda persona, mantente así, pero también es una ironía porque todos cambiamos y 15 años después unos se ven mejor que otros y entre esos otros algunos tienen menos pelo y más pancita.

Claro que también cambian los intereses y los gustos, es por eso que las amistades de la escuela, cuando no se frecuentan, quedan congeladas en el tiempo. Uno pierde lo que tenía en común y cuando se topa, por casualidad, con alguien de la generación, muchas veces una no se acuerda ni del apellido y las preguntas son: ¿y qué has sabido de fulano?, ¿supiste que mengano se fue a vivir a Estados Unidos?, me contaron que el profesor tal todavía sigue dando clases.

Afortunadamente, esas despedidas con tanto sentimiento solo ocurren en los años escolares, cuando uno se cambia de trabajo, lo botan o se jubila no tiene que dejarse rayar la camisa ni hacer un cuaderno con corazones y mensajes de amor. Bueno, a menos que usted quiera.


 
 
 
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