A la caza de un arbolito
Ileana P�rez Burgos
�Alima�as, alima�as�, esa era la palabra que colgaba de los arbolitos. Enseguida corrieron las historias de lo m�s fant�sticas, que pon�an serpientes cascabales dentro de carros que transportaban arbolitos en la capota. En mi casa, como siempre, la compra del arbolito se hab�a retrasado. As� que a mitad de diciembre, asum� yo el rol de �busca-�rbol�.
Lo primero que hice fue llamar a t�a Yila que hab�a montado su �rbol desde los primeros d�as de diciembre, y antes de eso hab�a hecho un estudio extensivo de precios y calidades. Pero cerrando el tel�fono, Kereris me advirti� que �ya no hay arbolitos�. Yo no le cre�, porque hab�a visto un par en la calle.
Mi prima Evelyn se apareci� por la casa �sin saber lo que le esperaba� y le dije �vamos al monte, hermanita� y nos fuimos a �cortar� el dichoso arbolito. Mi primera parada fue las Aldeas Gago y nos encontramos con dos coposos arbolitos chocolatosos con un letrero que dec�a que solo estaban a la vista porque por �su color ocre� no ser�an vendidos. Incr�dula, le pregunt� al Sr. Ricardo Gago, y su historia sobre los famosos �rboles en cuarentena casi me hace llorar. Fuera de la tienda, �l ten�a 13 contenedores con arbolitos en iguales condiciones. ��Los mat� la fumigada?�, le pregunt� yo. �No, la temperatura�. Los pinos hab�an sido cortados a 0 grados, hab�an viajado a puro aire acondicionado, a 5 grados, y el gobierno los hab�a mantenido 11 d�as a 20 grados. Ninguno aguant� tal temperatura.
A�n as� no perd� la esperanza. Llego al 99, recomendado por la t�a, y �no hay�. Me llama una amiga que en Pricecostco tampoco hay. Me voy a otra cadena de supermercados y era un horror que se atrevieran a vender tales �rboles, m�s secos que los exhibidos por el se�or Gago. Encima, comienza a caer un torrencial aguacero a mediod�a. �En diciembre? Qu� Navidad. Sin �rbol y con lluvia. En eso pasa frente a nosotras por la 12 de octubre un cami�n lleno de lo que parec�an ser coposos arbolitos. �Vamos tras �l�.
Tres sem�foros m�s abajo lo perdemos, pero lo vimos doblar por la Trans�smica. No nos dimos por vencidas, y seguimos por la v�a intentando ubicarlo y ech�ndole ojo a todos los supermercados que nos encontr�bamos en el camino. Nada. Regresamos a casa con las manos vac�as.
A las 6:30p.m., Evelyn hab�a desistido de la misi�n y, entonces, reclut� a Yusbell. Llegamos a unas toldas en v�a Espa�a donde hab�a arbolitos, mojados por la lluvia, y con el tono m�s verde que hab�a logrado encontrar. Un se�or simp�tico nos presentaba a cada arbolito como si fueran primos suyos. No estaban hermosos, pero estaban comprables. Est�bamos entre un �rbol alto y escu�lido, y uno chiquito con algo m�s de hojas. Escog� el �ltimo, pensando �ya me imagino lo que dir�n�.
Cuando llegamos a casa las quejas no tardaron. ��Qu� es esto?�, �te dije que para comprar uno feo no compraras ninguno�, �se ve medio seco�, �la base est� m�s grande que el �rbol�. Tres d�as despu�s el �rbol todav�a segu�a sin adornos. Nadie le agarraba cari�o, pero el peque�o pino ten�a la casa impregnada a Navidad.
�D�jame ver ese �rbol que s� huele�, me dijo una amiga al entrar. Y yo con verg�enza le advert� sobre su apariencia. �No ser� bonito pero es poderoso�, fue su conclusi�n. El arbolito comenzaba a ganar puntos.
La noche siguiente, nos animamos a decorarlo mis primas y yo. Pero terminamos bebi�ndonos una botella de vino y comi�ndonos dos quesos antes de siquiera poner un bomb�n. Entonces, a una la llam� su esposo y a la otra su mam�, y qued� sola con el �rbol. Ni qu� remedio, lo decor� como mejor pude bajo el efecto del vino y del sue�o.
No ser� lindo, pero tiene buco foquitos y huele como ninguno.
|