Publicado el viernes 3 de noviembre de 2006 - Edici�n No. 870 | Inicio | | Foros | Favoritos | Buzón | ? |
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EL PERSONAJE
María Carrasco
La bailaora que diseña

La bailaora española hizo escala en Panamá en su gira centroamericana para presentar su espectáculo 'Tiempos Flamencos', y comenta que le gustaría volver con 'Carmen'.

Ileana Pérez Burgos

La puerta del teatro estaba cerrada; la fila del público a la espera comenzaba a crecer y la lluvia amenazaba con recomenzar. Dentro, el taconeo de siete bailaores llenaba el Teatro Nacional.

La bailaora María Carrasco había pedido unos minutos más para hacer un último y corto ensayo, para probar las tablas con los bastones y los tacos antes de comenzar. Su padre, Vicente Carrasco, corría de un lado a otro, recogía mantones por aquí, se detenía a hablar con los organizadores o la prensa, y como buen padre hablaba con orgullo de su hija.

‘Cuando tenía cuatro años, ella bailaba cuando oía una canción de Lola Flores o de Rocío Jurado. Ya bailaba por intuición sin haber ido a cursos ni nada’, comenta. Él acompaña a María siempre que puede, que no es muy frecuente por su trabajo en la productora de vestuario que tiene la familia.

Estuvo con ella cuando se presentó en Jordania frente a los reyes, y ahora, vino porque tenía deseos de conocer Centroamérica. Panamá era la última parada, luego de Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua y Costa Rica.

Cuenta que fue justo a los cuatro años cuando matricularon a María por primera vez en una escuela de danza y de allí no paró. Graduada de danza española en el Conservatorio de Danza de Madrid decidió estudiar flamenco con maestros como Paco Fernández, El Guito, Tati, Merche Esmeralda y Rafael de Córdova.

María es la primera en su familia que baila flamenco, y no solo baila, también es coreógrafa y diseñadora de vestuario. O sea, que toda la producción pasa por sus manos.

Carrasco golpea el bastón sobre el escenario al compás de una alegría que se va tornando bulería mientras los bailaores zapatean. Posicionada allí, con don de mando, su cargado maquillaje de escenario y ojo crítico, se ve mayor que sus 30 años. En el palco frente al escenario, el director técnico Fernando De Gabriel, quien es además su novio, regula las luces y ella le hace pedidos desde el escenario. El momento se va tornando tenso pues apenas faltan minutos para comenzar. Ya hay que abrir las puertas.

María declara terminado el ensayo y todos corren a terminar de arreglarse, pasa una buscando un mantón rojo y pasa otro preguntando por las botellas de agua. La bailaora como si nada, se sienta frente al espejo a retocarse la base, la sombra y el labial rojo mientras contesta a las preguntas.

>Coherente y teatral

‘Hago un flamenco muy teatral y luego un flamenco que sorprende porque la gente va esperando un poco el flamenco de fuerza, de energía y tal, y yo creo que hago un flamenco delicado, sin perder su pasión’, explica. Sus palabras parecen contrarias a lo que se ve en el escenario, mucha fuerza en sus movimientos y expresiones.

Lo que la distingue, según algunos críticos, e incluso ella misma, es la coherencia que hila sus espectáculos, desde la música hasta el vestuario.

‘Creo que tengo un estilo que llega mucho al espectador porque va directamente a las emociones. Tiene mucha coherencia en todos sus elementos, el vestuario, las luces, la coreografía, porque como más o menos todo lo diseño yo, no es lo mismo cuando hay un director >>> escénico, un coreógrafo y que yo no tendría que estar 15 minutos antes dando órdenes, y eso está muy bien y es muy profesional, pero luego ves que a los espectáculos les falta coherencia porque cada uno ha dirigido su parcela’.

Sobre los palos (bailes) del flamenco que prefiere, más que elegir uno, insiste en que lo que busca es representar cada uno con la emoción que inspira.

