Luisa Massarani vive para motivar, a quienes la leen y escuchan, a descubrir en cada tarea, sea lúdica o profesional, un rastro científico. Brasileña de origen, vino a Panamá a revelar que la ciencia no es solo para científicos.

¿Por qué le apostó al periodismo científico?

Porque, aunque en 1987 me gradué como periodista en la Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro, yo pensaba ser bióloga. Pero luego me di cuenta de que corría el riesgo de quedarme solamente trabajando en una investigación, nada más. Y eso me pareció poco interesante, por eso decidí ser periodista científica, de esa manera podría andar como una mariposa, por aquí y por allá, es decir, en varios temas a la vez.

¿Consideraciones clave en el periodismo científico?

Antes de abordar un tema, debemos preguntarnos cuál es su importancia. Otro punto importante a considerar es el impacto que las ciencias tienen en la sociedad, y eso puede llegar a ser positivo o negativo también, por qué no decirlo. Y para eso hay que buscar fuentes que le den un balance a nuestros artículos, para que no nos quede como una nota de prensa. Hay que ser críticos, teniendo en cuenta también que puede haber intereses involucrados en los avances de las ciencias. Pero claro, en el periodismo científico no existe una receta para desarrollar un tema, porque todos son diferentes.

¿Cómo logra deslizarse entre científicos?

No es verdad que el mundo científico es de hombres nada más. Las mujeres también ocupan puestos importantes dentro de este mundo, aunque los hombres todavía son los que mandan. Sin embargo, la mujer, día a día, va escalando cada vez más. En Chile, por ejemplo, la personalidad más fuerte en las ciencias es una mujer, y he conocido a mujeres ministras de ciencias.

¿Las ciencias son solo cuestión de científicos?

No. Es muy importante que las ciencias formen parte de nuestra cultura, y no mirarlas como si fueran un mundo aparte, solo para científicos.

¿Las ciencias invaden su hogar?

Mi padre es ingeniero químico y mi esposo es físico, así es que imagínate (ríe). Para que no haya conflictos de intereses, en mi casa está claro que mi vida personal es una y la profesional, otra. Mi vida intelectual no está censurada por mi marido. Lo único que él me pide es que el contenido de mis artículos sean los correctos, sin importar si son beneficiosos o no para las ciencias. Y como por nuestros trabajos ambos viajamos mucho, eso no afecta nuestro matrimonio, al contrario, es una forma de mantener el amor siempre activo, nos contamos cosas de nuestros viajes. A veces, cuando estoy fuera de casa me envía flores, como ahora por ejemplo, hoy me envió desde Brasil un ramo de flores al hotel.