Publicado el viernes 12 de diciembre de 2003 - Edici�n No. 723 | Inicio | | Foros | Favoritos | Buzón | ? |
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Acuerdos salvadores: El tercero

Para vivir en armon�a es indispensable promover la comunicaci�n efectiva. Si en lugar de suponer, confirmamos, facilitaremos el proceso

Julieta de Diego de F�brega

Cu�ntas veces ha sufrido la desilusi�n de recibir como regalo de cumplea�os algo que realmente detesta �de parte de su marido�, o se ha quedado esperando que sus hijos frieguen los platos despu�s de comer para que no le toque a usted enfrentar la zona de desastre cuando llega cansada de la oficina?

�Le ha pasado que cada vez que su esposo se sienta a cuadrar la chequera comienza a cambiar de color y cuando termina se mete de cabeza en un juego que est�n pasando por televisi�n y nada que usted diga o haga lograr� que confiese a qu� se debe su pena? Es muy posible que un a�o despu�s, en alguna griter�a, descubra cu�nto le molesta que usted le pase un subsidio a su hermana la fresca.

Todas estas situaciones son producto de la falta del tercer acuerdo: �No hagas suposiciones�. D� lo que quieres, c�mo lo quieres, cu�ndo lo quieres y d�nde lo quieres. Si no entiendes algo, pregunta, sin pena y, si es necesario, mil veces hasta que entiendas. Y cuando est�s tratando de mandar un mensaje aseg�rate de que tu interlocutor comprende perfectamente bien qu� es lo que le quieres decir.

Si uno analiza a conciencia este acuerdo, llega a la conclusi�n de que es b�sico para una comunicaci�n efectiva entre los seres humanos. Y esto nos lleva a otro punto que tambi�n es fundamental: cada quien utiliza sus propios par�metros para descifrar los c�digos impl�citos en cualquier comunicaci�n. Por ejemplo, si yo digo �estoy muerta de hambre� probablemente significa que mi cabeza le est� recordando a mi est�mago que no recibe nada desde hace m�s de cuatro horas. Pero si un ni�o en Etiop�a dice �estoy muerto de hambre� probablemente signifique que tiene m�s de una semana de no ingerir ning�n alimento o que literalmente est� a punto de exhalar su �ltimo aliento.

Veamos otro caso: los pap�s nos pasamos cantalet�andole a los ni�os que para poder salir los fines de semana tienen que traer buenas notas en su reporte semanal. Lo que no les decimos es �qu� son para nosotros buenas notas? A lo mejor su ni�o est� en un sal�n donde el promedio general es 4.0. Eso significa que si �l trae un 3.7 est� en el percentil m�s alto de su clase. Obviamente, son pocos los pap�s que consideran notas debajo de 4.0. como una buena calificaci�n.

Claro que a todos nos gustan las sorpresas, sobre todo las agradables, pero dif�cilmente se puede complacer a una persona si no tenemos claro qu� es lo que est� esperando de nosotros. Ya est� por llegar la Navidad y en todos los hogares hay ni�os escribi�ndole cartas kilom�tricas a Santa. Ellos, en su inocencia, asumen que la bolsa del barrig�n del vestido rojo puede producir una cantidad ilimitada de regalos. Bien. Es bueno explicarle a los ni�os, incluso a los peque�os, que eso no es necesariamente cierto. No en vano dicen por ah� que en guerra avisada no muere soldado y para todo padre es dif�cil ver la cara de desilusi�n de un ni�o que no recibi� lo que esperaba.

Sea claro con sus hijos. Si la familia est� pasando por una situaci�n econ�mica delicada �como est� sucediendo actualmente gracias al desempleo� es bueno que los ni�os lo sepan. No hay que darles la informaci�n con d�lares y centavos, pero s� es conveniente explicarles el concepto.

Si uno est� a punto de firmar un contrato de trabajo se vale preguntar hasta la saciedad qu� beneficios incluye la oferta recibida. Se vale tambi�n pedir que los pongan por escrito. Yo veo esto un poco como los anuncios de detergentes en los que ponen dos camisas blancas una junto a la otra. Si las vemos separadas ambas lucen del mismo color, pero al acercarlas notamos que una est� m�s percudida que la otra. En otras palabras, ni siquiera todos los blancos son iguales.

Cada ser humano tiene su propio �imaginario� producto de sus experiencias. Todos son diferentes y por eso es que en toda negociaci�n es indispensable homologar, unificar conceptos, traducir. Solo as� evitaremos malos entendidos y los sufrimientos que �stos conllevan. Solo as� podremos comunicarnos efectivamente.