En el maletín de Louis
Louis Vuitton se vistió fashionable chic para abrir su primera tienda en la isla caribeña holandesa de Aruba y se prepara para hacerlo en Panamá a mediados de julio en la nueva sección de Multiplaza Pacific. Patricia Aramburú
El código de vestir de la elegante invitación para el coctel de inauguración de la tienda Louis Vuitton (LV) en Aruba no podía decir nada más ni nada menos que "fashionable chic". Prometía ser todo un evento de lujo internacional que reuniría a personalidades de la farándula caribeña, venezolana y brasileña.
Y así fue. El 1 de febrero, Philippe Schaus, vicepresidente senior de Louis Vuitton Malletier y Frédéric Morelle, presidente de Louis Vuitton Latinoamérica y Sudáfrica, junto con Fredis J. Refunjol, gobernador de Aruba y la modelo top brasileña Adriane Galisteu, cortaron el pañuelo de seda LV que abría de par en par las imponentes puertas de vidrio que dejaban entrar a la nueva tienda de la firma francesa, ubicada en el boulevard central, en el corazón de Oranjestad, la capital de Aruba.
La brisa marina llegaba hasta el local, ubicado a pocos metros de la arena. El movimiento caribeño era contagioso. Los turistas caminaban, energizados y con poca ropa, frente al coctel, que se celebraba dentro y fuera de la tienda, mientras los invitados, en su mayoría locales, disfrutaban de la música electrónica de la fiesta.
>Próxima parada: Panamá
Son justo los turistas el mayor atractivo de Aruba para marcas de lujo como Louis Vuitton. En la isla viven apenas unos 100 mil habitantes, pero es visitada anualmente por 1. 3 millón de turistas. La oportunidad de enamorar a tantos visitantes de los productos Vuitton es lo que llevó a la compañía francesa a Aruba, explica Philippe Schaus, luego de estudiar el mercado por varios años.
Diseñada por el Departamento de Arquitectura de su oficina en París, en colaboración con el equipo de arquitectura para Latinoamérica, la boutique deslumbró a todos los que participaron de la gala de apertura.
"Cada tienda que abre LV se adapta al estilo y cultura del país, pero mantiene la esencia clásica y la historia de la marca", comentó Frédéric Morelle. En Aruba intentaron dejar la mayor cantidad de espacios abiertos posibles, mucha iluminación, diferentes alturas, formas geométricas y texturas en los pisos con madera africana, mármol y alfombras de algodón. Los muebles los diseñan siguiendo su modelo base y los que utilizan en Latinoamérica y el Caribe los confeccionan en Argentina y luego los embarcan a su destino final. La mezcla de bronce y aluminio expresa el espíritu avant-garde de LV.
Algún parecido tendrá la tienda que planean abrir en la nueva sección de lujo de Multiplaza Pacific Panamá para mediados del mes de julio de este año. Así lo confirmó Morelle. "Intuición", fue lo que sintieron los altos ejecutivos de LV cuando decidieron empezar a planificar su tienda en este país. Será la primera tienda en la región centroamericana, hace 15 años abrieron la primera en Latinoamérica –ya hay en México, Colombia, Argentina, Venezuela y Brasil– y el presidente para Latinoamérica recalcó que están muy emocionados por la decisión. Consideran que Panamá está creciendo y que les conviene formar parte de la oferta de moda del mercado, ya que luego de estudiarlo por años notaron que el país se está convirtiendo en uno de los centros de inversiones y de tránsito más importantes de la región.
Aún no saben quién será el gerente o a cuántos empleados contratarán –al menos no lo están indicando todavía–. A su debido tiempo, dice, –planean entrar a remodelar el local en marzo– darán a conocer sus intereses y afirman que buscarán ayuda en el mercado local.
¿Planean hacer una inauguración por todo lo alto como en Aruba? "Claro que sí, todo lo que hacemos es de la mejor calidad", afirma Morelle.
>Tradición contra la piratería
Al hablar de Louis Vuitton pueden venir a la mente muchas cosas, como los legendarios trunks o maleteros, que son su colección insignia para viajar, o las carteras Monogram o Damier que llevan las iniciales de la marca. Después de todo es una de las firmas francesas de lujo con más historia, y también la que imitan los piratas de la moda.