‘Disfruto mucho de las alegrías porque es un palo muy alegre, pero también disfruto de la soléa, que es un palo muy profundo. Cada palo que bailo lo disfruto porque intento darle el estilo que le corresponde, si bailo unos tangos sé que es un baile sensual, erótico, y no es como bailar una seguirilla, que es un palo muy triste, muy solemne, que creo que le pasa a mucha gente que baila igual unos tangos que una soléa’, explica.

Otra tendencia en el flamenco con la que no está de acuerdo es ‘que se está unificando entre la mujer y el hombre. Creo que la mujer se tiene que diferenciar en su baile, en un baile femenino, y el hombre un baile masculino. Ahora mismo con la evolución de la técnica, las mujeres zapatean muy bien y entonces pierden los brazos, pierden el cuerpo, pierden el movimiento de falda y bailan igual que los hombres’.

El espectáculo Tiempos Flamencos que presentó en Panamá inició con una sevillana y justo después con fuerte intensidad en los pies. Una de las piezas más gustadas fue Qué no daría yo, en la que incorpora mucho lo teatral. Esta pieza fue una de las adiciones que renovó este espectáculo, pues este se preparó por primera vez en 1998, y ahora María lo vuelve a presentar con nuevos matices. Por ejemplo, agregó un piano a los instrumentos.

Dice que de tener más tiempo, le gustaría hacer más producciones, pues logra preparar una cada año o cada dos años. Su obra más comentada fue la adaptación de Carmen que estuvo nominada a los premios Max de las Artes Escénicas en 2004, y que espera traer a Panamá y Costa Rica el próximo año.

Pero este año, en abril, estrenó en Madrid su nueva producción, La Cenicienta, una adaptación flamenca del cuento clásico para niños, que repetirá en gira por España este diciembre.

‘Es un espectáculo súper original que los niños y los padres disfrutaron mucho porque tenían los elementos del humor, de la danza flamenca que era algo bastante original y luego unificamos otros estilos de danza, por ejemplo, el príncipe era un bailarín de salsa. Era muy divertido’, cuenta.

>Sin pasión, no sirve

Entre bailar y coreografiar, María decide no escoger, aunque se le nota una inclinación por todo lo que implica crear. ‘El proceso creativo a mí me gusta mucho, ver cómo tus ideas se van haciendo realidad, y luego la escena, pues es inmensamente bonito la entrega al público, pero todos estos nervios. . . hasta que estás allí preparada y todo acaba’, comenta, aunque no luce nada nerviosa.

La bailaora además enseña tanto diseño como flamenco en la Universidad Juan Carlos I y en la escuela superior de danza de Alicia Alonso. Comenta que a sus estudiantes les recalca ‘que no son funcionarios y que esto no es un trabajo, es una vocación. Entonces, tienes que estar entregado a esto, y hacerlo porque te guste, si no, no sirve de nada, si no dedícate a otra cosa, porque la cantidad de tiempo que hay que dedicarle a esto con otra cosa serías rico, esto es una vocación y si no lo haces con pasión no sirve’.

También les enfatiza que deben ser humildes, que no pueden esperar tener el trabajo que soñaron apenas se gradúen. ‘En todos los trabajos hay que aprender, hay que formarse, hay que bailar mucho, a lo mejor sin cobrar, pero para aprender, porque la gente sale del conservatorio sabiendo danza pero no sabiendo lo que es un teatro, un teatro es otra cosa’, agrega.

Su padre llega a recordarle que ya debe comenzar. ‘Pero me dijeron que comenzaría tarde’. Él le responde ‘cinco minutos, pero no puedes atrasar más’.

Antes de despedirnos y vestirse, nos habla del baile flamenco que más la ha impactado.

‘De pequeña, de una bailaora justamente Carrasco también, Manuela Carrasco que me impactó mucho, aunque yo ya conocía el flamenco y tal, me impactó mucho su baile, su raza, su fuerza. . . ’.


 
 
ESTA SEMANA
La bailaora que diseña
Vigilancia ante la violencia doméstica
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