Publicado el viernes 6 de octubre de 2006 - Edici�n No. 865 | Inicio | | Foros | Favoritos | Buzón | ? |
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El dinero y la felicidad
José S. Canto A.
joseca@cwpanama. net

Pensar que el dinero es el vehículo que nos dará la felicidad ansiada es lo más natural del mundo para millones de personas.

Woody Allen dijo en cierta ocasión: ‘El dinero no da la felicidad, pero procura una sensación tan parecida, que se necesita un auténtico especialista para verificar la diferencia’.

En efecto, a menudo se vincula el tener dinero con la felicidad, pero ¿hasta qué punto es el dinero el origen de la felicidad?

Filósofos, psicólogos, psiquiatras, religiosos se han referido al tema en innumerables formas. ¿Por qué el dinero ha asumido tan inmensa importancia en nuestra vida? ¿Acaso dependemos exclusivamente de él para nuestra propia felicidad? ¿Qué es

realmente lo que nos proporciona el dinero?, ¿felicidad, sensación de poder o mera seguridad?

Las posibles respuestas a estas preguntas son siempre personales y quizá influenciadas por el entorno en que funciona la persona. Está por verse si la edad, la clase social, los ingresos, el cociente intelectual y la educación influyen, pues las investigaciones dicen que la felicidad no parece reservarse a un segmento concreto de la población. El dinero hoy, casi siempre está siendo utilizado con propósitos psicológicos y esa es la causa por la cual ha asumido una importancia exagerada y desproporcionada. Para el que no tiene dinero para satisfacer sus necesidades básicas y las de su familia, está claro que le brindaría la ‘felicidad’ , entendida esta como la capacidad de satisfacer dichas necesidades. Pero llegado al punto en que estén adecuadamente satisfechas, ya el dinero no tendría el mismo significado. Entonces empieza a llenar otras funciones para satisfacer otras necesidades.

Necesitamos el dinero en nuestra sociedad; es cierto, pero es necesario comprender profundamente nuestra justa relación con éste. Ni el asceta ni el avaro codicioso han comprendido jamás cuál es su relación con el dinero. No es renunciando al dinero, ni codiciándolo, como podemos llegar a entender esta relación. Necesitamos comprensión para darnos cuenta inteligentemente de nuestras propias necesidades materiales sin depender desproporcionadamente del dinero.

El dinero per se no tiene valor alguno. Su valor está en función de cuán bien éste llena o nos ayuda a cumplir nuestros deseos y necesidades. Parece claro que el nivel de ingresos condiciona el confort y el bienestar, pero está débilmente relacionado con la felicidad que tiene más que ver con temas del corazón, con la realización en el trabajo, la salud y dar un sentido a esta vida.

Quizá más preciso que Woody Allen fue el dicho de Salvador Dalí: ‘No sé si el dinero da o no da la felicidad, pero de lo que estoy convencido es que, sin duda, es el mejor de los sedantes’.

Si nos preguntamos ¿qué es lo que realmente nos hace felices?, la respuesta casi nunca es ‘tener mucho dinero’. A través de diversas encuestas realizadas en Europa y en EU, el aspecto que se considera más importante a la hora de declararnos felices es la relación con nuestros amigos y familiares. El dinero apenas es citado por 8% de las personas consultadas. Curiosamente, en el 90% de los países en los que se llevó a cabo esta investigación la felicidad se relacionaba mucho más con las relaciones personales que con la posesión de bienes materiales.

Aparece también como un elemento importante para construir la felicidad la relación con el trabajo y la disponibilidad de tiempo de ocio. Un número importante de individuos tiende a relacionar el dinero más con el confort y la calidad de vida que con la felicidad.

Diversas investigaciones muestran que son varios los aspectos que tienen en común los que consideran que tienen una vida feliz: Son personas que cultivan redes de afecto sólidas y relaciones personales de calidad, en las que abundan el diálogo, la espontaneidad, pero también la comprensión y la intimidad. Son responsables de lo que les sucede en la vida, sobre todo cuando las circunstancias se tuercen y en consecuencia, actúan para corregir esa situación. Son personas más abiertas a la hora de compartir sus emociones y expresar su estado de ánimo. Hacen de la adversidad una oportunidad de aprendizaje. Cuidan de su salud física y hacen actividades deportivas. Cuanto mejor sea la salud física y, en consecuencia, la higiene mental que ésta genere, mayor será la resistencia psicológica, el nivel de energía y la felicidad declarada. Sienten que realizan un trabajo que les aporta satisfacción personal.

Piense usted sobre esto y pregúntese qué es lo que realmente le hace o le podría hacer feliz.

" El autor es asesor financiero personal


 
 
 
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