"A diez metros de distancia podemos distinguir una imitación", afirma el vicepresidente. "Tenemos un presupuesto de 15 millones de euros (19 millones de dólares) al año para combatir la piratería. Lo más importante es ganar el apoyo de los gobiernos. España es el segundo país, después de Francia, donde la falsificación es un delito penal. Poco a poco en Estados Unidos, Europa y Asia, los gobiernos están descubriendo que la falsificación forma parte de un mundo subterráneo ligado al crimen internacional".
Desde los principios de la firma, en 1854 en París, cuando comenzó a adquirir fama internacional, la piratería ya era un problema para los Vuitton. Georges Vuitton, el hijo de Louis Vuitton, diseñó, en 1896, el canvas Monogram (inspirado en la cultura japonesa) y lo patentó para combatir a los grandes imitadores. En 1914 abre su primera tienda en Champs-Elysées, que es hasta hoy día la más grande de las 340 que tienen alrededor del mundo y todas son controladas por la sede de la compañía en Francia; esta se unió a Moët Henessy y formó el grupo LVMH, uno de los imperios más poderosos en la industria de la moda, que maneja marcas como Dior, Loewe, Celine, Givenchy, Fendi y Marc Jacobs, –quien es el director creativo de LV desde 1997–, entre otras.
>Legendaria seducción
Los ejecutivos de LV que viajan por el mundo promoviendo su marca aseguran que la mujer que escoge LV compra una emoción. "El lujo es un objeto que se compra con emoción, o se regala con emoción o se recibe con emoción", dice Yves Garcell, el presidente de Louis Vuitton internacional en un comunicado.
La mujer que compra esta marca, asegura, compra el mito del artesano que abrió su fábrica a mediados del siglo XIX. Compra las imágenes del último desfile de Marc Jacobs, compra la calidad del diseño y confección que conlleva llevar un producto, ya sea una cartera, un maletín, un zapato, de la fábrica, en Asnières, a la tienda, proceso que toma aproximadamente de uno a dos años.
Explica Schaus que la gran cualidad de la marca es la calidad, desde el siglo XIX cuando la monarquía europea viajaba solamente con Vuiton, hasta el siglo XXI que está disponible para un mercado más amplio, y "no estamos dispuestos a comprometerla", asegura contando que tres mil artesanos, en fábricas de Francia y España, hacen los productos con la misma perdurabilidad que hace 150 años. "¿Por qué comprar algo que se destruirá en seis meses? Tenemos clientes que, tras veinte años, traen un bolso para reparar. El lujo es también eso. Si se considera el valor exacto de uso, y todo lo que conlleva, no es tan caro. Para quienes dicen que no quieren comprar una LV porque es muy cara les decimos, bueno, compren otra, pero no compren imitación", asegura Schaus.
Japón es su mercado más lucrativo. Los asiáticos se vuelven locos con los productos LV, y es que según afirman Schaus y Morelle, los japoneses buscan un sentido muy alto de calidad y de perfección en la confección y "por ello aprecian nuestros productos".
Fuera de la tienda en Champs-Elysées se forma una larga fila, en su mayoría de asiáticas, que esperan para entrar a la boutique Vuiton. Pero solamente podrán salir de allí con dos bolsos, esa es la política de la empresa.
"No somos una industria que puede confeccionar 10 mil bolsos en un día; tenemos limitaciones en cuanto a capacidad por los materiales y tiempo, por eso no queremos que alguien compre diez maletas de una sola vez. Nos gusta limitar el número para permitir a otras personas poder tener la oportunidad de comprar. Pero no tiene nada que ver con la nacionalidad de la persona", aclara el vicepresidente.
El compromiso de los que trabajan para LV es que el cliente que escoja su producto "tenga la mejor experiencia al comprarlo", explica. "Cuando compras una LV compras un elemento de una herencia europea de 150 años, eso es único y se extiende mucho más allá de lo que dice la etiqueta del precio".
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